Por Israel Quiñones – @IsraelQDigital
La visión colonialista de las naciones del llamado primer mundo, se recarga sobre las intenciones de mantener una cierta hegemonía ante el resto del mundo. Ya no es necesario el envío de tropas a los países que se pretende invadir y dominar, la estrategia ha cambiado y, sus intereses siguen siendo el poder y la dominación, en los mismos aspectos históricos: economía, política, cultural y social.
El campo de batalla ha sido transformado y el que más ha sido peleado es el tecnológico. La necesidad por tener la vanguardia en sectores estratégicos como las telecomunicaciones, ha sido una que se ha tornado encarnizada entre las partes, sobre todo entre China y Estados Unidos y este último, ha sido el que ha emitido restricciones contra su par debido a no competir directamente, ya que las Big Tech de mayor alcance son estadounidenses, de manera que se ha generado una serie de restricciones para no comerciar o prestar servicios con compañías chinas como Huawei.
Lo anterior, nos da una visión globalista de lo complicado que se ha tornado el ambiente en este sector, pero nuestro país no está exento de una situación parecida. Resulta que, en meses anteriores AT&T, Canieti, Televisa y Megacable, solicitaron al regulador mexicano la separación estructural de Telmex, con el argumento de que esta era la única salida para que se contará con una competencia efectiva en el sector de las telecomunicaciones.
Esta petición de que Telmex venda su empresa mayorista se da en medio de la revisión bienal que el Instituto Federal de Telecomunicaciones realiza, de manera que, el ambiente se complica a la vista de aquellos que se mantienen atentos al desarrollo de este sector, puesto que, en lugar de realizar inversiones los operadores competidores de Telmex se han dedicado a ganar por medio de un subsidio que el regulador les ha otorgado desde el 2014 o desde el 2013, si tomamos en cuenta que la larga distancia desapareció por decreto constitucional.
Según una nota publicada por el diario El Economista el pasado lunes 22 de mayo, (AT&T necesita la fibra óptica de Telmex para ofrecer 5G en México, https://www.eleconomista.com.mx/empresas/ATT-necesita-la-fibra-optica-de-Telmex-para-ofrecer-5G-en-Mexico-20230522-0034.html) la compañía estadounidense necesita de fibra óptica para lograr establecer mejores servicios para sus usuarios; sin embargo, no está dispuesta a pagar por el arredramiento de dicho insumo fundamental para otorgar servicios de 5G, sino que se atiene a la decisión que pueda emitir el IFT en relación a la separación estructural de Telmex y a esta petición se unen operadores como Izzi y TotalPlay, según la nota de este diario, lo hacen más por razón de ser competidores directos en el segmento de banda ancha fija.
Estas condiciones que estamos abordando, nos dan una clara muestra de una lógica colonialista por parte de la compañía de capital estadounidense, con la intención de invertir lo menos posible en nuestro país, ya que lo que menos les importa es el desarrollo, conectividad o cualquier otra bondad que venga de la mano con la implementación de nuevas tecnologías para los usuarios de las telecomunicaciones, lo único que importa es ganar lo más posible, invirtiendo o gastando lo menos posible.
El plan original de la Reforma en Telecomunicaciones y Radiodifusión del 2013, impulsada por el mal llamado “Pacto por México”, era el de darle todas las facilidades a la Telefónica española, que en aquel momento caminaba de la mano de Televisa, empresa que también se vio ampliamente beneficiada en el segmento fijo de televisión de paga, de tal manera que su filial Izzi, se convirtió en el monopolio de este mercado a nivel nacional, asumiendo que su cuerpo jurídico se encargó de que la nueva legislación dejará a Telmex fuera de cualquier posibilidad de acceder a la convergencia de servicios en telecomunicaciones, esto con la excusa de que el mercado no podría generar una competencia efectiva en contra de la filial de América Móvil.
Vale la pena señalar que empresas como Izzi, TotalPlay, AT&T en lugar de invertir, se han convertido en operadores perezosos o que en casos como el de la estadounidense, se han dedicado a regresar espectro radioeléctrico para no pagar al IFT las cuotas correspondientes por el uso de un bien de la nación, lo quieren gratis a eso las acostumbró la administración neoliberal.
Es importante señalar también, que ningún operador además de Telmex, cuenta con un sindicato democrático, por ende, no cunetan con salarios dignos para sus trabajadores y hacen un uso desmesurado del outsourcing, con la intención de no entablar relaciones laborales estables y que realmente beneficien a los trabajadores que realizan los servicios correspondientes para otorgar servicios de calidad a los usuarios, por lo que, es prudente preguntarse: ¿cuántos empleos de calidad generó la Reforma de 2013 en el sector de las telecomunicaciones? Si ponemos inversión contra desinversión, ¿Cuál es el resultado real para el país? ¿existe un beneficio real para México con la existencia del IFT?
Siguen queriendo cambiar “espejitos por joyas” y esto recae en mucho en la responsabilidad que el regulador del sector ha tenido, tanto así que, muchos de sus excomisionados se han ido a trabajara a AT&T, tal como lo señaló el Presidente López Obrador en su conferencia matutina, debido a que el modelo de los Órganismos Constitucionales Autónomos no ha sido beneficioso para el país.
Es importante analizar a fondo el papel que un regulador autónomo, con comisionados que tienen sus propios intereses fuera de lo institucional, siga arrastrando decisiones fundamentales para el presente y futuro de nuestro país, es necesario que el estado retome la rectoría de un sector estrategico para México.