Hace más de un siglo que la radio nos acompaña en las buenas, las malas y las peores, y aunque las voces catastrofistas no dejan de decir que en la era digital este medio de comunicación es cosa del pasado, hoy no sólo sigue siendo uno de los más confiables y utilizados en el mundo, sino que ha demostrado que aún en este desafiante escenario, no se crea ni se destruye, sólo se transforma.
Pero hablar de este medio de comunicación en su más extenso sentido, exige referirse al poder sonoro que va más allá de lo comercial, pues la radio no es una sola. Vive, convive y evoluciona en sus diferentes formas y autodenominaciones: educativa, de gobierno, campesina, subversiva, universitaria, indígena y comunitaria.
Aunque en términos jurídicos, la radiodifusión comunitaria se puede definir como todo aquél proyecto social que permite a determinadas organizaciones de la sociedad civil, establecer un medio de comunicación para llevar, bajo principios de participación ciudadana, convivencia social, equidad social, e igualdad de género, información relevante en una determinada comunidad, en esencia es mucho más que eso.
En el “Manual Urgente Radialistas Apasionados”, José Ignacio López Vigil apunta que las radios comunitarias “no se someten a la lógica del dinero ni de la propaganda”, pues al tener una finalidad distinta, “sus mejores energías están puestas al servicio de la sociedad civil”.
“Un servicio, por supuesto, altamente político: se trata de influir en la opinión pública, de inconformar, de crear consensos, de ampliar la democracia. En definitiva -y por ello, el nombre- de construir comunidad”.
Para Luis Fernando Martínez, director general de Contacto 98.9 FM-XHCHAL, la radio comunitaria es una valiosa alternativa de comunicación, información y entretenimiento, pero también un espacio de cohesión social, empatía, generosidad, compromiso y pasión.
Cada día, desde hace casi cinco años, la estación radial instalada en el corazón de Chalco, lanza a sus radioescuchas de la zona sur oriente del Estado de México una provocadora invitación: “Haz radio con nosotros”.
“La gente participa con nosotros y no necesariamente en el micrófono. Ha habido quienes nos han traído las sillas, alguien nos ayudó con esta mesa, otra persona donó este vidrio, alguien nos ha donado su trabajo para construir algo. Es gente que a lo mejor no la escuchas, pero que ahí está, involucrada en su medio de comunicación», sostiene el también locutor conocido en el medio radiofónico como «El Zorrro».
Y aunque la intención es lo que cuenta, hace falta mucho más que la buena fe para levantar una antena radial, colocar micrófonos, pagar las cuentas de luz, telefonía y renta: “Aquí todos hacemos de todo porque detrás del micrófono hay mucha investigación, trabajo, pero también mantenimiento, y de apoyo a la comunidad ayudando a que se hagan donaciones para quien necesita medicamentos o ayuda”.
Con la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones y radiodifusión de 2013 y tras casi cinco décadas del inicio de transmisiones de emblemáticas radio huayacocotla y radio teocelo, se reconoció la figura de concesiones de uso social comunitario e indígena, con lo cual se busca hacer efectivo el derecho de los pueblos y comunidades a contar con sus propios medios de comunicación, se promueve la equidad y se avanza en erradicar la exclusión, la marginación y la desigualdad.
Hoy, la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión establece el procedimiento para facilitar el acceso a concesiones, financiamiento a través de los entes públicos, y la obligación del IFT de reservar el 10 por ciento de la banda de Frecuencia Modulada (FM) en la parte alta, así como considerar el otorgamiento de estaciones de Amplitud Modulada (AM) en un segmento diferente para este tipo de concesiones.
Hasta la fecha, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) ha entregado 163 concesiones de uso social comunitario e indígena, de las cuales 138 corresponden al primer formato, y 25 son estaciones de carácter indígena. En la actualidad, son 87 las estaciones que se encuentran en plena operación.
“Son números importantes pero son sólo un referente para decir vamos por buen camino, pero no es lo que tiene como potencial el país… se pueden redoblar los esfuerzos y seguir alimentando las tareas que puedan contribuir a que estos números puedan eventualmente duplicarse”, enfatiza Álvaro Guzmán, titular de la Unidad de Concesiones y Servicios del IFT.
Los proyectos de comunicación de este tipo, reconoce el funcionario, no sólo se enfrentan a los retos regulatorios o legales, tienen barreras económicas importantes, lo que en muchos casos explica el tiempo que pueden tardar en iniciar operaciones una vez que reciben su título de concesión.
“Los costos de adquisición de equipos representan una barrera operativa, de financiamiento, que trasciende lo legal, es por eso que se tiene que ver de forma integral la problemática que tiene que ver con los medios comunitarios e indígenas”.
Si bien el reconocimiento en la ley es una victoria ganada tras décadas de cruzada por la libertad de expresión y el derecho a la información, la radio comunitaria e indígena está sometida a una permanente lucha por su supervivencia y sostenibilidad técnica, operativa y financiera, asegura Fernando “El Jarocho” Hernández Méndez, gerente general de Contacto 98.9 FM.
Y es que para el locutor formado empíricamente en los micrófonos de la radio comunitaria en tiempos en los que conseguir un permiso de operación era un sueño inalcanzable y las concesiones estaban reservadas a los grandes radiodifusores, hacer radio comunitaria suele ser un camino empedrado.
“En Contacto Radio empezamos con un micrófono, una computadora muy viejita que apenas si corría, un mueblecito. Ahora usted entra aquí y hay una cabina, una mesa grande, micrófonos y gracias a la gente que nos ha apoyado, compañeros que además de que aportan su tiempo, porque aquí no cobramos, lo hacemos por voluntad, porque nos gusta hacer radio, aportan económicamente, cuando por ejemplo no alcanzamos a cubrir el mes para la renta”.
El artículo 89 de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión prevé diversas fuentes de ingreso para las concesionarias comunitarias e indígenas, entre las que se encuentra la venta de publicidad a entidades públicas y federales, que pueden destinar a este tipo de estaciones, el 1.0 por ciento de su presupuesto para servicios de comunicación social y publicidad.
Sin embargo, de acuerdo con el propio IFT, un número reducido de concesionarias ha recibido los recursos públicos que dispone la ley, de forma que la medida no ha alcanzado su potencial como mecanismo promotor de la radiodifusión indígena y comunitaria.
“Su aplicación efectiva es clave para contribuir a la sostenibilidad y consolidación de etas concesiones y así alcanzar un sistema mediático más plural e incluyente que responda a las exigencias de una ciudadanía informada y participativa en los asuntos públicos”, se lee en un exhorto a los entes públicos federales, entidades y municipios para que atiendan el artículo 89 de la ley, emitido por el órgano regulador en septiembre de 2022.
Al respecto, Luis Fernando «El Zorro» es claro: “si las mismas entidades desconocen o no cumplen la ley, cómo los obligamos, y luego viene otra situación, si ayudan a cambio quieren que se les hagan favores, hablar bien de ellos, y eso no puede ser”.
Y aunque las penurias económicas no son motivo para callar la voz de quienes hacen radio a través de los 3000 watts de potencia radial de Contacto 98.9 FM, es necesario hablar del “elefante en la sala”: las plataformas digitales, las redes sociales, los smartphones y los influencers.
En la era digital las audiencias, particularmente las más jóvenes, están altamente expuestas a todo tipo de estímulos audiovisuales: En sólo un minuto se envían a nivel global 44 millones de mensajes a través de Whatsapp y Messenger, se ven 694 mil 444 horas de contenido en Netflix y se hacen 3.8 millones de consultas en Google.
“El reto de las radios comunitarias es adaptarse a la era digital, sí se tiene mucha información en la pantalla, pero cuando salió la televisión, decían que el periódico y la radio iban a desaparecer. Creo que vamos a ir de la mano, veo a muchas radios comerciales adaptándose a los medios digitales, eso es lo que tenemos que hacer también las radios comunitarias, las públicas, las indígenas, adaptarnos a estas nuevas formas de comunicar”, sostiene Alí Andrei, locutor e integrante del colectivo Comunicaciones en Contacto Cultura y Bienestar Social, AC.
Erick Huerta, coordinador General Adjunto de Redes por la Diversidad, Equidad y Sustentabilidad (Redes A.C), coincide en la fuerza de los medios digitales y lo que representan para la radiodifusión tradicional, sobre todo cuando se trata de proyectos sociales.
“Muchos de los contenidos de la radio se han vuelto transmedia, entonces, el contenido del programa se vuelve un podcast o después se puede escuchar en una plataforma de video como Youtube. Muchos medios de comunicación radiofónicos han empezado a integrar estas otras plataformas como parte de su servicio a la audiencia, y de esta manera nuevos públicos encuentran estos contenidos, ya no en la radio tradicional, sino en sus redes sociales o en plataformas de audio como Spotify”.
Para Karla Jiménez, conductora del programa “Tejidos Sororos”, las plataformas digitales como Spotify son una valiosa alternativa para conectar con una audiencia que no necesariamente esté habituada a escuchar radio, pero que al enterarse de la existencia de Contacto 98.9 FM, comienza a sintonizarla en el cuadrante radial, una alternativa que tiene una característica a veces olvidada: es gratuita.
“Este año ya estamos también en Spotify, lo que descubrimos es que podemos ampliar a más espacios siguiendo con el formato de radio comunitaria y también atrayendo personas. Cada vez nos conoce más gente de aquí de Chalco que no sabía que transmitimos desde el corazón de su municipio, y que cuando escuchan que aquí pueden opinar, escuchar temas que les interesan, se unen y crece la comunidad”.
Desde la perspectiva de Erick Huerta, los contenidos transmedia significan para la radio comunitaria un valioso eslabón con el mundo digital, pero también un esfuerzo adicional que implica una mayor organización al interior de los equipos en términos de nuevos aprendizajes y habilidades para almacenar, transformar y difundir las producciones que se hacen en las cabinas.
Tal como las manos campesinas aprenden a sembrar, sembrando; la radio comunitaria se aprende, haciendo radio, motivo por el cual la capacitación, el intercambio de experiencias y la colaboración con otros equipos de radialistas, son pilares en los que descansa su capacidad de adaptación y resiliencia.
Y es que la evolución tecnológica que hoy evidenciamos se puede colocar en su justa dimensión si recordamos que alcanzar el hito de 50 millones de usuarios, le tomó a la telefonía fija medio siglo; a la radio 38 años, y a la televisión, 22 años.
Pero a la computadora, le bastaron sólo 14 años para alcanzar 50 millones de personas usuarias; al teléfono móvil, 12 años; a internet, siete años; a Facebook, sólo tres años, mientras que a plataformas digitales como Youtube les tomó únicamente cuatro años, a Twitter dos, y a la app Pokemon GO, sólo 19 días.
Estamos ya en la Cuarta Revolución Industrial y ello significa que la Inteligencia Artificial (IA), la robótica, el Internet de las Cosas (IoT), los vehículos autónomos y la computación cuántica, dejaron de ser conceptos alejados de la cotidianidad.
Sin embargo, aun en esta realidad digital, antes, hoy y mañana podremos asegurar que fuerte, orgullosa, plural y única, “cuando despertamos, la radio comunitaria, todavía estaba allí”.
CON INFORMACIÓN VÍA CONSUMO TIC