Francisco Hernández Juárez, líder del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana (STRM), viene de poner fin a un conflicto por jubilaciones que enfrentó a los trabajadores de Telmex con los dueños de esa empresa, la familia Slim, durante tres años. Ahora enfrenta uno de los retos de mayor dificultad en sus 45 años al frente del STRM: evitar la posibilidad de que el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) ordene la partición de Teléfonos de México en dos compañías con dueño distinto y marca e infraestructura propias.
Esto sería la separación estructural de Telmex y significaría también que unos 14,000 trabajadores de esa telefónica tuvieran que marcharse a otra compañía totalmente distinta, con los retos laborales que ello implicaría contratarse con un nuevo patrón. Una cuota similar de trabajadores ya se integra a la empresa Red Nacional Última Milla, que fue resultado de la separación funcional que el IFTordenó en 2018 a Telmex, al desprender de esa compañía su brazo de infraestructura en una nueva empresa, pero con mismo dueño, y que es el paso anterior a la separación estructural.
AT&T, Grupo Televisa y la Cámara Nacional de la Industria Electrónica, de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (Canieti) promueven la partición de Telmex, cómo única manera para equilibrar la competencia del mercado.
Aún con siete años de pérdidas financieras, Telmex es todavía un coloso con 320,000 kilómetros de redes de fibra óptica y opera más de 50 anillos metropolitanos en todo el país. Sus servicios de telefonía, voz y streaming suman 21 millones de accesos y su plantilla laboral es de 60,000 trabajadores, 28,000 de ellos en activo. Su infraestructura de red también da soporte al tráfico de los 83 millones de usuarios de Telcel y su cobertura llega a 130 millones de mexicanos. Todo ello lo que sus adversarios acusan de dominancia del mercado.
—¿Qué piensa cuando lee en prensa sobre la posibilidad de partir definitivamente a Telmex en dos compañías totalmente separadas una de otra?
—Pienso en que se trata de una provocación, aun cuando hemos perdido un importante espacio en el mercado por la regulación asimétrica y aun cuando venimos de tres años de pelear con la empresa para encontrar una salida al tema de la jubilación y que finalmente logramos un acuerdo, que mucho fue por la intervención del Estado. En ese tiempo, el IFT no tuvo la gentileza ni la sensibilidad para ayudarnos a encontrar una solución desde sus propias atribuciones; y ahora que encontramos una solución y que trabajamos en fortalecer la viabilidad financiera de la empresa, vienen con esas reacciones de todas partes. No me extrañaría que la posición de la Canieti se extienda hasta el IFT, pues esas empresas no tienen más que el propósito de golpear para sacar adelante sus propios intereses, que de ayudar al desarrollo de la conectividad en el país.
La verdad es que nosotros estamos de acuerdo e insistimos en que tiene que cambiar el modelo de competencia promovido por el IFT con apretar a Telmex, porque por sí mismo ese modelo no ha resuelto los problemas de cobertura, de convergencia y de poder conectar a la mayor parte de los mexicanos.
Sólo con un esquema complementario donde el Estado cumpla la función conducir el desarrollo de las propias empresas es que habrá conectividad. Tratando de presionar al IFT y de intimidarlo para quitarle a Telmex el control de su red y ponerla en manos de un tercero para disponer totalmente de las condiciones y pasar por encima de las propias capacidades de Telmex, no será la solución. Yo les digo y estoy seguro de que el gobierno va estar preocupado, porque después de haber pasado por un problema tan importante como el tema de las jubilaciones que hasta ellos contribuyeron mucho a su solución, ahora vienen estas gentes queriendo generar la separación estructural.
—Si bien la industria presiona a IFT para que declare la separación estructural, esa autoridad defiende que su política regulatoria sobre Telmex les ha permitido a ellos ganar 11 millones de suscripciones de Internet, en detrimento de Prodigy. ¿Considera esa posición del IFT como parte de su imparcialidad para analizar la separación estructural de Telmex?
—El propio IFT ya se dio cuenta de lo insostenible de la posición de Canieti, Televisa y AT&T. Ellos traen una cuestión de apropiarse del mercado como sea, pues ni aún amarrándonos como nos tienen han podido crecer y ahora lanzan maniobras de carácter regulatorio, y por eso su interés de presionar.
El gobierno tiene unos planes para Altán y CFE, y ha dicho públicamente que necesita del brazo de Telmex para llevar conectividad hasta los lugares más apartados y nosotros coincidimos con ellos, porque sinceramente la única manera de cumplir con el propósito que se ha planteado este gobierno es haciendo que las empresas hagan esfuerzos conjuntos y estas empresas que ahora nos acusan, no han podido cubrir con la competencia que ha ido generando el IFT a través de la regulación que nos aprieta, la conectividad que se necesita. ¿Si viene la separación estructural, en quién se apoyará el gobierno?
Si sólo fuera la presión de Televisa y AT&T y el Estado permaneciera cruzado de brazos nada más mirando y nosotros no estuviéramos alertas, no me extrañaría que se fueran por ese camino de la separación estructural. Pero tenemos un Estado fuerte en este sexenio y nosotros no nos quedaremos de brazos cruzados.
—¿Advierten los telefonistas algún efecto positivo con la separación estructural, como por ejemplo qué tipo de regulación alcanzaría a Telmex y a la nueva empresa ahora?
—Si hay separación estructural, lo lógico es que ya no deberíamos en Teléfonos de México tener regulación asimétrica. Parecería así un efecto inmediato y positivo. Desde luego tendría uno que pensar bien en ese efecto positivo que se generaría, pero tampoco nos extrañaría a los telefonistas que ahora salgan con una política como la que hicieron con la preponderancia y nos sigan regulando así. Es más, en este momento Telmex ya tiene las condiciones para no ser declarado agente preponderante y aún sí encuentran razones para sujetarnos con su regulación. Con esa historia que hemos visto se me hace difícil pensar que con la separación estructural no habrá daño para la empresa y los trabajadores.
Y bien, se da la separación estructural y nos quitan la regulación, ¿quién de todos ellos que presionan al IFT le ayudará al gobierno a llevar conectividad si ya no tenemos regulación? ¿Lo han pensado los que presionan?
—¿Se refiere a que si hay separación estructural y por tanto cambia la regulación asimétrica o se extingue esta, entonces ustedes o la empresa escindida ya no estaría obligada a compartir su infraestructura?
—Sí, así es. Parece que podrían darse esas condiciones, pero sinceramente no imagino que estén promoviendo esta separación estructural para que se den esas condiciones de que ya la empresa mayorista ya no tenga obligación de compartir su infraestructura, que ya no esté obligada a subsidiar con su infraestructura a la competencia, que ya no tenga esa regulación asimétrica, no estoy seguro que ese sea el camino que están pensando. ¿Quién además comprará Telmex? AT&T o Televisa… ¿Les alcanza? Están presionando para que con esa intención se permitan tener otras ventajas que iremos viendo si se da la separación estructural. Yo espero que no ocurra esa separación, que sea esto una suposición.
—Parafraseando un comentario del mismo IFT de que si “toca, toca” la separación estructural, entonces habría menores obstáculos para que Telmex venda productos de video, ¿lo ve posible?
—Aquí resulta que América Móvil no está tramitando la concesión de video para Telmex, sino para Clarovideo. Si ocurriera que la dan la concesión quizá nos buscarían para dar acceso a infraestructura de fibra. No veo que Televisa esté promoviendo un nuevo competidor en su propio mercado. Pudiera haber esos beneficios, pensando hipotéticamente en que así ocurriera con la separación estructural, pero dudo que estén promoviendo pensando en que así será.
—En prensa hay quien dice que la separación estructural podría beneficiar a Telmex ante lo que ellos califican como desequilibrios financieros por el tamaño de la nómina de los trabajadores…
—Nosotros no hemos sido un obstáculo, porque con esa misma en el año 2000 la empresa fue considerada la mejor empresa de telecomunicaciones del mundo y con los ingresos de entonces, nuestra nómina y nuestro contrato representaba el 35% de los ingresos de Telmex.
¿Qué pasó? Que la empresa se dedicó a sacar de Telmex los servicios más rentables y luego vino la regulación, y entonces los ingresos se cayeron y las finanzas de la empresa se cayeron, y por eso, en ese comparación, nuestra nómina alcanzó un mayor peso en las finanzas de Telmex. Llevamos como empresa casi siete años sin ganancias por efectos de su regulación asimétrica y ahora vienen a decirnos que los salarios dignos provocan un obstáculo financiero en Telmex.
—El término separación funcional se escucha mucho en foros y se lee demasiado en prensa, ¿en verdad no le quita el sueño como líder sindical?
—Por estudios propios de los informes de nuestros propios compañeros de la planta externa, ellos, los que presionan al IFT tienen acceso a toda la red de Teléfonos de México; saben dónde está la infraestructura, los postes, la fibra y han tenido todas las facilidades. Lo que han pedido se lo hemos dado.
Este esquema primero de separación funcional no ha funcionado. Decían que el mercado se iba ampliar, como la conectividad. Así nos quitaron los ingresos por la larga distancia, la interconexión, el servicio medido y otras…
¿Y dónde está lo que se ha logrado? Todo ha sido a costa del sacrificio de Telmex y si esa era la idea, lo lograron, porque vamos para siete años sin utilidades. Nos vendieron la idea de ampliar las telecomunicaciones, pero no hemos visto a Televisa, AT&T o Canieti decir al presidente: “No se preocupe, nosotros vamos a llevar cobertura a los desconectados”, porque si no hay cobertura, ellos simplemente no van.
¿Me quita el sueño? No. Es la figura de la regulación asimétrica completa la que nos afecta. La separación funcional podría ser, pues, aceptable si sirviera, pero no ha servido y nos está acarreando problemas a la empresa y a los trabajadores.
La separación funcional tenía que ver básicamente con la red externa (anillos metropolitanos, redes de transporte…). Pero después que un poquito más que con las centrales y con otro poquito más, los edificios. Si viene la separación estructural qué van a vender: ¿parte de la central, del edificio o de los servidores? Es muy complicado; es un entramado muy difícil de red, porque hasta dónde es la fibra que van a vender. La Canieti y AT&T tienen una imaginación y una creatividad para molestar.
CON INFORMACIÓN VÍA EL ECONOMISTA