INM y STPS firman convenio para integrar a migrantes al mercado laboral

El Instituto Nacional de Migración (INM) y la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS) firmaron un convenio para incorporar en el mercado laboral a los migrantes extranjeros y a las mexicanas que regresan a nuestro país, con el fin de impulsar la inclusión laboral y facilitar el acceso al talento disponible para 80 mil vacantes que actualmente se encuentran disponibles.

Ambas instancias desarrollarán actividades para la promoción, protección, atención y fomento al empleo en beneficio de los paisanos que retornan al país o las comunidades de personas centroamericanas y sudamericanas que ingresan a nuestro país.

El titular del INM, Francisco Garduño, destacó que con este convenio se contará con un instrumento jurídico que enfrente las causas de la emigración mediante el acceso a empleos dignos, al desarrollo regional y al fortalecimiento de un estado de bienestar para nacionales y extranjeros.

Por su parte, el subsecretario de Empleo y Productividad Laboral de la STPS, Marath Bolaños, destacó que el convenio favorece la atención de la población desempleada y aseguró que “desde la STPS somos conscientes de que México se consolida como un país de destino de los distintos flujos migratorios, señaladamente los de Centroamérica y más recientemente los de Haití y Venezuela”.

El convenio también busca la sensibilización y concertación empresarial para que contraten personal migrante, promover y difundir las 80 mil vacantes disponibles mediante 167 oficinas del Servicio Nacional de Empleo (SNE).

Desde 2019 se han atendido a 9.3 millones de personas atendidas por el SNE y cerca de 1.5 millones de personas han podido conseguir una plaza y la reactivación económica, tras la pandemia de covid-19, ha permitido que en octubre se llegara a una cifra récord de empleos formales en el país con 21 millones 617 mil 326 personas.

CON INFORMACIÓN VÍA MILENIO

TENDENCIAS_ Cómo la vida en la ciudad nos puede ofrecer el poder vital de la conexión

Durante la pandemia, los países de todo el mundo se dispusieron a reforzar enérgicamente las fronteras a su alrededor, y dentro de ellos mismos, ya que los estados restringieron las entradas. Durante los primeros confinamientos, según ACNUR, 168 de los 195 países del mundo cerraron parcial o completamente sus fronteras. Esto afectó especialmente a los refugiados. “El movimiento es vital para las personas que están huyendo”, dijo Filippo Grandi, el director de ACNUR. “Salvan sus vidas, huyendo”.

El virus no conoce fronteras; es el máximo globalizador. El Covid-19 acabó con la idea de que el Estado-nación europeo del siglo XIX es el acuerdo político al que todos deberíamos aspirar. El Estado-nación es un concepto obsoleto y no es útil para la emergencia actual. Los países desarrollados paralizaron la inmigración. Pero cuando la gente no se puede desplazar, tampoco puede ganar dinero. Las remesas globales -el dinero que envían a sus familias las personas que trabajan en el extranjero-, que suponen cuatro veces todo el volumen de ayuda exterior que los países ricos dan a los países pobres, han disminuido dos años seguidos. Los países pobres serán más pobres.

El sistema de inmigración de Estados Unidos básicamente quedó paralizado, tanto para los inmigrantes indocumentados como para aquellos que ya tenían la visa para entrar al país, y para las personas que huyen de la guerra o de la devastación provocada por el clima. En 2020, las visas para inmigrantes disminuyeron un 45% con respecto al año anterior. El gobierno avivó el miedo a los migrantes considerándolos una muchedumbre plagada de enfermedades.

“Tenemos gente que está siendo liberada en la frontera en este momento porque tiene Covid-19”, anunció la presentadora de Fox News Jeanine Pirro. “Tienen todo tipo de enfermedades. Los están liberando en los Estados Unidos”

Los gobiernos de todo el mundo han utilizado al Covid-19 como una excusa para retrasar o negar la entrada a su país. Se impusieron prohibiciones de viajes por motivos políticos, mientras que la pandemia brindó una nueva coartada a los xenófobos que querían demonizar a los inmigrantes. Una actriz kuwaití exigió que arrojaran al desierto a los inmigrantes (que constituyen el 70% de la población kuwaití) para liberar espacio en los hospitales para los kuwaitíes nacidos en el país. (Cuando las palabras de la actriz suscitaron el repudio en las redes sociales, respondió: “Mis palabras no salieron como pretendía… No los arrojaré al desierto. Pero tal vez se pueda construir algo en el desierto, de forma rápida y en pocos días”). Los sudafricanos atacaron a los migrantes de otras partes del continente. Colombia cerró su frontera con Venezuela, cortando una cuerda salvavidas para cientos de miles de personas desesperadas.

Mientras se cerraban las fronteras, se reflejaba la desigualdad del orden económico mundial en la brecha de las vacunas. Aunque la investigación y la fabricación se realizaron en todo el mundo, el suministro no ha sido equitativo. A fecha de 15 de diciembre, el 61% de los estadounidenses estaban completamente vacunados; el 62% de los indios y el 98% de los nigerianos, no lo estaban. Nunca he visto al mundo tan dividido, pero tampoco he visto al mundo tan unido. Nunca la ayuda médica extranjera fue un acto tan sumamente interesado. Como señala Grandi: “No estaremos seguros hasta que todos estemos seguros”.

El Covid-19 hizo que el gobierno volviera a ser central. El gobierno salvó la economía estadounidense: envió cheques para apoyar a sus ciudadanos. El gobierno fue el que movilizó a las empresas farmacéuticas, y las financió, para que crearan vacunas. Lo que ahora sabemos: no puedes combatir un virus a través de la empresa privada. Es la prueba suprema del gobierno.

La mejor lotería es la de la ciudadanía. Si uno es lo suficientemente afortunado como para nacer en un país con un buen sistema de salud pública y un gobierno funcional, como Taiwán o Nueva Zelanda, tiene mucha suerte. Si eres lo suficientemente desafortunado como para nacer en India, cuyos líderes mintieron sobre el alcance de los contagios, así como sobre su gravedad, estás arruinado. El gobierno ahora es una cuestión de vida o muerte. Del mismo modo en que el mundo está empezando a aceptar la noción de “refugiados climáticos”, podríamos imaginar una nueva categoría de refugiado: ¿una persona que huye de un mal, muy mal, mal gobierno que pone en peligro su vida?

En una época de crisis económica mundial, necesitamos más migración, no menos. Una de las características de un buen gobierno es la apertura a la inmigración y la resistencia al populismo impulsivo. Si las fronteras estuvieran realmente abiertas, el PIB mundial se duplicaría. De acuerdo con The Economist, seríamos más ricos gracias a 78 billones de dólares al año. El Occidente necesita trabajadores migrantes jóvenes y enérgicos para revivir sus ciudades. El último censo de Estados Unidos muestra un descenso de las cifras de población. Durante la última década, Estados Unidos creció al segundo ritmo más lento desde su fundación: hay más estadounidenses mayores de 80 años que menores de dos años. La gente creyó que los confinamientos por Covid-19 llevarían a un aumento de la natalidad; en cambio, los nacimientos en febrero de 2021 disminuyeron un 10% con respecto al mismo periodo del año anterior. ¿Cuál es la solución? No es incentivar a los estadounidenses para que tengan más bebés, lo que sería catastrófico para el planeta, ya que la población estadounidense, que representa alrededor del 4% del total mundial, es responsable de aproximadamente el 20% de todo el consumo energético del planeta. La solución es hacer espacio para los que ya nacieron en otros lugares.

Para el año 2030, uno de cada cinco estadounidenses estará en edad de jubilarse. Estados Unidos se está convirtiendo en un país de ancianos; no sobrevivirá si no tiene trabajadores jóvenes (el inmigrante promedio tiene 31 años, siete años menos que la edad promedio de los estadounidenses) y trabajadores (los inmigrantes forman parte de la fuerza laboral en mayor porcentaje que los nativos) que paguen impuestos para que los jubilados puedan disfrutar de su juego de tejo. Las personas mayores deberían encabezar la demanda de más inmigración, por puro interés propio.

Cuando nos confinamos, no fueron los descendientes del Mayflower los que mantuvieron la economía en funcionamiento. Los inmigrantes constituyen el 14% de la población estadounidense, pero el 29% de los médicosEl 40% de los científicos médicos y biólogos -los que trabajan en las vacunas- son inmigrantes. Más de la mitad de los doctorados otorgados en ingeniería e informática en Estados Unidos fueron obtenidos por estudiantes que no nacieron en el país. Los dos científicos que inventaron la vacuna de Pfizer son una pareja turca que emigró a Alemania. En el Reino Unido, el 15% del personal del Servicio Nacional de Salud, elogiado por su actuación durante la pandemia, es inmigrante.

Pero no solo se trata de los médicos. Las enfermeras y otros auxiliares del hospital -aquellos que vaciarán tus bacinicas y te bañarán cuando tu familia no tenga permitido hacerlo- son igualmente esenciales para nuestra supervivencia. Alrededor de la mitad de los 2.5 millones de trabajadores agrícolas de Estados Unidos son inmigrantes indocumentados, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), aunque los productores y contratistas de mano de obra calculan que la cifra se acerca al 75%. Los inmigrantes no cualificados se quedarán y harán el tipo de trabajo que uno no puede hacer de forma remota.

Sin embargo, nuestra ganancia puede ser su pérdida: desde que los talibanes tomaron el poder, Afganistán perdió un enorme número de intelectuales, profesores, tecnócratas y otros miembros de la sociedad civil que ahora son más necesarios que nunca para mantener al país funcionando frente a la catastrófica sequía y la continua lucha civil. La libertad de circulación no tiene por qué ser en una sola dirección, de los países en desarrollo a los desarrollados. Tomemos el ejemplo de los inmigrantes cualificados. Un inmigrante pakistaní en el Reino Unido puede aprender medicina y después regresar cada año para ayudar en alguna clínica rural, o regresar por completo y dirigir un hospital, como hacen muchos médicos.

Los gobiernos que reconocen la necesidad de la inmigración y la movilidad, consagrada en las leyes contra la discriminación, crean una sociedad más abierta que nos beneficia a todos. Unas fronteras más abiertas conducen a unas mentes más abiertas: abiertas a los flujos de conocimientos, a las diferentes formas de pensar, de adorar, de ser. Si reconocemos que nos necesitamos los unos a los otros, resulta mucho más fácil incorporar más gente a nuestras ya densamente pobladas ciudades.

Amo las ciudades tanto como odio las fronteras. No obstante, los habitantes de las ciudades sufrieron el año pasado: las órdenes de quedarse en casa y la escasez de viviendas agravaron algunos problemas que ya existían desde hace décadas. Tengo tres ideas para mejorar nuestras ciudades, corroboradas por la experiencia de la pandemia: aumentar la diversidad y promover la migración; darles a todas las personas acceso a un espacio de naturaleza; y crear espacios comunes para que las comunidades se expandan, colaboren e interactúen.

Las ciudades no son fijas. Una ciudad vital también es una ciudad en movimiento. El dinamismo puede revivir los vecindarios en dificultades con dinero, talento y energía renovados. No tienes derecho a vivir para siempre en la casa de tu infancia, pero sí a vivir en algún lugar de la ciudad donde puedas crear un nuevo hogar para tu hijo. Una ciudad justa y equitativa debería garantizar esto para cada ciudadano.

Para aquellos que dijeron: “¿Podrá Nueva York sobrevivir a la pandemia?” Tengo dos palabras como respuesta: “Jaikishan Heights”, la forma sudasiática de pronunciar Jackson Heights, un vecindario de Queens. Cuando mi familia llegó por primera vez a Nueva York en 1977, nos encontramos con una ciudad peligrosa y en bancarrota. Me asaltaron dos veces cuando era adolescente. Con frecuencia nos robaban el carro. Jackson Heights no era glamuroso ni acogedor.

Cuando estuvimos ahí, la mayoría de los sudasiáticos del vecindario eran indios, beneficiarios de la Ley de Inmigración de 1965, que suprimió las cuotas raciales y fomentó la reunificación familiar. Eran profesionales: ingenieros, médicos. Ahora, es una mezcla mucho más diversa de sudasiáticos: bangladesíes, nepalíes, tibetanos, butaneses. Son propietarios de tiendas, taxistas, trabajadores de fábricas de ropa. Muy pocos de los indios que conocí cuando crecí aquí en los años 70 todavía viven en este vecindario. Ahora estas calles atraen a gente de todas partes. La diversidad es fundamental para atraer al tipo de personas que crean riqueza, y reactivan la ciudad.

Durante el año de la epidemia, la naturaleza ha sido la única vía de escape permitida: los parques, las caminatas, la casa de verano para aquellos que se la podían permitir. En este sentido, es necesario revivir y ampliar los huertos, como los que visité en Leipzig, Alemania. El movimiento de los schrebergarten comenzó en 1864 para que los habitantes de las ciudades, incluso los pobres, pudieran disfrutar de la naturaleza. (Su homónimo, Moritz Schreber, afligió a generaciones de niños alemanes con sus teorías sobre la crianza). Se pagan mil euros por adelantado y 150 euros de arrendamiento anual por una de estas parcelas, un pequeño terreno que se alquila, pero nunca se posee. Cada parcela tiene una cabaña, en la que se puede dormir en caso de necesidad, pero no se trata de una casa para pasar las vacaciones: son más bien para dormir una siesta que para pasar la noche. Cada colonia tiene una pequeña casa club donde puedes tomar cerveza con tus vecinos, un club de campo para los trabajadores. Y, por supuesto, puedes cultivar algo. En la actualidad existen 1.4 millones de estos schrebergartens en toda Alemania.

¿No sería maravilloso que todas las familias de clase trabajadora de las ciudades de todo el mundo tuvieran sus propios schrebergartens? ¿Que un trabajador de la industria de la comida rápida o un taxista tuvieran acceso a una parcela con una casita, justo al otro lado de la frontera de la ciudad, a la que pudieran ir con sus familias y cultivar pimientos y tomates y disfrutar del aire primaveral, y despertarse con el canto de los pájaros en lugar de las sirenas? El acceso a la naturaleza debería ser un derecho humano, y no solo para los ricos.

En el Reino Unido, la demanda de huertos aumentó durante la pandemia, y las solicitudes para inscribirse en las listas de espera se incrementaron hasta en un 300%, ya que la gente pedía un lugar en uno de los 330 mil huertos de Gran Bretaña, que en su mayoría son administrados por los ayuntamientos. La gente quería cultivar su propia fruta y verdura, de forma parecida a los “jardines de la victoria” que cultivaron una quinta parte de los productos del país durante la segunda guerra mundial. Uno de cada cinco londinenses tiene acceso a un jardín; los otros cuatro solo pueden contemplar con envidia.

Cuando salimos de nuestras casas, lo hicimos para protestar. Toda la ciudad se convirtió en un rincón de oradores. Hubo muchos gritos, aunque, a decir verdad, no hubo muchas conversaciones reales sobre la división política. ¿Podemos imaginar un espacio público en el que realmente se produzca un diálogo inesperado? ¿Donde un policía hable de verdad con un activista del movimiento Black Lives Matter? ¿Se puede diseñar eso?

Necesitamos un nuevo espacio común. ¿Dónde nos podemos reunir? ¿El bazar, la biblioteca, el parque? En las ciudades de todo el mundo, cada vez se privatiza más el espacio exterior, como los parques privados anexos a los departamentos costosos, supuestamente abiertos al público, pero provistos de guardias intimidantes que mantienen a los pobres a distancia.

En Nueva York, el nuevo parque más exitoso que conozco no es el High Line -que al parecer se utiliza sobre todo para transportar a los turistas desde los condominios excesivamente costosos de Hudson Yards hasta los restaurantes excesivamente costosos del Meatpacking District-, sino el Diversity Plaza, en Jackson Heights, donde, por simple conveniencia de prohibir el paso de los carros en la calle frente a la entrada del metro, nació un espacio común. Si uno desea enterarse de los debates sobre las elecciones en Bangladesh, o escuchar la disputa entre chinos y tibetanos, puede tomar una de las antipáticas sillas o bancos de metal que la ciudad pone a disposición, comprar un té chai en uno de los pequeños locales que dan a la plaza y acomodarse. Aquí encontrarás gente con tiempo libre e historias para contarte.

Cuando era adolescente y crecía en Jackson Heights, el lugar donde mis amigos y yo pasábamos el tiempo, coqueteábamos con las chicas, leíamos las noticias del mundo y tomábamos libros en 30 idiomas -porque pocos de mis compañeros inmigrantes podían permitirse comprarlos- era la sucursal de la Biblioteca Pública de Queens en la calle 81. Una biblioteca es, en palabras del sociólogo Eric Klinenberg, un palacio para el pueblo.

Ahora más que nunca necesitamos las bibliotecas porque, tras la pandemia, constituyen un lugar de trabajo o estudio para aquellos que no tienen espacio o acceso a internet en casa. Lo que no necesitamos son tonterías épicas como el proyecto del primer ministro indio, Narendra Modi, denominado Central Vista Redevelopment en Nueva Delhi, una extravagancia futurista de 3 mil millones de dólares. “Es como un antiguo barrio pobre, es como un pequeño pueblo”, dijo el arquitecto del proyecto, Bimal Patel, a CNN, explicando por qué pretendía demoler las estructuras patrimoniales existentes, y otros edificios que a lo largo de los años fueron reutilizados, como establos y barracas que hoy se usan como oficinas. Es el arma más antigua y pesada en la jerga de los urbanistas: “barrio pobre”. Robert Moses utilizó esa palabra en el sur del Bronx, el lobby inmobiliario la utilizó en los bastis de Mumbai, y la policía la utiliza contra las comunidades de Río.

Los magnates como Patel creen que la arquitectura urbana debe ser monumental e impresionante, para que los plebeyos se queden boquiabiertos al entrar y recuerden que existe una conexión directa entre Dios y su gobernante. La arquitectura se convierte en otro medio para recordarles a los seres humanos comunes su impotencia. Sin embargo, toda ciudad tiene pueblos.

La mejor forma de entender a las personas que son diferentes a ti es vivir entre ellas, incluso si eso provoca un conflicto, e incluso si llegan como antagonistas. Las Cruzadas enfrentaron a los cristianos con los musulmanes, pero también propiciaron la mayor transferencia de conocimientos entre el mundo árabe y Europa: el Occidente se familiarizó con Ptolomeo, el número cero y la arquitectura islámica.

Mi preocupación como escritor, en el nivel más esencial, es esta: el ser humano como individuo que lucha bajo el pie de la historia, personal y política. En la mitología hindú, Shiva baila sobre un pie con un círculo de fuego a su alrededor, y debajo hay un enano que lucha por salir de debajo del enorme pie de la historia. La historia está bajo su control y fuera de su control, y es esta lucha la que nosotros, como escritores, presenciamos y documentamos.

En la actualidad, la humanidad se ha fragmentado en una división tan absurda y arbitraria como un volante a la izquierda y a la derecha. Hemos perdido la capacidad, que nos regala la gran literatura, de diferenciar a los seres humanos individuales de un grupo o clase. Clasificamos a las personas en enormes categorías: negros, blancos, migrantes, trans, feministas, policías, demócratas, republicanos. Y entonces cada miembro de esa categoría tiene que caminar con el pesado peso de esta clasificación sobre su cabeza. Dentro de cada grupo, se supone que somos intercambiables. El ser humano como individuo es complejo, mucho más complejo que el virus. La diversidad, o la heterogeneidad, nos salvará. La imprevisibilidad, o incluso la excentricidad, nos ayudará. Somos criaturas de complejidad moral.

Una vez escribí un artículo en la sagrada ciudad india de Benarés, estudiando un brutal brote de disturbios entre hindúes y musulmanes. La principal industria de la ciudad son los exquisitos saris de seda. Los musulmanes los tejen y los hindúes los venden: ambos han coexistido durante siglos. Sin embargo, a principios de la década de 1990, ese pacto se rompió y la ciudad estalló. Decenas de musulmanes fueron asesinados por hindúes afiliados al BJP.

Así que solicité una cita con el líder hindú del BJP, un hombre que fomentó los disturbios, y me pidió que fuera a su casa una mañana. Al entrar, me encontré con dos ancianos musulmanes en su porche, hablando entre ellos. Entré y hablé con el comerciante hindú, y él vomitó odio contra los musulmanes, diciéndome nada que no hubiera escuchado antes en la India: que los musulmanes son forasteros, que debieron irse a Pakistán en la época de la partición, etc.

Cuando estaba terminando esta entrevista poco valiosa, le pregunté qué hacían los dos viejos musulmanes en su porche. “Oh, vinieron a verme para resolver una disputa de propiedad entre ellos”, respondió. “¿Por qué usted?” le pregunté. “Pensé que los odiaba”.

“Sí, pero los odio a todos por igual”, respondió. Si los musulmanes acudían a una persona de su propia comunidad para que resolviera la disputa, esa persona probablemente sería pariente o estaría predispuesta en contra de uno u otro. Pero como sabían que este comerciante hindú los odiaba a todos por igual, podían confiar en que emitiría un juicio justo en el asunto de la disputa por la propiedad. Con razón la India vuelve locos a los periodistas extranjeros. La gente puede compartimentar diferentes partes de su mente, en este sentido no se considera que la hipocresía sea un vicio. En la filosofía india no existe la ley del tercero excluido. Algo puede ser verdadero, falso, ambas cosas o ninguna.

Mientras que la lógica aristotélica solo admite dos estados posibles de una premisa -que es verdadera o falsa, y no hay un término medio-, la lógica jainista los amplía a no menos de siete posibilidades. El nombre otorgado a esta concepción exquisitamente predicada de la verdad es syadvada: “La ciencia de la posibilidad”.

Para progresar, a todos nos convendría un poco de posibilidad. Desterrar lo binario. Incluir el término medio. Y la franja, y la parte superior e inferior. El universo no es una lucha maniquea a muerte eterna. El virus está en nuestra contra, pero, desde el pasado febrero, cuando me vacuné, también vive en mí. Forma parte de mí, y me defiende contra los suyos que pretenden invadirme y matarme.

Para vencer al virus, tenemos que unirnos como un solo super organismo. No solo para esta pandemia, sino para todas las pandemias que con toda seguridad llegarán. ¿Qué nos une y qué nos separa? Y ¿realmente queremos estar todos juntos, o muchos preferirían permanecer separados? El coronavirus -más que el 11 de septiembre de 2001, más que la crisis financiera de 2008- ha sido una prueba para la humanidad. Sin embargo, la prueba más importante está por llegar, para las naciones y las ciudades: el colapso climático. El Covid-19 no es más que un ensayo general.

CON INFORMACIÓN VÍA LA LISTA/THE GUARDIAN

Acnur lanza campaña para acoger a menores refugiados y solicitantes de asilo en México

Ciudad de México, 26 nov (Sputnik).- El Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados (Acnur) lanzó este viernes un programa para que familias mexicanas den acogida temporal a miles de niñas, niños y adolescentes refugiados y solicitantes de asilo.

El programa tiene el objetivo de «convocar a familias que residen en México a brindarles un espacio temporal en sus hogares en el que puedan encontrar seguridad y protección», dijo Acnur en un comunicado.

El representante de la agencia de la ONU en México, Giovanni Lepri, dijo en una declaración escrita que Acnur «continuará colaborando con gobiernos y organizaciones de la sociedad civil en proyectos de cuidado alternativo para niñez no acompañada refugiada y solicitante de asilo».

La finalidad de ese tipo de programas es contribuir a la integración local y el desarrollo integral de los menores, que es «urgente en vista del alto número de ellas y ellos que llegan al país», advierte Lepri.

México es un país de origen, retorno, tránsito y destino de refugiados y migrantes, en el que 100.000 personas han solicitado la condición de refugiado en 2021, según cifras del organismo internacional.

De ese total cerca de 18.000 son niñas, niños y adolescentes, de los cuales al menos 1.000 no estaban acompañados por un familiar adulto.

PARTICIPACIÓN DE SOCIEDAD CIVIL

La iniciativa se realiza en forma conjunta con la fundación mexicana Juconi que participa en el proyecto y sus campañas.

La campaña, con mensajes audiovisuales para radio y amplia difusión en redes sociales, explica el papel de las familias que den acogida a menores migrantes.

Las familias sabrán «qué hace un hogar de acogida, cuál es el rol de las familias y cuál es el proceso para registrarse y acoger a una niña, niño o adolescente de manera temporal, casi siempre entre seis y 24 meses».

Los materiales pretenden sensibilizar a las familias interesadas sobre la importancia de contribuir a la restitución de los derechos humanos de esta población.

Los activistas civiles se encargan de orientar a las familias en el proceso de recepción, «garantizarles respeto y tolerancia religiosa, cultural y social con disposición dentro de un ambiente familiar».

Por su parte, la responsable de la Fundación Juconi, Isabel María Crowley expresó que «la iniciativa adquiere mayor relevancia en el marco de la publicación de las reformas legislativas a favor de la niñez y adolescencia migrante, solicitante de asilo y refugiada, que prohíben la detención migratoria» de menores de edad en situación de movilidad.

La fundación subraya la importancia de brindar alternativas de cuidado para aquellos que no se encuentran con su familia.

Crowley destacó que el proyecto «prevé la determinación del interés superior de la niñez como elemento central del proceso de garantía integral de derechos».

Los organizadores estiman que las «familias de acogida» deben prioritarias a otras formas de cuidado, y llamaron a la sociedad y familias mexicanas a sumarse a esta acción.

VISITA DE ACNUR

Grandi realizó una visita de tres días a México al final de la cual aseguró que México enfrenta «una creciente presión con la llegada por sus dos fronteras de miles de migrantes con diferentes necesidades de protección», por lo que urgió al Estado mexicano a encontrar alternativas migratorias que vayan más allá del asilo e incrementar el presupuesto de la estatal Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados.

Explicó que miles de personas huyen de la violencia, abusos y amenazas de las pandillas criminales que los mantenían bajo acecho en países de Centroamérica y el Caribe e ingresan por la frontera sur mexicana con Guatemala.

Por otra parte, otras miles son enviadas desde el norte producto de las políticas migratorias de EEUU, que expulsa a decenas de miles de personas indocumentadas.

Grandi dijo que al cierre de 2021 las peticiones de asilo habrán sobrepasado las 116.000, un récord histórico que es 46 por ciento superior a las que se presentaron durante todo 2020, que había sido el año con mayor registro.

Un programa de reubicación del sur al norte de México y de integración local en 11 ciudades emprendido por Acnur, ha beneficiado hasta ahora a más de 14.000 migrantes que han obtenido la condición de refugiados, y en cooperación con otras agencias de la ONU se podría ampliar y dirigirse a personas con una regularización migratoria alternativa al asilo. (Sputnik)

Presidente López Obrador pide a Biden invertir en una nueva estrategia migratoria

Ciudad de México, 20 sep (Sputnik).- El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, hizo pública este lunes una carta que envió a su par de Estados Unidos, Joe Biden, en la que le pide atender con urgencia la crisis migratoria en la frontera.

«Es lo que hemos planteado, pidiendo que se intervenga, que se actúe con más urgencia, con prontitud y que se invierta en Centroamérica, sobre todo en los programas que se están aplicando en el sureste del país», dijo López Obrador en conferencia de prensa, donde reveló la misiva enviada a Biden.

El mandatario hizo referencia a los los programas Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro y pidió financiarlos en El Salvador, Honduras y Guatemala para evitar que la gente se vea obligada a abandonar sus países.

López Obrador dijo que Biden todavía no ha contestado su carta, fechada el 7 de septiembre y entregada en el marco del Diálogo Económico de Alto Nivel entre ambos países.

El mandatario latinoamericano inicia su misiva señalando que «el fenómeno migratorio requiere de un tratamiento del todo nuevo».

«Desde luego es necesario ordenar el flujo, evitando el desorden, la violencia y garantizando los derechos humanos; sin embargo, no debemos quedarnos solo en la aplicación de medidas de contención y menos de carácter coercitivo», agrega.

Respecto a los programas que pide financiar, la misiva dice que si esa acción se aplicara de inmediato en Guatemala Honduras y el Salvador «se podrían mantener en sus países a 90.000 personas de todas las que emigran por falta de trabajo».

El texto añade que en menos de seis meses se atendería a 330.000 personas, «que verían como una esperanza esta acción conjunta de los gobiernos de Guatemala, Honduras, El Salvador y Estados Unidos».

«Si el Gobierno de usted decidiera asumir esta decisión de manera ejecutiva, nosotros estaríamos dispuestos a colaborar con asesoría, experiencia y trabajo», agrega el presidente.

El jefe de Estado mexicano también insistió a Biden que a los 330.000 centroamericanos que se beneficiaría con los programas sociales se les debería dar una visa de trabajo en Estados Unidos en el mediano plazo.

«Con ello no se perjudicaría a nadie, pues es sabido que la gran nación que usted preside requiere de fuerza de trabajo adicional para impulsar su crecimiento económico, fortalecer su producción y reducir sus importaciones de Asia», asegura López Obrador.

Finalmente, el mandatario expresa a Biden que celebra que tanto la vicepresidenta Kamala Harris como otros miembros de su Gobierno «ya estén atendiendo este urgente e interesante asunto». (Sputnik)

EEUU afirma en la ONU que controlará crisis migratoria en su frontera sur con México

ONU, 21 sep (Sputnik).- Washington controlará la crisis migratoria en la frontera entre EEUU y México, dijo este martes el presidente Joe Biden en respuesta a una pregunta después de su discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas.

«Lo controlaremos», dijo el líder estadounidense ante preguntas de los periodistas fuera del Salón de Asambleas.

Los temas de refugiados y migración no ocuparon un lugar destacado en el discurso de Biden ante la ONU.

Su declaración se produce tras los informes de que casi 13.000 migrantes, en su mayoría de Haití, llegaron a la ciudad fronteriza de Del Río en Texas a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México durante la última semana.

Los migrantes esperaban ser procesados para pedir asilo ​​en un campamento improvisado debajo de un puente de paso elevado.

La situación obligó al gobierno federal a cerrar el puente de entrada a Del Río, que aún permanece cerrado.

Muchos videos parecen mostrar a los agentes de la ley a caballo empujando agresivamente a los migrantes, lo que llevó al secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, a decir que estaba «horrorizado» por los hechos y prometió una investigación, en una entrevista con la cadena CNN este martes. (Sputnik)

Contienen con «agresiones» caravana de migrantes en México

Ciudad de México, 31 ago (Sputnik).- La contención de migrantes que integraban una nueva caravana de casi un millar de personas, incluidos menores edad, en el estado de Chiapas, en el sur de México, para llegar a la frontera sur de EEUU a pedir asilo, fue realizada con «agresiones» de agentes migratorios con el apoyo de guardias nacionales, dijo este martes el excomisionado federal del Instituto Nacional de Migración (INM) del país latinoamericano.

«Sobre los eventos recientes habría que hacer una distinción muy clara entre las que son medidas de contención del flujo migratorio, y lo que son agresiones injustificadas del todo, que configuran delitos por parte del INM o de la Guardia Nacional; esa separación hay que hacerla», dijo Guillén en entrevista con el noticiario radiofónico Imagen.

El exfuncionario, quien renunció como titular del INM cuando el entonces presidente de EEUU, Donald Trump, exigió a México desplegar unos 25.000 agentes de la Guardia Nacional en sus fronteras, para contener la migración centroamericana y caribeña, subrayó que en las acciones del fin de semana lo que se observó «no fue una contención sino que ya fue una agresión».

Un millar de migrantes, sobre todo haitianos y hondureños, partieron de refugios en la ciudad mexicana de Tapachula, fronteriza con Guatemala, pero después de tres operaciones de contención en un recorrido de unos 100 kilómetros desde la frontera sur, solo han avanzado entre 150 y 200 personas hasta el municipio de Mapastepec, en Chiapas.

«En el caso particular de algunos agentes del INM, que fueron más visibles (en vídeos en redes sociales), lo que amerita son tres cosas: la primera cesar a estas personas; la segunda favorecer las denuncias penales de las agresiones; y tercero, que las personas que fueron víctimas reciban protección del Estado, como está en nuestro marco jurídico», dijo el excomisionado presidente del INM.

Los agentes no pudieron contener a todo el grupo que rompió un cerco de guardias lanzando piedras y corriendo por una zona rural.

Algunos migrantes resultaron lastimados con golpes de los policías que los trataron de contener con escudos, mientras algunos menores de edad quedaron atrás de la barrera, y otros agente patearon a migrantes en el suelo, cuando ya estaban sometidos, según las imágenes. (Sputnik)

«Es deplorable el brutal uso de la fuerza por parte del ejército de Guatemala en contra de personas migrantes», dice el procurador de DD.HH. del país

Línea

La violencia con la que el ejército de Guatemala disolvió este lunes la primera gran caravana de migrantes de 2021 puso el foco internacional sobre el país centroamericano.

Un día antes, miles de soldados y policías ya habían impedido el paso con palos y gas lacrimógeno al multitudinario grupo, en su mayoría hondureños, que trataban de llegar a Estados Unidos con la esperanza de que el próximo gobierno de Joe Biden flexibilice su política migratoria

Huyendo de la violencia y la pobreza en su país aún más acentuada tras los últimos huracanes, miles de migrantes ingresaron en Guatemala de manera irregular desde el viernes y sin mostrar la prueba negativa de covid-19 que se les exige.

La fuerte represión policial, que hizo que estos migrantes retrocedieran o incluso regresaran a su país de origen, fue criticada por organismos como la Procuraduría de Derechos Humanos (PDH) de Guatemala, un organismo estatal pero autónomo del gobierno.

BBC Mundo habló con su titular, Jordán Rodas, quien tilda la actuación de los agentes frente al grupo de migrantes -en el que se encontraban familias enteras, mujeres y niños- de «deplorable e injustificable».

Destacó que sienta un «funesto precedente» en la política migratoria de la región y avanzó que lo ocurrido podría acarrear sanciones internacionales al gobierno guatemalteco (la entrevista ha sido editada por motivos de longitud y claridad).

¿Cómo califica la actuación del ejército y policía frente a esta caravana de personas?

Es deplorable el brutal uso de la fuerza por parte del ejército de Guatemala en contra de personas migrantes. Fue realmente indignante ver que los hermanos y hermanas hondureños fueron recibidos a garrotazos, a palos y con gases lacrimógenos.

Estuvo lejos de ser una reacción, como centroamericanos y como seres humanos, de empatía y solidaridad hacia estas personas. Porque a nadie le gusta dejar su comunidad y su familia, sino que lo hace porque realmente las condiciones de su país le obligan a ello.

A ninguna persona se le puede mancillar su dignidad, porque la dignidad es la esencia de los derechos humanos. Y migrar es un derecho humano.

¿Cree entonces que fue una respuesta desproporcionada?

Fue desproporcionada, irracional y no se justifica. Ojalá que el ejército combatiera al crimen organizado en Guatemala con esa vehemencia, con esa fuerza y con esa cantidad de contingentes que vimos frente a los migrantes. Sería otra la historia.

Pero ensañarse así con personas civiles que salen por la precariedad que hay en su país es muy lamentable. Nada justifica el recibimiento que se les dio en Guatemala, y sienta un funesto precedente.

El ejército dio un ultimátum a los migrantes para que se retiraran de la carretera que mantenían bloqueada antes de desalojarlos por la fuerza este lunes. ¿Cómo debería haber actuado el ejército en esa situación?

El no uso de la fuerza de esa forma desproporcionada y brutal como hicieron.

El gobierno les exige a los migrantes documentación en regla y una prueba negativa de covid-19. ¿Es viable que personas que huyen de la pobreza puedan pagar este tipo de tests?

No se le puede pedir que pague por una prueba de covid-19 a gente que no tiene qué comer. Es el hambre lo que puede hacer a la gente tomar medidas desesperadas como viajar con sus niños y realizar un viaje así.

Deberían instalarse en la frontera laboratorios móviles para dar este servicio de forma gratuita. Hay que dar las facilidades administrativas para que se cumpla lo que pedimos en nuestro territorio.

Es una ley que tiene su justificación razonable, pero ese requisito de la prueba no puede ser una limitante, ni mucho menos una justificación para reprimir de la forma que lo hicieron.

Respecto a la documentación, hay que recordar que el tratado del CA-4 permite la libre movilización a guatemaltecos, salvadoreños, hondureños y nicaragüenses por sus países con solo su documento de identidad, sin necesidad de pasaporte. Este es un tratado vigente.

¿Qué ha hecho al respecto la Procuraduría que usted dirige?

Hemos hecho las recomendaciones a las entidades correspondientes, porque no fueron dignas las condiciones con las que se trató a estas personas que están en nuestro territorio. Abrimos un expediente y pedimos los informes (a las autoridades) que nos tienen que entregar en cinco días hábiles para cruzar los datos y ver cuál es la situación.

Lo que sí doy es una voz de alerta como procurador de Derechos Humanos porque se están abriendo las puertas a una crisis humanitaria de naturaleza regional. Deberíamos ser capaces de proponer fórmulas de desarrollo equitativo en Mesoamérica, y no solamente reaccionar cuando se producen estos fenómenos de éxodos masivos.

¿Cuáles serían esas fórmulas?

Lo ideal sería que cada persona pudiera desarrollarse en su propio país, pero evidentemente ahí es donde uno se cuestiona nuestros gobiernos.

Se tiene que apostar por resolver los problemas estructurales que provocan estos movimientos migratorios, estos éxodos: la desigualdad, la corrupción que resta oportunidades de vida digna en todo el mundo, pero que en Centroamérica es muy recurrente.

Y también repensar el modelo político y económico con el que atajar las grandes desigualdades y la falta de oportunidades de trabajo digno por las que la gente sale de su país por pura sobrevivencia, pensando en el sueño americano que muchas veces acaba en pesadilla.

¿Esta actuación del ejército frente a los migrantes le podría suponer algún tipo de consecuencia o sanción internacional al gobierno de Guatemala?

Sin duda alguna. La Federación Iberoamericana del Ombudsman que yo presido ya puso en funcionamiento el protocolo que tenemos para estos casos de migrantes.

También la Comisión Interamericana de Derechos Humanos manifestó su preocupación y no se descarta que incluso llegue a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, porque estamos hablando de un trato que no es digno y que no es coherente con los derechos humanos universales.

Guatemala culpó a Honduras de incumplir los compromisos asumidos para disuadir a los migrantes. ¿Qué responsabilidad tiene su país de origenen esta situación, y qué responsabilidad recae sobre los gobiernos extranjeros que dificultan su migración hacia un tercer país en busca de una vida mejor?

No podemos echar culpas fuera cuando son nuestras propias autoridades las responsables.

Este gobierno de Honduras, el de Guatemala… todos tienen su cuota de responsabilidad, pero históricamente, el sistema político siempre ha fracaso por no haber podido hacer lo que dicen nuestras Constituciones: buscar el bien común. Eso se refleja en esa precariedad de vidas.

Atendiendo a la dramática situación que viven muchos de estos migrantes en sus países, ¿debemos hablar de una caravana de migrantes, o de refugiados?

Hay de todo en este grupo: hay quienes huyen de la pobreza extrema, otros huyen por temas políticos, y también los fenómenos naturales como las tormentas Eta e Iota, o la propia pandemia de covid-19, han causado un daño severo en Centroamérica.

Pero más allá del estatus que sea, la respuesta a estos migrantes tendría que ser de carácter humanitario, y no con esa fuerza brutal por parte de las fuerzas de seguridad.

¿Cuál es el llamado que hace la PDH de Guatemala al gobierno para afrontar esta situación con la caravana de migrantes?

Abstenerse de un uso irracional de la fuerza. Que no se lesione a las personas migrantes, que suficiente daño moral y físico han tenido en su país como para aquí agarrarles a puro palazo.

No, eso no es de humanos, no tiene nada que ver con la dignidad y los derechos humanos.

¿Y cuál es el llamado a los migrantes que conforman este grupo?

Que denuncien cualquier abuso, que no por ser extranjeros en nuestro territorio dejan de tener derechos.

Recordemos que en estos casos existe el riesgo de la trata de personas, que es el tercer delito más lucrativo del mundo después del tráfico de drogas y de armas.

Migrar es un derecho, pero tienen que tener cuidado de que sus necesidades no sean aprovechadas económicamente por terceros.

Pero hoy, lamentablemente, nuestra esperanza no está en nuestros gobiernos por ineficientes, por opacos y por corruptos, sino en una política distinta de Biden y los demócratas en EE.UU.

Con información vía BBC Mundo

Presidente mexicano dice que nueva caravana de migrantes regresó a Honduras

Ciudad de México, 5 oct (Sputnik).- Unos 2.500 migrantes centroamericanos que partieron la semana pasada de Honduras en una nueva caravana, con el objetivo de emigrar hacia México y EEUU, regresaron a sus lugares de origen, dijo este lunes el presidente Andrés Manuel López Obrador.

«Afortunadamente no se continúa con la caravana que viene de Honduras} porque tanto el Gobierno de Honduras como el Gobierno de Guatemala ayudan a convencer a los integrantes de esta caravana de que no hay condiciones sanitarias y que había que actuar de manera distinta», afirmó el presidente mexicano en conferencia de prensa.

El nuevo grupo de migrantes partió el jueves 1 de octubre pasado de San Pedro Sula, Honduras, y había entrado a territorio de Guatemala, donde autoridades policiales y militares les impidieron el paso el fin de semana.

«La mayoría de los integrantes de esta caravana se han regresado a Honduras desde Guatemala», dijo el jefe de Estado en su conferencia de prensa diaria.

El tema fue abordado por el canciller Marcelo Ebrard el domingo 4 de octubre con los gobiernos de Honduras y Guatemala, al tiempo que reafirmó la ayuda de 10 millones de dólares a cada país del llamado Triángulo del Norte centroamericano, que además incluye a El Salvador, para el impulso de los programas sociales similares a los desarrollados en este país.

«Se hablaba de 2.500 integrantes y ya no, son muy pequeños grupos, no hay ningún problema, es el regreso a la normalidad de todas maneras hay un plan en la frontera sur», dijo el jefe del Ejecutivo mexicano.

El Instituto Nacional de Migración desplegó desde el sábado a miles de agentes en el sureño estado de Chiapas, fronterizo con Guatemala para contener a la caravana en la que llegaban muchas mujeres y menores de edad. (Sputnik)

Migrantes en EEUU enviaron a sus familias en México más $3.500 millones en julio de 2020

Ciudad de México, 2 sep (Sputnik).- Las remesas que la población migrante mexicana envía a sus familias crecieron en julio pasado por tercer mes consecutivo, al transferir 3.532 millones de dólares en julio de este año, es decir, un 7,2 por ciento más que en el mismo mes de igual periodo de 2019, al incrementar los envíos y su monto promedio, informó este miércoles el Banco de México (Banxico, central).

Una tabla con las estadísticas del organismo monetario indica que el monto apunta a un nuevo máximo histórico, a acumular 38. 516 millones de dólares en 12 meses.

Entre enero y julio de 2020, las remesas sumaron 22.821 millones de dólares, que representa un incremento de 10 por ciento en relación con el mismo periodo de 2019, cuando sumaron 20 .744 millones.

Esa cifra representa un crecimiento de 1,2 por ciento en el promedio de las transferencias, que fue de 343 dólares en julio pasado.

El aumento de las remesas se explica, además, por un alza de casi seis por ciento en las operaciones de transferencias, que sumaron 10,3 millones de envíos totales.

El nivel de empleo de los migrantes mexicanos en EEUU fue de 5,9 millones de trabajadores en julio pasado, con 64 por ciento de hombres y 36 por ciento de mujeres, según cifras oficiales estadounidenses.

Otros analistas explican el crecimiento de los envíos, en plena pandemia de covid-19, a los apoyos fiscales ofrecidos por el Gobierno de EEUU, y a los seguros de desempleo.

Analistas financieros prevén que las remesas cerrarán 2020 con un nuevo récord, en unos 39.400 millones de dólares, un crecimiento de más de 8 por ciento a tasa anual, según un pronóstico del banco BBVA.

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, agradeció a los migrantes los envíos a sus familias, la inmensa mayoría habitantes de comunidades rurales, al presentar el 1 de septiembre su segundo informe anual al Congreso, con el pronóstico de que superarán los 40.000 millones de dólares. (Sputnik)