Por Israel Quiñones
En medio de la confrontación política que hay en el país, los intereses sociales quedan de lado ante la lucha por el poder. Ciertamente no se trata de una confrontación polarizada, pues no se trata de polos iguales, pero si es una confrontación directa entre poderes sociales, económicos e institucionales; sin embargo, la clase trabajadora queda en una especie de desamparo, pues aunque el capitalismo financiero se ha esforzado en sustituir al capitalismo industrial y en muchos casos el trabajo de oficina ha aumentado, la clase trabajadora no ha desaparecido y los sindicatos continúan una lucha contra la precarización y el respeto por los derechos laborales.
La patronal sigue con su batalla por mantener privilegios fiscales, obreros patronales y de injerencia política en las decisiones del país. Por otro lado, el gobierno intenta mantener una estabilidad política de gobernabilidad ante una campaña de desinformación en la que grandes capitales han sido gastados para impulsar una narrativa opositora mediática, además de generar un descontento social a modo de manual de golpe blando; sin embargo, el verdadero descontento al que tendría que enfocarse el gobierno no es al capricho de la clase empresarial que se construyó a partir de las herencias y las concesiones gubernamentales, sino a lo que el movimiento obrero ha venido expresando y que realmente repercute en la sociedad.
Es verdad que los incrementos al salario mínimo han sido factor para poder afrontar la inflación provocada por la pandemia y el conflicto bélico en Eurasia, pues la revalorización del poder adquisitivo del salario es una demanda histórica desde los años 80 y a pesar de los reclamos empresariales, los incrementos al salario mínimo se realizaron, así debiera de ser la política laboral, se deberían solucionar conflictos para beneficiar los derechos laborales, pues los que realmente mueven la economía son los trabajadores y no los grandes magnates.
Un ejemplo claro de la lucha laboral, la podemos ver en lo que está ocurriendo con Twitter. Independientemente de lo ocurrido en nuestro país y las preferencias políticas de quienes se encontraban al frente de esta compañía en territorio nacional, en el mundo los despidos realizados por Elon Musk, han violentado leyes y derechos laborales de diferentes gobiernos, además muchos trabajadores de la compañía han decidido que la única opción con la que cuentan para defender su trabajo es la de organizarse o unirse a un sindicato, de tal manera que en Londres el sindicato Prospect Union, una organización especialista en trabajo de nuevas tecnologías, ha anunciado que cientos de trabajadores de la firma se han afiliado a este sindicato.
Otro ejemplo internacional puede verse en lo ocurrido en Qatar en el marco del mundial de fútbol, los trabajadores que se encargaron de la construcción de los estadios para este evento lo hicieron bajo condiciones muy precarias y en las que la explotación fue fundamental para las compañías encargadas de cumplir con los plazos de tiempo con el comité organizador. Además, se sabe que hubo más de 6 mil muertes de trabajadores, las cuales trataron de ser ocultas ante los ojos del mundo.
Este 21 de noviembre se conmemora el 100 aniversario luctuoso de Ricardo Flores Magón, autodenominado periodista de combate, un luchador incansable por los derechos de los trabajadores, revolucionario y no solamente desde el anarquismo, del cual era un fiel seguidor, sino desde el campo de las ideas. Cimentó las bases para que los trabajadores tuvieran un rumbo para organizarse. Hoy al igual que en tiempos de Don Ricardo, los sindicatos no solamente enfrentan la voracidad del capital, sino que también deben hacer frente a la narrativa mediática que intenta desprestigiar la lucha por los derechos laborales, a final de cuenta los grandes medios de comunicación son empresas con intereses económicos y políticos.
Es curioso que estemos en la era de la comunicación y no podamos comunicarnos adecuadamente. La falta de acceso a las herramientas que ofrecen las Tecnologías de la Información y la Comunicación sean instrumentos para fortalecer posiciones financieras de las compañías y que la regulación envuelta en la bandera de la competencia económica sea el mayor obstáculo para que millones de seres humanos tengan acceso al conocimiento, información, educación, pues antes que el interés general están los intereses privados en una economía de mercado y en la que el trabajo no es un derecho, sino que se trata como una mercancía, esa lucha es la que dan los sindicatos, la de enaltecer el derecho al trabajo y los derechos laborales y esa lucha es la que el poder económico no quiere que se dé.
Los conflictos políticos derivados de la lucha por el poder se recrudecen ante las incertidumbres económicas y la sociedad inevitablemente debe elegir una postura. Los intereses populares son los que deben prevalecer sobre cualquier conflicto de carácter económico y político, esta debiera ser la prioridad del estado y el gobierno, mientras tanto la confrontación con el poder económico no le debe distraer de su principal tarea, así como buscar la alianza con el movimiento obrero nacional.