Por Israel Quiñones
En estas fechas todo mundo está al pendiente de lo que vendrá y automáticamente dejamos de lado lo que pasamos durante todo un año. Aunque no contemos con la mística capacidad de adivinar el futuro, cuando el nuevo año llega nos llenamos de expectativas sobre los acontecimientos que llenaran el tiempo de un nuevo ciclo terrestre alrededor del sol.
Cuando llenamos nuestro tiempo que transcurre durante el año, se trata de la acumulación de experiencias, aprendizajes y con ello, fortalecemos nuestra capacidad de quedarnos con ese cumulo de actividades y resultados para nuestro bienestar y el de aquellos que nos rodean, más cuando nuestro trabajo se trata de compartir y compartirnos para lograr un bien común.
La idea es que nuestro recorrido por el tiempo, por los años no quede en el vacío, sino que dejemos un rastro digno de recordar, de heredar a aquellos que nos siguen. La generación de proyectos se trata de compartir nuestras ideas para mejorar las condiciones de nuestro entorno y por supuesto, busca la trascendencia para que otros continúen la tarea que iniciamos en su momento y el momento se vuelve efímero si no se logra compartir en colectividad.
Podemos prever acontecimientos importantes que se darán en este inicio de año 2023, tal como ocurrirá en el Sindicato de Telefonistas, donde ya se tiene una planeación importante para las primeras dos semanas de este mes de enero. Se puede visibilizar que la capacidad de decisión de esta organización va encaminada en pro del bienestar de aquellos trabajadores de nuevo ingreso y al mantenimiento de nuestro Contrato Colectivo de Trabajo, de modo que la tarea sindical se basa en luchar contra el abuso del capital y mantener el bienestar de la clase trabajadora jubilada, activa y futura.
La primera confrontación que tienen las decisiones importantes se da entre las particularidades y la colectividad, es decir, siempre existirá quien pretende imponer sus necesidades inmediatas sobre las de una mayoría, sin embargo, para esto tenemos procesos democráticos claramente establecidos en los estatutos sindicales y en la Ley Federal del Trabajo, donde la decisión mayoritaria se impone sobre las individuales, además contamos con asambleas nacionales y votaciones que se realizan en un formato personal, libre, directo y secreto, de manera que la reflexión personal se convierte en un acto colectivo.
La posibilidad que tenemos de decidir nuestro camino es un acto implícito de libertad y en ese sentido, este acto debe de asumirse con la responsabilidad suficiente y esta llega cuando la acumulación de experiencias y conocimientos que los años nos han otorgado, con esto podemos diferenciar entre la realidad y la falsedad, entre la mentira y la verdad que se emite por medio de los canales a los que tenemos acceso. Al mismo tiempo, que nuestra capacidad de consensar se convierte en una herramienta fundamental para empatizar con las razones del otro o en su defecto, en mantenernos firmes con nuestros argumentos y razones que nos llevan a decidir lo mejor de manera colectiva.
Las épocas decembrinas se prestan para recargarnos en la reflexión, pues de forma natural somos seres cíclicos y el fin de año es un cierre que se presta para pensar y repasar lo que ha sucedido durante los 12 meses anteriores, para cuestionarnos y reafirmarnos o también, para poder cambiar la metodología de nuestros actos. Se trata de renovarse y proponerse una continuidad o un cambio, ya sea radical o en pasos cortos y seguros, pero esto depende de cada uno; sin embargo, en la mayoría de esta toma de decisiones sobresale nuestro entorno inmediato, los nuestros.
Es verdad que este humilde “juntaletras” no puede darles certeza de los acontecimientos que se resguardan tras los siguientes 12 meses que estarán transcurriendo durante este 2023, simplemente podemos compartir buenos deseos y proyectos que posiblemente tendremos la capacidad de impulsar juntos, de manera colectiva y en consenso. Podremos compartir y debatir ideas, pero siempre con la finalidad de encontrar el bien común.
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Este inicio de año nos embarga la tristeza por la partida de nuestro amigo Jorge Belarmino. Que la tierra te sea leve. ¡Hasta siempre compañero!