Por Eduardo Torres Arroyo – @etarroyo
El mundo se acerca poco a poco a un cambio en las relaciones internacionales, donde la unipolaridad deja espacios a la multipolaridad. Lo que hacen los EUA para evitarlo aceleran ese desplazamiento. Para los países progresistas como México, para las clases trabajadoras es importante impulsar este fenómeno porque favorece a sus intereses en el mediano y largo plazo. Durante muchos años hemos estado dominados por un solo bloque hegemónico encabezado por EUA y su aliados europeos y Japón lo que se ha llamado la triada imperialista, a los que se han sumado Canadá y Australia. Después de la caída del bloque socialista se consolidó un solo polo con el que pudieron dirigir el desarrollo del mundo acorde a sus intereses. A esto se le ha llamado el momento unipolar. Su poder yace de que tienen superioridad económica, científica y militar y, dentro de ello, alta tecnología y control financiero. Después de la crisis financiera de 2008, la pandemia de 2019 y la guerra en Ucrania, esta hegemonía se ha visto que empieza a desmoronarse, aunque el camino será largo y complejo.
Ante las evidencias del ascenso de un mundo multipolar el hegemón está tratando de evitarlo. En ese esfuerzo conservador han coincidido amplios sectores de la izquierda y derecha mundial para restarle validez al cambio. Se han centrado en calificar al nuevo polo emergente como imperialista y por consecuencia consideran a la guerra en Ucrania como un conflicto Inter imperialista. Rechazar en estos términos la multipolaridad sería un grave error para la clase trabajadora y para el progresismo, porque dirigir al capitalismo hacia una multipolaridad beneficia a todos. El mundo multipolar bien orientado puede representar un aumento efectivo de soberanía nacional o, si se quiere, la posibilidad de elegir qué camino económico y político seguir. Es posible que exista quien diga que el mejor camino es dirigirnos directamente hacia el socialismo ya que el multipolarismo no es, pero hay que entender que si crea condiciones para encaminarnos en ese sentido.
Si somos estrictos nada de lo que conocemos como imperialismo puede acoplarse a China o Rusia, por ejemplo, pues su nivel de desarrollo no puede compararse con el total del bloque de la triple alianza EUA, UE y Japón más Canadá y Australia. Además, China y Rusia expanden sus políticas económicas sin correlatos militares e imperiales. Más bien lo que debemos de ver es que la crisis del neoliberalismo significó simultáneamente una crisis hegemónica. Los esfuerzos que realizan EUA y la UE para retomar ese poder con la guerra en Ucrania y unir a todo el occidente ya no les es suficiente, pues lo que han encontrado es un mundo dividido, todo lo contrario de su orden mundial basado en sus reglas. La época del auge terminó con la crisis financiera de 2008, misma que sigue sin resolverse dadas las concatenaciones que hay entre las decisiones económicas tomadas hace 15 años y las quiebras bancarias del 2023. La hegemonía financiera perdió fuerza.
La crisis financiera de 2008 fue causada por el crecimiento incontrolado de préstamos hipotecarios y la falta de capacidad de pago de los deudores. Siguió a esa crisis la desaceleración económica en la que los gobiernos de EUA y UE optaron por salvar a los bancos y establecieron una política monetaria no convencional que se llamó Flexibilización Cuantitativa, con el objetivo fue reducir las tasas de interés a largo plazo para estimular la economía, aumentar la oferta de dinero y resolver la crisis de iliquidez. Capital ficticio en toda su expresión, ajeno a un capital real. Esta política que se ha mantenido en los últimos 14 años ha inducido cambios profundos en el sistema financiero internacional. Sin embargo, cuando las tasas de interés tienen que subir para detener la inflación resultante de las sanciones a Rusia y las demandas de alzas salariales de los trabajadores, se presenta otra crisis como las quiebras bancarias de 2023 que continúa disminuyendo el poder de la hegemonía financiera. Como bien nos dice el economista español Juan Torres, la banca mundial no tiene la capacidad de devolver a sus clientes el dinero depositado. El sistema bancario no está sólido como afirman en EUA. Lo que nos lleva a pensar en que estamos ante una crisis sistémica.
El monopolio de EUA, Europa y Japón en tecnología está siendo contrarrestado por el limitado acceso a los recursos naturales necesarios para los cambios tecnológicos que, además, han encarecido su valor. Los microchips son tan importantes como lo fue el petróleo y serán parte de los grandes conflictos mundiales. Los microprocesadores están en todas partes y eso los ha convertido en parte del conflicto geopolítico. China y EUA en este renglón están enfrentados. Hay una centralidad en la alta tecnología. Sin embargo, el bloqueo que plantea la Ley de Chips y Ciencia emitido por EUA no podrá detener el avance chino en ese renglón. El propósito es restringir la capacidad de China para importar chips de computación, desarrollar y mantener super computadores y fabricar semiconductores avanzados. Sin embargo, tal y como está sucediendo con las sanciones económicas a otros países, el bloqueo obligará a china a invertir más en su propia tecnología. Además, el bloqueo que buscan los estadunidenses para limitar el comercio mundial de los microchips con China, trae distorsiones en el comercio. Con ese proteccionismo, lo que en realidad está pasando es que se está acabando con el mundo del libre comercio neoliberal. Eso tenemos que entenderlo muy bien en nuestro país.
Esto abre sin duda posibilidades de crecimiento del mundo multipolar incluyendo a México. Como este mundo todavía no tiene posibilidades de consolidarse como un poder global que les permita establecerse como un poder real contrahegemónico, lo que hasta ahora se está presentado es una expresión de soberanía nacional, tal y como lo estamos viendo en Eurasia, América Latina y África. Todavía no hay una interconexión entre las diferentes naciones, aunque ya hay muchos indicios de que está sucediendo, como la desdolarización con el pago de energías con petroyuanes, el intercambio comercial en monedas de los países, la creación de mecanismos de circulación financiera sin que intervengan los SWIFT norteamericanos, la creación de monedas respaldadas en oro, zonas económicas especiales, etcétera. En concreto, hay un cambio en el panorama internacional es cual se ha vuelto más complejo. El crecimiento espectacular de China en especial en las nuevas tecnologías, con el fortalecimiento militar de Rusia e Irán pueden competir en este reglón con EUA. Todo ello, frente a los fracasos de la globalización evidenciados por la pandemia que alteró las cadenas de suministro y después de la guerra en Ucrania que derivó en la inflación actual.
El orden unipolar derivado de la caída del socialismo realmente existente, ganó la capacidad de dirigir al resto del mundo y delimitar el campo de acción acorde a sus intereses. El multipolarismo significa acabar con ese poder desproporcionado. Supone la aparición de otros polos que permitan una negociación en igualdad de condiciones. Significa crear la posibilidad de elegir caminos económicos y políticos que en el mundo unipolar no se tenían permitidos. Autonomía para definir políticas en función de intereses nacionales en cada uno de los países como la conquista de las materias primas. Empero, hay que ser claros en esta situación de cambio, debido a la globalización las interconexiones entre diferentes países se mantienen y, por lo tanto, las redes de producción y distribución mantienen la lógica de acumulación capitalista de interdependencia. Así que, para que la multipolaridad sea posible y pueda existir una negociación donde no haya un dominar único, es necesario que exista una posición no imperialista de uno de sus integrantes; esto es, que no busque obtener beneficio frente al resto del mundo solo para sus empresas apoyadas en su poder militar.
El tiempo es importante y decisivo en este cambio. Los estadunidenses están desarrollando una serie estrategias en todo el mundo que finalicen con aislar a China a la formalmente consideran el verdadero enemigo. La estrategia base es apoyar el multilateralismo y orden internacional basado en reglas. Para ello, formaron el AUKUS y los Cinco Ojos para incorporar a Australia y Nueva Zelanda junto con la Gran Bretaña. Hay quien afirma que por este hecho Australia ha cedido totalmente su soberanía. Después aseguraron la fidelidad de Japón y Corea del Sur más Filipinas y están trabajando en el pacífico sur. Finalmente, están tratando de cerrar el círculo con Taiwán para forzar a China a entrar en guerra. Todo ello para mantener su hegemonía mundial. Forzar una guerra, si lo considera necesario, requiere de un tiempo para alcanzar una política de alianzas que se lo permitan. Sólo hay que recordar, ante 25 aniversario de la invasión a Irak, inventaron “las armas de destrucción masiva” que nunca existieron. Una de las primeras víctimas de esa guerra fue la verdad y ahí nació la posverdad una palabra para definir la política al revés, que se puso de moda con Trump junto con las noticias falsas conocidas en el idioma inglés como Fake News. Así pues, son capaces de hacer lo que quieran, por lo que hay que cuidarse de ellos, hoy más aún cuando su poder hegemónico está en entredicho.
En contraparte, por medios pacíficos, en el primer trimestre de 2023 China logró dar pasos importantes para romper los equilibrios geopolíticos del mundo que nos han dominado durante décadas. Junto con Rusia han desplegado una agresiva y bien pensada política exterior con el propósito de un orden multipolar basado en el derecho internacional. Primero China lanzó una iniciativa de seguridad social para la paz junto con plan de paz para Ucrania. Después fue mediador para restablecer las relaciones entre Arabia Saudita e Irán, de donde se han derivado relaciones más afectuosas entre Rusia y Siria y de éstos últimos con Arabia Saudita, con repercusiones en la guerra en Yemen. Irán e Irak firmaron un acuerdo de cooperación. No podemos olvidar los acercamientos que se están realizando con 40 países de África y Rusia empezando por Kenia que deja el dólar para compras de petróleo; India y Malasia comerciarán en rupias. Finalmente, los presidentes chinos y ruso se reunieron en Moscú. En esa reunión se dijo que se apoyarían en las reglas establecidas en la ONU y firmaron un acuerdo como socios estratégicos integrales y a largo plazo. Todo ello, está contribuyendo para un gran cambio en el sentido multilateral sin que haya contribuido de una potencia con un carácter hegemónico. Rusia y China están encabezando pues un mundo multilateral y multipolar y están ganado crédito en el terreno económico, militar y diplomático.
El retroceso de los EUA no es importante para amplios sectores de la derecha e izquierda mexicana. Más aún estos sectores piensan que en el momento actual lo más conveniente para sus intereses es mantenerse subordinados a ese país ignorando el historial negro de intervencionismo y el carácter oligárquico de su democracia. Para ellos caminar hacia la soberanía no es lo adecuado o dicho de otra manera perder soberanía no representa adversidad alguna para el país, pero si una manera fácil de hacerse más ricos. Es claro que en neoliberalismo fue interiorizado plenamente por esos sectores lo que los lleva a pensar y a luchar por mantenerse en subdesarrollo dependiente y mostrarse bajo la protección de EUA. En realidad, es su forma de vida. En términos mexicanos, vivir fuera del neoliberalismo es vivir en el error. En su ceguera siguen negando la realidad. Brasil ya ha acordado con China comerciar con sus respectivas monedas y se acaba de unir al sistema interbancario chino.
México debe jugar un papel importante ante el descenso hegemónico norteamericano. Desde el inicio del conflicto en Ucrania hemos sido presionados para alinearnos a EUA, recientemente la comandante del comando sur de EUA, afirmó que somos parte de su seguridad nacional, en contraparte de CELAC se declaró a América Latina zona de paz. Estas declaraciones contrastantes se dan ante la perspectiva de un nuevo mundo multipolar. El presidente López Obrador ha estado hablando de que se debe acabar el monroísmo pues ya es insostenible y habrá que acabarlo. Los estadunidenses temen a Rusia y a China en América Latina por lo que quieren impedir que América Latina participe del nuevo orden mundial. La latinización del trabajo en EUA con presencia mayoritaria mexicana y la necesidad que tienen de esa mano de obra para controlar los salarios, y para sustituir la que ya no pueden ocupar en China, los hace voltear hacia nuestro país de una manera diferente. No pueden crear un conflicto precisamente a sur de su frontera y nos está tratando con pinzas. La política exterior del actual gobierno ha respondido de acuerdo a estas circunstancias. Así que, tanto para China, Rusia, Eurasia, América Latina, incluyendo México y África el tiempo está jugando a nuestro favor. Tenemos que ganar proyección y autonomía estratégica cada día. La sucesión es fundamental en esta situación.