A través de la historia diversas barreras han impedido a las mujeres su desarrollo pleno; muchas son discriminadas desde niñas, en su propio hogar; de adultas en el entorno laboral, pero en la actualidad, la lucha que libran 24 horas, siete días a la semana, cobra una nueva dimensión ante una imparable vorágine tecnológica que las enfrenta a nuevos desafíos y anima a muchas de ellas a hacer su propia revolución: la digital.
La paridad de género, la inclusión y la igualdad en todos los ámbitos son banderas que enarbola una ola de mujeres que decidieron aportar su visión al ecosistema digital, pues están convencidas que más allá de ser consumidoras y usuarias, el verdadero cambio surge desde dentro y la manera de materializarlo es a través de disciplinas históricamente estigmatizadas como «masculinas».
Hoy, cada vez más mujeres estudian, se desarrollan profesionalmente e impulsan a otras a ser parte de la revolución digital a través de las llamadas STEM, es decir, carreras relacionadas con la Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas. Aunque el camino es largo y sinuoso, la propia tecnología que las reta en lo colectivo y lo individual, les abre posibilidades nunca antes vistas.
Myrna Lira, AVP de Technology Commercialization en AT&T México, rompió esquemas desde muy joven e inició su propia revolución al convertirse en ingeniera en telecomunicaciones; su decisión no estuvo exenta de cuestionamientos, pero nunca dudó y para ello, reconoce, su familia tuvo un papel primordial al dotarla de la primera armadura: confianza en lo que puede lograr.
“Me parece que si desde el núcleo familiar les enseñamos a nuestros niños, a nuestras niñas que tienen las mismas oportunidades y los mismos derechos creo que ahí vamos a empezar a ganar”.
Con conocimiento de causa, Myrna asegura que sembrar la semilla de la confianza en las niñas es un paso primordial, pero también trabajar en la premisa de que las profesiones no tienen género. Es posible ser una profesional en cualquier área que se desee, desde el manejo de sistemas, programación o codificación. Nada es imposible.
“Las mujeres y niñas tienen habilidades y aptitudes únicas que las hacen excelentes en el tema de tecnología, con su capacidad de trabajar en equipo, creatividad, su habilidad para resolver problemas pueden aportar muchísimo y en gran medida al desarrollo que estamos viviendo, en esta evolución tecnológica”.
El sector tecnológico y el ecosistema digital ofrecen un cúmulo de oportunidades de empleo para las mujeres, aunque de acuerdo con el informe de 2021 del Foro Económico Mundial sobre la brecha de género, ellas representan sólo el 15 por ciento de los líderes en Tecnología de la Información y las Comunicaciones (TIC) y solo el 23 por ciento de la fuerza laboral en TIC. Ahí uno de los grandes retos.
“No ha sido un camino fácil; desde muy chiquita me gustó la tecnología y parte de mis sueños era poder aportar algo al desarrollo tecnológico. Ha sido difícil sobresalir en un mundo en el que primordialmente las oportunidades han sido para los hombres; donde debes demostrar que eres capaz de hacer lo mismo que un hombre, cuando es importante resaltar que la capacidad de una persona no depende del género”.
La formación e incorporación de más mujeres profesionales al ecosistema digital es un cuestión de desarrollo personal, social y económico; cuando una de ellas toma la decisión de dedicar su vida a aportar su visión, se sube un escalón en beneficio de las familias, las empresas y los gobiernos.
“Siempre tuve muy claro que la manera en la que podría sobresalir en la vida era estudiando. Recuerdo que alguno de mis impulsos más grandes era ayudar a mi familia, que tenía una situación económica complicada, y siempre me decían: La forma en la que tú puedes destacar es estudiando”.
En la actualidad, internet es un valioso vehículo para impulsar las capacidades y habilidades de la niñas y mujeres en actividades relacionadas con las STEM. A diferencia de antaño, hoy, el conocimiento está a un clic con una amplia oferta de cursos, talleres y conferencias en diversos formatos que combinan de manera creativa la teoría y la práctica; de hecho en muchos casos es posible acceder de manera gratuita.
Sin embargo, este mosaico de posibilidades se desvanece cuando se observa una dolorosa realidad: la brecha digital de género.
De acuerdo con el estudio “Panorama de la brecha de género en el acceso, asequibilidad y usos de la banda ancha y las competencias digitales”, aunque a primera vista la diferencia entre el número de hombres usuarios de internet y el de mujeres fue de sólo 1.5 por ciento en 2020, la desigualdad va más allá del sólo acceso a internet.
Se trata, explica el documento elaborado por el Centro México Digital (CMD) y la Coparmex, de un fenómeno en el que intervienen diversos indicadores relacionados con el acceso, asequibilidad y usos de la banda ancha y dispositivos, así como de competencias digitales.
Tan es así que en los hogares mexicanos del primer quintil, (20 por ciento de los hogares con menores ingresos) con mujeres como jefas del hogar, el costo del teléfono inteligente más económico representa casi 23 por ciento del total de sus ingresos mensuales, un dato que muestra que la brecha de género es un fenómeno mucho más profundo de lo que parece.
La Calculadora de probabilidades de uso de las TIC y actividades por internet en México, del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), muestra que una mujer de 12 a 17 años de edad, de un estrato económico medio-bajo, que tiene estudios de secundaria y que no trabaja tiene una probabilidad de 71.5 por ciento de tomar cursos o capacitaciones por Internet.
Sin embargo, esta probabilidad va disminuyendo conforme aumenta la edad, y se coloca en 66.6 por ciento en el caso de las mujeres con las mismas condiciones pero que tienen de 18 a 24 años; a 65 por ciento para las de 25 a 34 años, 57.9 por ciento en el caso de las de 35 a 44 años; y 39.6 por ciento de las de 45 a 54 años.
Este panorama obliga a revisar otro aspecto relevante expuesto en el informe “HeForShe Alliance Impact Report 2022”: la necesidad de involucrar a hombres y niños como aliados del cambio, con enfoques regionales, desde su participación en tareas domésticas y el cuidado de otras personas, y promover «masculinidades positivas».
En tiempos de cambio, la igualdad de representación en los sectores político, público y privado no es una opción, sino una obligación social. En 2022, las mujeres sólo representaban el 14 por ciento de los Jefes de Estado y/o de Gobierno. Más aún, en México, sólo 33 por ciento de los puestos directivos son ocupados por mujeres.
En plena revolución digital, una cosa es cierta: la transformación tiene un rostro, y es de mujer.
CON INFORMACIÓN VÍA CONSUMO TIC