PERSPECTIVAS_ Sin derechos en entregas a domicilio

Hasta hace unos 40 años, en México habíamos aprendido a sobrevivir en un capitalismo cruel donde el patrón y la empresa apenas tenían contrapesos con un sindicalismo corrupto y extorsionador. Si bien resultaba útil para mantener las condiciones de trabajo a su conveniencia, serias dificultades se fueron presentando en este sistema cerrado, donde el mercado interno disminuía cada vez más. En México y a escala global apareció otro sistema para intentar resolver este problema mundial, como política pública: el neoliberalismo. Expansión global de mercado, menor intervención del Estado en las relaciones económicas y más Estado para blindar esta nueva forma de liberar el comercio y mantener una disciplina férrea, imponiendo una gran limitación de los derechos de los trabajadores.

Fue en el Consenso de Washington donde organismos financieros internacionales, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, establecieron normas muy concretas para implementar políticas públicas que facilitaran la circulación global de mercancías y abaratar su costo sin mermar la generación de plusvalía en el proceso de trabajo.

Es de esta manera en que aparecen formas inéditas de traspasar costos de producción y circulación de las mercancías a los consumidores. ¿Quién no ha pagado por un objeto sin construir o ensamblar, con sólo piezas sueltas y un instructivo para armar escritorios, sillas y hasta computadoras? Pagamos para hacer el trabajo nosotros mismos.

Lo mismo sucede en los servicios: subsidiamos al patrón pagando el salario de meseros, gasolineros, empacadores y recamaristas por medio de propinas, asumimos la responsabilidad del patrón, apenas sin darnos cuenta. Si no lo hacemos así, no llega el “chivo” a casa del trabajador.

Entre las formas más crueles de transferir al cliente los costos y evadir responsabilidades laborales está el de los más de 244 mil trabajadores de reparto por aplicación (Didi, Uber, Rappi, entre otras) en México.

Dentro de las condiciones de trabajo lo esencial para las empresas es desconocer la relación laboral con sus empleados, simulando una relación de “socios”, intentando de esta forma evadir su responsabilidad social y económica.

Las condiciones de trabajo son leoninas: los trabajadores financian a las empresas de cada aplicación, a pesar de que de que al menos una de ellas es una entidad financiera (Rappi). Las empresas definen unilateralmente gastos, costos y ganancias del repartidor, imponen deudas y quitas, sin derecho a apelar y con el riesgo de ser dado de baja.

Cuando se tiene que pagar en el sitio de entrega y el cliente canceló el pedido o no se encuentra en la dirección de entrega, el costo va por cuenta del repartidor, quien tuvo que pagar con su dinero en el momento de recibir el encargo de entrega en el local correspondiente.

Las empresas pueden desactivar en cualquier momento la aplicación a cualquier repartidor, impidiéndole laborar.

Los repartidores aportan su propio vehículo, los gastos que éste genere, incluyendo refacciones y combustible.

Son obligados a registrarse en el SAT como si su trabajo subordinado fuera actividad empresarial, con obligaciones fiscales propias de una empresa.

Ganan aproximadamente 2 mil 85 pesos por 46 horas de trabajo a la semana. Celular, mochila y wifi propios.

Cuando están activos reciben llamado de entrega al mismo tiempo que sus compañeros, obligándolos a competir en velocidad de aceptación, aun sin conocer las condiciones de entrega, terminando en una feroz competencia entre ellos.

No obstante, existen rasgos solidarios entre ellos, pues se apoyan con los gastos de comida que obligatoriamente pagan y se tienen que quedar repartiéndosela entre quienes no han comido, o intercambiando con otros que estén en la misma condición.

No sobra insistir en que no cuentan con seguro médico, vacaciones pagadas, aguinaldo, reparto de utilidades, estabilidad laboral, ahorro para el retiro, contrato colectivo de trabajo, ni derecho a Infonavit para adquirir una vivienda.

Tienen que vivir registrados en varias aplicaciones y se mueven conforme las condiciones de mejor pago y demanda de servicio. Esto, en lugar de subir el pago, ha hecho que aumente la demanda de trabajo y que el ingreso por entrega disminuya.

Esta modalidad lleva implementada en México un poco más de 10 años y, si no hay resistencia activa de los propios trabajadores, no dudo que pronto llegue una práctica ya usada en otros países: la de poner en subasta una entrega y la plataforma la otorgue a quien cobre menos por realizar el servicio.

No sólo urge regular las actividades de las empresas y sus apps, además de reconocer el derecho de agruparse sindicalmente a los trabajadores, sino que es inaplazable reconsiderar la figura fiscal a la que están sometidos. Necesitan seguro contra asaltos y salud, requieren establecer condiciones laborales pactadas entre ellos y las empresas, tenemos que dignificar este oficio.

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La pandemia ha golpeado a más de la mitad de los hogares mexicanos, reporta el BM

En el país, más de la mitad de los hogares resintió una pérdida de ingresos laborales debido a la pandemia, pero sólo una de cada 10 personas que vieron reducido su salario o perdieron su trabajo recibió alguna ayuda estatal, reportó el Banco Mundial (BM). Con esta brecha, el país destaca en América Latina por ser el que menos destinó a paliar los efectos de la caída de recursos que llegaban a las familias por alguna ocupación.

Al analizar los efectos de las crisis en América Latina sobre las tendencias de los mercados laborales, señala que la merma en los empleos formales es plurianual. Por ejemplo, después de la crisis financiera mundial, el país volvió a crecer durante el primer trimestre de 2010, pero el desempleo se situó por encima de la tendencia hasta el final de 2011.

En México, agregó, la reducción de un punto porcentual en el crecimiento del producto interno bruto se asocia con un aumento de 7.9 por ciento en la tasa de desempleo, lo que conlleva bajas significativas en los ingresos de los hogares y acentúa la vulnerabilidad; también aumenta y profundiza la pobreza, sobre todo porque en 55 por ciento de los hogares que no se clasifican como pobres, perder un empleo los lleva a esa condición.

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México, único país de AL sin caída en remesas

La pandemia de Covid-19 provocó una disminución repentina en el volumen de remesas hacia todos los países de América Latina, con excepción de México, donde la depreciación del peso frente al dólar, el trabajo de mexicanos en sectores esenciales de Estados Unidos y un mayor uso de canales formales para su transferencia hizo que aumentaran 9.9 por ciento anual durante 2020, reportó el Banco Mundial (BM).

Contrario a lo que esperaba el organismo un año atrás, con el inicio de la crisis económica y sanitaria, las remesas a escala mundial no se desplomaron en una quinta parte, respecto del nivel de 2019. Los países de ingreso bajo y medio recibieron oficialmente 540 mil millones de dólares en 2020, una baja de apenas 1.6 por ciento anual. La caída es menor a la de 4.8 por ciento registrada durante la crisis financiera mundial en 2009.

“Mientras el Covid-19 sigue devastando las vidas de las familias en todo el mundo, las remesas continúan siendo vitales para las personas pobres y vulnerables”, comentó Michal Rutkowski, director del Departamento de Prácticas Mundiales de Protección Social y Trabajo del BM.

En ese contexto, México permaneció en 2020 como el tercer mayor receptor de remesas a escala global, al ingresar 43 mil millones de dólares, detrás de India y China, que captaron 83 mil millones y 60 mil millones de dólares, respectivamente.

El Banco Mundial consideró que para México “la crisis del Covid-19 aparentemente no tuvo efectos sobre las entradas de remesas”. El fenómeno se atribuye a “una fuerte depreciación” del peso frente al dólar y a que los migrantes fueron empleados en sectores esenciales durante el cierre estadunidense de abril y mayo de 2020.

“Otra razón del aumento en el volumen de remesas es el cambio de los canales informales a los formales”, agregó el organismo en un reporte. Detalló que, debido a las medidas de contención y las restricciones transfronterizas, no fue posible trasladar efectivo físicamente a México y se usaron más canales digitales.

Por tanto “es probable que los datos oficiales registren más envíos, incluso si el tamaño real puede estar disminuyendo”, reportó en su informe Migración y remesas, lo cual coincide con que 35 por ciento de los hogares en México –encuestados en el segundo trimestre del año pasado– dijeron haber recibido menos de estos recursos desde el arranque del confinamiento.

El BM estima que la llegada de remesas a América Latina y el Caribe aumentó 6.5 por ciento en 2020 y alcanzó 103 mil millones de dólares. Si bien el brote de Covid-19 causó una repentina disminución en el segundo trimestre de 2020 los envíos ganaron terreno durante el tercer y cuarto trimestres debido a que se recuperó el empleo en Estados Unidos, agregó.

Esta dependencia de las remuneraciones de trabajadores en Estados Unidos contrasta con una disminución de la remesas intrarregionales; por ejemplo, las de Ecuador a Colombia, México y Perú cayeron en 20 por ciento. Se debe a que la mayoría de los trabajadores migrantes de Colombia, Perú, México, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Haití y Venezuela trabajan en sectores fuertemente afectados por el confinamiento, como servicios, hoteles y restaurantes, explicó el organismo.

CON INFORMACIÓN VÍA LA JORNADA

Con trabajo, solo 45% de mexicanas en etapa laboral: Banco Mundial

La ya baja participación femenina en la fuerza laboral en México es considerablemente menor si se compara con países de desarrollo similar y con aquellos que comenzaron con las mismas tasas de participación hace ya más de 30 años, lo cual conlleva tiene costos económicos importantes, aseguró el Banco Mundial (BM).

El reporte “La Participación Laboral de la Mujer en México 2020”, indica que solo 45 por ciento de las mujeres mexicanas con edad para trabajar lo hacen, nivel que está por debajo del promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y América Latina.

Entre los países de la OCDE, Irlanda, México y España iniciaron con tasas similares de participación en 1990; sin embargo, para 2017, Irlanda y España tenían una participación 8 puntos porcentuales más alta que las de México.

Este escenario no cambia mucho si se compara con sus pares en América Latina, donde en ese mismo año México tenía una tasa de participación laboral femenina ligeramente más alta que la de Chile, Colombia y Costa Rica, pero en 2017 la brecha entre Colombia y México fue de alrededor de 14 puntos porcentuales y, entre Chile y México, de 6 puntos porcentuales.

Aseguró que la desigualdad en la participación laboral tiene un alto costo ya que hay las mujeres no están en un trabajo, pero si lo hicieran en la misma proporción que sus contrapartes masculinas, habría una ganancia equivalente a 22 por ciento del producto per cápita de México. Esta es una de las mayores pérdidas entre países de la OCDE.

“La mayor parte de la pérdida de ingresos en México se debe a la brecha extremadamente grande en la participación en la fuerza laboral, la cual alcanzó 32 puntos porcentuales en el último trimestre de 2019”, señaló el BM.

Además indicó que hay diferencias territoriales importantes donde la tasa de participación es mayor en zonas urbanas del Norte, en Ciudad de México y en las regiones de alto turismo en línea con los salarios relativamente más altos, que en el resto del país.

Por lo que el BM urgió a México implementar medidas tanto de política como sociales que incentiven a las mujeres a incluirse en ámbitos laborales, que no les reduzcan las oportunidades durante los años de maternidad, otorguen una mejor educación y generen igualdad.

Pandemias exaltan el malestar social

La historia muestra que en los meses y años posteriores a las pandemias, los países más afectados experimentaron un aumento del malestar social; con base en esta experiencia, la pandemia del covid-19 puede representar una amenaza para el tejido social en muchas naciones, advirtió el Fondo Monetario Internacional.

Con información vía Milenio

Negocia México crédito del BM para emprender el Sistema Nacional de Identidad Digital

México inició ayer negociaciones con el Banco Mundial para obtener un crédito para financiar el Sistema Nacional de Identidad Digital y del cual la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, definió como una garantía clave, porque facilita el acceso a servicios y a otras garantías de tipo político, social y económico.

El proyecto forma parte –añadió– de la construcción de un México moderno, donde el énfasis está en la inclusión y la reducción de las brechas de desigualdad.

Con ese sistema se pretende sobre todo facilitar la verificación y autenticación de la identidad para hacer más eficiente y efectivo el acceso a los derechos, a los servicios y a los beneficios.

El inicio del proceso se dio a través de una reunión digital donde intervino el titular del Registro Nacional de Población e Identidad (Renapo), Jorge Wheatley.

Sánchez Cordero detalló que el Sistema se estructura sobre tres ejes: mejoramiento de la calidad y cobertura de los servicios de Registro Civil; diseñar y aplicar un sistema fundacional y de verificación de identidades y, fortalecer al Registro Nacional de Población.

La posibilidad de contar con una identificación digital “facilitará la inclusión de todos en México” y cumplirá la máxima de este gobierno de no dejar a nadie fuera, dijo.

Indicó que a través de la Secretaría de Hacienda se dará cuenta del presupuesto que requiere México para impulsar el proyecto.

“Tenemos un gran interés para acceder al crédito del Banco Mundial; les aseguro que los recursos serán usados de manera eficiente, eficaz, económica, transparente y honrada”, ofreció.

Con información vía La Jornada