Noam Chomsky plantea una visión penetrante de cómo los medios de comunicación operan a través de una serie de filtros que moldean y manipulan la información que llega al público. Estos filtros son fundamentales para comprender cómo se construye la narrativa mediática y cómo se manipulan las percepciones y opiniones del público en general.
En primer lugar, la propiedad de los medios de comunicación desempeña un papel crucial. Las grandes corporaciones controlan la mayoría de los medios de comunicación, y su principal objetivo es obtener ganancias. Esto significa que la información que se presenta al público puede estar sesgada para satisfacer los intereses financieros de estas corporaciones. El periodismo crítico, que podría cuestionar las acciones de estas corporaciones, a menudo se ve relegado en favor de contenido que promueva los intereses corporativos.
El segundo filtro, la publicidad, revela cómo los medios dependen en gran medida de los ingresos publicitarios para mantenerse a flote. Los anunciantes pagan por acceder a las audiencias a través de los medios, lo que significa que los medios están incentivados a producir contenido que atraiga a esos anunciantes. Esto puede llevar a una priorización de contenidos que no desafíen las normas sociales o que no critiquen a las empresas que pagan por la publicidad.
La élite de los medios, como tercer filtro, ilustra cómo aquellos en posiciones de poder ejercen influencia sobre la narrativa mediática. Los gobiernos, las corporaciones y otras instituciones poderosas saben cómo manipular los medios para promover sus propios intereses. Esto puede incluir la distribución selectiva de información privilegiada, la creación de relaciones cercanas con periodistas y la promoción de expertos afines a sus agendas.
El cuarto filtro es la crítica, que actúa para marginar a aquellos que desafían el statu quo. Los medios de comunicación y las figuras públicas que se apartan del consenso dominante pueden enfrentar críticas y desacreditación. Esta presión social puede dificultar la difusión de puntos de vista alternativos o críticos.
Finalmente, el quinto filtro es la creación de un enemigo común. Para mantener el consentimiento del público, se necesita un enemigo o un chivo expiatorio al que temer. Esto puede manifestarse en la forma de enemigos externos como el comunismo, el terrorismo o los inmigrantes, que son utilizados para unir a la opinión pública en torno a una causa común y desviar la atención de otras cuestiones importantes.
CON INFORMACIÓN VÍA BLOGHEMIA