Aumenta trabajo infantil por primera vez después de dos décadas

El número de menores en situación de trabajo infantil se elevó en los últimos cuatro años, pasando de 151.6 a 160 millones en todo el mundo, lo que representa un aumento de 8.4 millones.

Aunque la pandemia por COVID-19 es en parte responsable de este incremento, la realidad es que la batalla contra esta problemática se estancó desde el 2016.

“Estamos perdiendo terreno en la lucha contra el trabajo infantil, y el último año no ha facilitado nuestra labor”, advirtió Henrietta Fore, directora Ejecutiva de UNICEF, el pasado 10 de junio.

En el informe “Trabajo infantil: Estimaciones mundiales 2020, tendencias y el camino a seguir”, creado por la OIT y la UNICEF, se pone en evidencia que los esfuerzos realizados para erradicar el trabajo infantil fueron insuficientes por primera vez desde hace 20 años, revirtiendo la tendencia a la baja que existía previamente cuando este fenómeno disminuyó en 94 millones de casos entre el año 2000 y el 2016.


De no tomar medidas cuanto antes para atender esta problemática a nivel mundial, la cual se agravó con la pandemia, el número de afectados podría aumentar a 206 millones para finales del 2022

El documento destaca principalmente un aumento sustancial de la cantidad de niños de 5 a 11 años en esta situación, los cuales, hoy en día representan poco más de la mitad de todos los casos a escala mundial.

Por su parte, el número de menores de 5 a 17 años que realizan trabajos peligrosos, es decir, toda labor que es susceptible de dañar su salud, seguridad o moral, ha aumentado en 6.5 millones desde hace cuatro años, hasta alcanzar los 79 millones al día de hoy.

Al mismo tiempo la mayor parte del trabajo infantil –tanto para los niños como para las niñas– sigue teniendo lugar en la agricultura.

De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, un 70 por ciento de los menores en situación de trabajo infantil (112 millones) se dedican a la agricultura.

Esto tiene una explicación clara, pues datos de la misma organización muestran que el trabajo infantil es mucho más frecuente en las zonas rurales, donde hay 122.7 millones de niños en esta situación en comparación con los 37.3 millones en las zonas urbanas.

“La prevalencia del trabajo infantil en las zonas rurales es casi tres veces superior a la de las zonas urbanas”, señala el informe de la Naciones Unidas, por lo que indica que “es primordial aumentar las inversiones para facilitar el desarrollo en estas áreas y promover el trabajo decente en el sector agrícola”.

Le siguen el sector de los servicios con un 20 por ciento (31.4 millones) y el sector de la industria con 10 por ciento (16.5 millones).

La mayor parte del trabajo infantil tiene lugar en la agricultura con 112 millones de menores, le siguen el sector de los servicios con 31.4 millones y el sector de la industria con 16.5 millones

Por su parte, Guy Ryder, Director general de la OIT, advirtió que hay que tomar en cuenta las señales y actuar al instante, pues los niños que enfrentan esta realidad corren el riesgo de padecer daños físicos y mentales, ya que ven afectada su acceso a la educación, se restringen sus derechos y se limitan sus oportunidades en el futuro, además da lugar a círculos viciosos de pobreza y trabajo infantil.


“Las nuevas estimaciones constituyen una llamada de atención. No podemos quedarnos impasibles mientras se pone en riesgo una nueva generación de niños”

Guy Ryder

Director general de la OIT

De no tomar medidas urgentes para atender esta situación a nivel mundial, la pandemia, aunada con los diversos factores que se han visto mermados por su llegada como la pérdida de empleos o de escolaridad, podrían provocar que el número de niños en esta problemática aumente a 206 millones para finales de 2022.

Al respecto, Tania Ramírez, directora de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), dice en entrevista que “la forma, hablando en un sentido preventivo, de evitar que los menores trabajen, tiene que ver con cambiar las condiciones de desigualdad así como las estructurales, que dependiendo del contexto, características, zona geográfica, etcétera, ponen a los niños y niñas en una situación de vulnerabilidad”.

Panorama local del trabajo infantil

México, a pesar de ser una de las principales 15 economías a nivel mundial, sufre de graves problemas de desigualdad, pobreza y falta de escolaridad, por lo que el trabajo infantil no es un tema ajeno para el país.

Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), muestran que a nivel nacional, 3.26 millones de niños, niñas y adolescentes de entre 5 y 17 años de edad estaban en situación de trabajo infantil en 2019, lo que representa 11.5 por ciento de la población en dicho rango de edad.

De acuerdo con Tania Ramírez, en México existen diversos factores estructurales asociados al trabajo infantil como la precarización del empleo, la carencia de oportunidades laborales para las familias, las disparidades salariales, así como los obstáculos para el acceso a la salud, alimentación y vivienda digna que deben tomarse en cuenta en materia de trabajo infantil, al igual que la migración laboral, el desplazamiento forzado y ahora los efectos del COVID-19 que han provocado una recesión global, la disminución del PIB y la pérdida de empleos.

“Esto ha conllevado a que la existencia del trabajo de niñas, niños y adolescentes en México responda a múltiples aspectos estructurales que son necesarios atender a través de políticas públicas que prioricen el derecho a la educación, la salud, la alimentación y la vivienda con base en el interés superior de la niñez”.

CON INFORMACIÓN VÍA REPORTE ÍNDIGO

Niños y jóvenes desconectados: dos de cada tres no tienen Internet en casa

Dos tercios de los niños y jóvenes de 25 años de edad o menos no cuentan con acceso a Internet en su hogar, es decir, 2 mil 200 millones en todo el mundo, así lo advierte un nuevo informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, en inglés) y la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT).

El estudio indica que mil 300 millones del total son niñas y niños entre los 3 y 17 años; en tanto, 768 millones son niños y jóvenes de 15 a 24 años. Todos ellos se encuentran en edad escolar y carecen de acceso al servicio incluso durante la pandemia de Covid-19, que ha obligado a cerrar escuelas en diversos países y a adoptar modelos de aprendizaje a distancia con apoyo de la tecnología.

Además, Unicef y UIT alertaron que el acceso a Internet se hace todavía más bajo al mirar la realidad de las regiones más pobres. Por ejemplo, en África occidental y central, únicamente 5 por ciento de los niños y jóvenes tiene una conexión en casa, en contraste con la media mundial (33%).

La brecha en conectividad también es más profunda según el nivel socioeconómico, la riqueza de las economías y en las zonas rurales. En las naciones de altos ingresos, el 87 por ciento de los niños y jóvenes tienen Internet en el hogar, mientras que sólo 6 por ciento cuenta con el servicio en los países de menores ingresos.

Según el análisis con base en el ámbito de residencia, tres cuartas partes de los niños y jóvenes de las zonas rurales, de 25 años o menos, no tienen Internet, y el 25 por ciento sí disfruta de una conexión. En tanto, en las ciudades 41 por ciento cuenta con el servicio y el resto no.

En América Latina y el Caribe, 73 puntos porcentuales de los niños y jóvenes que habitan en poblados rurales no disponen de acceso a Internet en casa. Por otro lado, el porcentaje de niños o jóvenes que sí tienen el servicio en las ciudades es del 62 por ciento.

Si bien se trata de una problemática que ha persistido por varios años, la falta de conectividad se ha enfatizado durante la propagación del nuevo coronavirus. A lo largo de este año de confinamiento, las tecnologías, incluida Internet, han servido para mantener las actividades educativas, productivas y sociales.

Pero sin acceso a una conexión los niños y jóvenes enfrentan una barrera para continuar su educación, señalan las organizaciones de Naciones Unidas. Al mismo tiempo, los sistemas educativos tienen otros retos que son anteriores a la pandemia, como que uno de cada cinco niños en edad escolar no asistía a una escuela, o que en las instituciones educativas realmente no estaban aprendiendo.

El informe de Unicef y la UIT hace un llamado a atender esas brechas en la educación y, a su vez, ampliar significativamente el acceso a Internet e impulsar el desarrollo de habilidades digitales que serán necesarias para un futuro sostenible.

Con información vía DPL News