Sumando más de tres décadas en manos del empresario Carlos Slim, Teléfonos de México (Telmex) se vistió de rojinegro por primera vez en su historia reciente tras materializarse la huelga anunciada por el Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana (STRM) liderado por Francisco Hernández Juárez, un ingeniero electrónico en comunicaciones que a lo largo de 46 años ha representado a su base trabajadora.
La decisión del STRM se da en un momento clave en el sector global y doméstico de las telecomunicaciones: un inevitable y acelerado proceso de transformación digital que conlleva profundos cambios en materia laboral impulsados por la conectividad, la digitalización y la automatización.
El Foro Económico Mundial estima que hacia el año 2025, la automatización desplazará 85 millones de puestos de trabajo, aunque destaca que la robotización generará 97 millones de nuevas plazas laborales; incluso, a nivel global, las empresas calculan que alrededor del 40 por ciento de los trabajadores requerirán una recapacitación de seis meses o menos a lo largo de los próximos tres años.
Desde su privatización en 1990, Telmex ha realizado inversiones que superan los 37 mil millones de dólares para fortalecer una amplia gama de servicios de telecomunicaciones, entre los que se encuentran transmisión de voz, acceso a Internet y soluciones integrales para todos los segmentos del mercado; incluyendo telefonía pública, rural y residencial, así como servicios especializados para el segmento empresarial.
Con más de 60 mil trabajadores sindicalizados, esta empresa forma parte del Agente Económico Preponderante (AEP), que de acuerdo con especialistas, no sólo está lejos de dejar esta figura establecida por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), sino que continúa su capacidad de reconcentración del mercado, sobre todo en el segmento móvil.
En marzo de 2020 se concretó la separación funcional de Telmex y Telnor que el IFT ordenó como resultado de la revisión bienal sobre la efectividad de la regulación asimétrica impuesta al AEP.
En dicha revisión se determinó la pertinencia de separar la provisión de los servicios mayoristas, que son aquellos relacionados con la red local, infraestructura pasiva y enlaces dedicados asociados a dicha red.
Este tema fue del interés del STRM, que en voz de su líder sindical expresó en 2018 su preocupación por lo que consideró una decisión que estaría desincentivando la inversión en el sector y beneficiaría más a su competencia que a los usuarios.
En México, señalan datos de la firma The CIU, el mercado de los Servicios de Banda Ancha Fija (BAF) es sumamente importante al sumar 24.1 millones de accesos, mismos que observaron un aumento de 48.8 por ciento en el periodo 2017-2020, particularmente durante la fase álgida de la pandemia.
Con base en datos del IFT, la consultora ha destacado cómo Telmex tiene presencia en 97.8 por ciento de los mil 624 municipios que cuentan con capacidades desplegadas para la provisión de este servicio.
Además, la firma ostenta una posición monopólica en prácticamente la totalidad (96.3 por ciento) de los 950 municipios en los que sólo tiene presencia un solo operador, estos representan 57.6 por ciento del total en los que el operador tiene cobertura (mil 588).
La disponibilidad de redes de fibra óptica de Telmex alcanza una extensión de 320 mil kilómetros desplegados, un nivel 3.3 veces superior a la capacidad instalada del segundo lugar en esta métrica (Totalplay) y 6.3 veces mayor a la magnitud de la red troncal del gobierno mexicano administrada por CFE, explica The CIU.
Una vez que el STRM estalló la huelga el jueves 21 de julio, Telmex emitió un comunicado en el que detalló que no se logró un acuerdo con la planta laboral que permita la viabilidad financiera de la empresa; sin embargo, aseguró que la continuidad de sus servicios de telecomunicaciones está garantizada.
Por su parte, el sindicato ha asegurado que un movimiento laboral de este tipo sí genera afectaciones en las redes de telefonía fija y móvil del país, y aunque la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión no les permite “bajar el switch”, los problemas cotidianos de la Red Interna de Telmex que utilizan las empresas comerciales de telefonía fija y móvil en el país, no serían atendidos, bajo condiciones de paro.
Incluso, Telcel también podría tendrá una afectación, pues carece de trabajadores que atienden daños en espacios de cable de fibra óptica, una labor realizada por los telefonistas que hoy están en huelga.
Casi dos horas después de que la base laboral diera por iniciada la huelga, la titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), Luisa Alcalde, informó en su cuenta de Twitter que el “Sindicato de Telefonistas y la Empresa, con la mediación de la STPS, están trabajando en un acuerdo. Confiamos en que se llegará a una solución en las próximas horas”.
Por su parte, Irene Levy, analista especializada en el sector telecomunicaciones y presidenta de Observatel, adelantó que este viernes podría levantarse la huelga pues se vislumbra la firma de una propuesta para la conformación de una mesa técnica para la resolución del conflicto laboral.
De acuerdo con las fuentes de la especialista, en dicho grupo se analizará el costo financiero y cálculos actuariales de diversas propuestas de las partes para solucionar el tema del pasivo laboral, del esquema de jubilaciones de los trabajadores de nuevo ingreso y de la contratación de mil 942 vacantes.
“Las propuestas de solución serán revisadas en un plazo de 20 días hábiles, después de la primera sesión; la Mesa Técnica, integrada por dos representantes del Sindicato, dos de la empresa, el secretario general de los telefonistas, el director general de Telmex y la STPS, acordará por consenso o mediante arbitraje”.
Lo cierto es que los servicios que ofrece Telmex, como el resto de las empresas que participan en el mercado de las telecomunicaciones, son vitales para los usuarios finales, el sector empresarial e incluso para los gobiernos de diferentes órdenes.
Aun siendo horas o días, una huelga no es el mejor escenario y menos aún, cuando el dueño de una empresa es un multimillonario que por años ha expresado que “no vivimos épocas de cambio, sino un cambio de época”, lo que significa nuevos paradigmas en diversas esferas.
La pregunta hoy es si el ingeniero más rico de México vislumbra también un ajuste en la relación obrero-patronal que inició hace tres décadas con un líder sindical que ya estaba cuando él llegó.
CON INFORMACIÓN VÍA CONSUMO TIC