OPINIÓN_ Liderazgo diferente

POR: Eduardo Torres Arroyo

Al final del sexenio de López Obrador varias cosas alientan a sus opositores: que no se puede repetir, esto es que quien llegue de morena a la presidencia no podrá ser lo mismo, esto es, su estilo personal de gobernar, su conocimiento del México profundo e histórico, su carisma, son intransferibles o no transmisibles y que el nuevo mandatario o mandataria tendrá necesariamente su propio estilo de gobernar. Es tal el conflicto que les ha causado el obradorismo que desean febrilmente que el sexenio se termine o cuando menos la continuidad sea más proteccionista. Siguen pensando que la consigna de que es un peligro para México no ha desaparecido, pero siguen sin poder encontrar una estrategia que pueda hacerlos ganar.

Daniel Cosío Villegas en su ensayo sobre Don Luis Echeverría y su estilo personal de gobernar, sostuvo que uno de los pilares del sistema político mexicano era un presidencialismo con amplios poderes metaconstitucionales, aunque, con el tiempo, grupos opresores coartaron ese poder condicionándolo, pero sin dejar de ser una pieza principal con un poder inmenso. Esto hace inevitable que lo ejerza con un sello personal e inconfundible, marcado por su temperamento, carácter, educación y experiencias personales. Los dos primeros serán determinantes. Los cierto, para Cosío Villegas, es que el sistema mexicano propicia un estilo personal no institucional de gobierno.

La oposición sigue pensando en que debería seguir gobernando el país un personaje similar al descrito por Cosío Villegas, el que por muchos años dominó la política mexicana, un presidente(a) con mucho poder al que se le puede condicionar. En la medida en que López Obrador es irrepetible, quien lo suceda no poseerá sus mismas características y tendremos un nuevo personaje con un temperamento y carácter diferente. Por tanto, sí no logran ganar, que es lo más probable, esperan un mal menor, esto es, un gobierno con un diferente estilo personal lo que permitirá una negociación y apertura diferente, quizás menos beligerante, hay quien agrega, más racional y menos voluntarista.

En esa idea parten de un error grave pues no están considerando que el centro de la disputa por la nación en el obradorismo no es nuevamente buscar a un hombre o mujer que en la continuidad se pueda manejar con mucho poder, sino que asuma un liderazgo diferente, que continúe el nuevo proyecto político-económico-social y cultural y que invierta el orden de arriba hacia abajo seguido en los últimos años, para imponer un orden de abajo hacia arriba que obedezca al movimiento de insurrección iniciado en el 2018.

El nuevo liderazgo si tendrá un sello propio, pero dentro del proyecto de transformación, lo cual es muy diferente. La misma Claudia Sheinbaum ha dicho que su gobierno sería de continuidad con cambio, pero con sello propio. Lo que podemos entender es que el ejercicio del poder presidencial será diferente. Andrés Manuel no está trasladando el poder presidencial como el poder omnímodo que hemos conocido en los años postrevolucionarios, sino que las decisiones recaigan en el grupo que contendió por la coordinación del movimiento, donde la función principal recaerá en la que obtenga la mayor votación, que en este caso resultó ser Claudia Sheinbaum. El proyecto de transformación podría ser un más y mejor obradorismo, dada la filiación de la propia Claudia, pero también podríamos verlo como un proyecto que ofrezca un mejor horizonte de futuro para las grandes mayorías.

Las contradicciones no podían dejar de existir en el seno de un escenario como este. A pesar de que hubo previamente acuerdos que fueron firmados y aceptados por todos, la posición de Marcelo Ebrard es una muestra muy clara. Desde luego que hay tensiones en el obradorismo y continuarán cuando se definan los que integrarán su gobierno y quien encabezaría las próximas candidaturas de gobernadores y del Congreso de la Unión. Claro está, pues, si es que llegan, pero no hay duda de que la coordinadora tendrá el mayor peso en las designaciones y en definir las particularidades de la continuación del proyecto. Sin embargo, lo que debemos resaltar es que se busca una forma novedosa de ejercer el poder con un nuevo tipo de liderazgo. Lo novedoso no significa que será más eficiente en la conducción de las políticas públicas, sino en que estamos hablando de incorporar las decisiones colectivas, de construir políticamente los intereses de una voluntad colectiva.

La oposición sigue su camino apoyado en la escuela que perfeccionó el priísmo. Afirman que la sucesión presidencial ya se decidió en la cúpula del poder, que se ha restaurado una monarquía sexenal autoritaria, como lo muestran los ataques continuos a la independencia del INE y el querer controlar el Poder Judicial. También consideran que el no haber debates en las campañas para coordinadores no se pudieron ver los elementos que permitieran ver quien era más competitivo para dirigir el país.  Que Claudia Sheinbaum es coordinadora porque así lo quiso López Obrador y, por tanto, si quiere ejercer la presidencia, no sólo ocuparla, tendría que poner límites al “caudillo”. La oposición considera que la doctora Sheinbaum para llegar a ser la coordinadora tubo que emular las ideas de López Orador, lo que muestra cierta o mucha debilidad.

Lo que no ha visto hasta ahora la oposición, como muestra claramente en las últimas encuestas publicadas, es que su candidata aparece en el último lugar de aceptación popular. Su candidata es impulsada como ejemplo de la voluntad de superarse con su propio esfuerzo, como parte de la cultura del mérito, de la competencia neoliberal, estrategia que no empata con una política de construir políticamente los intereses de una voluntad colectiva. Tampoco ha visto que a pesar de que López Obrador es Irrepetible e intransferible y no estará en las boletas electorales, sí estará presente en las próximas elecciones, aunque ya no tenga la última palabra. Su peso moral y político estará presente no porque el haya designado a su sucesora, sino porque estamos hablando de la continuación de un proyecto político, no de hombres o mujeres que ejerzan la política sólo con responsabilidades e intereses de grupo. Todo esto pone a la oposición en una situación crítica donde carece de argumentos para contrarrestarla.

Durante el priísmo se contó con reglas que todo mundo respetó y nos dejó décadas de estabilidad. El neoliberalismo ante la necesidad de romper esas reglas e imponer las suyas, nos metió en un laberinto que generó cambios constantes sin reglas claras y puso al país en un punto que lo llevó a la explosión del 2018. La transición iniciada en el año 2000 con la llegada de Fox al poder terminó con el regreso del priísmo más corrupto, que, por esa condición, llevó al extremo su impotencia de poder conectarse con el pueblo, por lo que esa transformación se debilitó mucho. López Obrador supo interpretar ese momento. No sabemos que hubiera sucedido si llega en 2006, pero el momento de 2018 le permitió establecer una estrategia para construir un Estado social democrático. El año 2024 sabremos qué tanto es válido para el pueblo de México este proyecto transformador.

DIALÉCTICA SINDICAL_ “IFT piensa en los sandboxes como el arranque de su regulación de futuro”: Javier Juárez Mojica

El Instituto Federal de Telecomunicaciones abre una nueva década de vida esta semana. El IFT es un regulador exitoso, porque en 10 años consiguió bajar 31% los precios de las comunicaciones y triplicar el número de mexicanos con acceso a Internet móvil, hasta un total de 120 millones de personas en 2022 por su trabajo regulatorio. En radiodifusión, México fue el primer país de Latinoamérica en hacer realidad la televisión digital y gracias al IFT, autoridad que en el mismo tiempo también promovió la creación de 155 nuevos canales de televisión abierta y 244 estaciones de radio AM/FM para dinamizar un mercado antes repartido entre siete poderosas familias.

Este es el regulador que dividió en dos al gigante Telmex y el que se atrevió a declarar dominantes a Televisa y Megacable en televisión de paga. También es el regulador que barajó ordenar a AT&T la venta de Sky. Es el regulador que sufrió la renuncia de Movistar a su espectro y el que combate la dominancia de Telcel en el negocio móvil. Es el mismo que en una década emprendió once licitaciones, entre ellas las de bandas radioeléctricas para crear servicios de consumo masivo y para empresas. Es el regulador que nunca ha negado concesiones de espectro a Pemex, la CFE o al Ejército para que ellos puedan cumplir con sus misiones; y también es la autoridad que apartó bandas para que las comunicaciones del Tren Maya, el AIFA y la Refinería de Dos Bocas fueran posibles.

Y pese a ello, el Instituto Federal de Telecomunicaciones no es ya el regulador más “sexy” de Latinoamérica. Su atractivo lo disputan los reguladores de Brasil y Colombia. El IFT ha perdido brillo porque su trabajo regulatorio se complica por el nulo nombramiento de tres nuevos comisionados; porque también dejó pasar oportunidades en la defensa de sus atribuciones en cuanto defensoría de audiencias y porque respondió muy tarde y desunido cuando el Senado quiso desaparecerlo y traspasar sus activades a un supra regulador que nunca nació.

El IFT empieza su segunda década de vida con un pesado reto: lograr el ansiado bajón de los precios del espectro que hacen de México el país más caro de toda América en la materia. Lograrlo significaría mayor cobertura celular, mayor calidad de servicio y la posibilidad de conocer nuevos productos para productividad, aprendizaje, salud y entretenimiento. El problema del IFT no es técnico y vive un contexto en que el Ejecutivo federal no lo deja levantar cabeza, por eso este regulador maniobra para cumplir con su misión de promover competencia, cobertura y concurrencia en telecomunicaciones y radiodifusor, a favor de la sociedad.

Javier Juárez Mojica, el cuarto presidente del IFT en diez años, cuenta que ante el adverso panorama que enfrenta este regulador, la ruta para esa llamada regulación de futuro y la transformación digital que mantendrían a México como líder en Latinoamérica, empieza por el sandbox regulatorio, una suerte de diálogo entre empresas, academia y gobierno para analizar qué debe posteriormente reescribirse en la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión (LFTR), la Biblia del IFT.

—En 2023 estamos viviendo la regulación de futuro que el Legislativo y el mismo regulador imaginaron en 2013, o una parte de ella. ¿Qué imagina hoy de cara a otros 10 años de IFT?

—La cuestión está en observar el actual marco de regulación que dicta la ley. Lo que en este momento se puede hacer es lo que estrictamente establece la LFTR como nuestras atribuciones y a partir de allí, en mi visión y muy en línea con la Unión Internacional de Telecomunicaciones, es este concepto de conectividad significativa.

¿Qué quiere decir la conectividad significativa? Que la conectividad tenga un propósito y ese propósito es para que se utilice de manera transversal y transparente; que la conectividad se utilice en sectores sociales y productivos: en la agricultura, en la minería, en los sistemas de transporte; en la educación y en la salud. Que así se imagine.

Algo que nos abre la puerta para entender eso son precisamente los casos de uso que se están desarrollando para 5G y que van en línea con la transformación digital. Esta conectividad significativa va implicar retos, y entre ellos uno tiene que ver con el espectro radioeléctrico.

—¿Habría entonces pronto la necesidad de una reforma para la reforma de 2013?

—Tenemos que ver cómo nos estamos imaginando la transformación digital y de allí partir. Si hubiera una limitación, no podemos aventurarnos todavía en que para eso debe hacerse una nueva reforma de telecomunicaciones.

En línea con la mejor perspectiva internacional, ya debemos empezar a ver y explotar esto de los conceptos regulatorios. Es decir, que antes de pensar en una reforma y ponerla de forma estricta o legal, primero se debe testear a través de la figura del arenero regulatorio. El camino tendría que ir por allí, a decir y sin escuchar: “se requiere A, B, C, o D”.

—¿Viene una era de sandboxes regulatorios? ¿Es ese el objetivo para lo que resta de su presidencia en IFT, de aquí al 2025?

—Habría que verlo. Es de las cosas que han salido del Comité de 5G. Ya nos han hecho propuestas y nos han hecho recomendaciones y contribuciones valiosas sobre un sandbox regulatorio. Yo creo que no hay que descartarlos y para no futurear. Cuando hay diagnósticos y cosas muy concretas, hay que impulsarlas; partir de allí.

Hay que ver cómo lo hacemos y porque pueden tener impactos muy significativos: cambiar la calidad de vida de mucha gente en México.

Pongo un ejemplo: tenemos diagnosticado que de los 25 millones de mexicanos mayores de 6 años de edad y que no tienen o usan Internet, más de 13 millones, el 50%, no lo utilizan y no es por falta de cobertura o porque no pueden pagar la conexión, sino porque no sabe cómo utilizarlo. Tenemos, por ejemplo, que impulsar entonces un programa anual de alfabetización digital y cómo hacerlo, con una figura así.

—Como en los memes de Internet, ¿qué señales enviará el IFT al sector para decirles que ya vienen los sandboxes?

Las habrá. Hay que buscar un marco de referencia para implementarlo. Hay países que ya han establecido proyectos de sandboxes regulatorios, con proyectos de casos que son susceptibles. Allí es donde cobra importancia esto de regulador de quinta generación, de colaboración con la industria y todos los demás actores.

Tenemos en la industria de radiodifusión un tema que pudiera ser muy útil con este concepto de sandbox y para la industria de telecomunicaciones un caso de interés puede ser eso de las redes privadas 5G. No es nada más hacerlo por hacerlo, sino que hay que identificar qué proyecto necesita México y de allí avanzar; hacer una guía y definirlo. Ese será nuestro marco de referencia para ir a los sandboxes.

—En cuanto espectro… ¿No fue muy temerario el IFT en proponer dos polémicas propuestas que al final Hacienda no atendió? ¿No cree que el regulador salió raspado porque una de esas propuestas se entendió además como una sobrerregulación para un actor?

—No creo que fueran contradictorias. Hay que hacernos más competitivos en términos del costo del espectro, o nos pueden seguir regresando Megahertz y nos pueden seguir quedando desiertas las licitaciones.

El enfoque que dimos fue en términos de competencia y con elementos que tomó en cuenta la Unidad de Competencia Económica, y tenía que ver con la escala de los operadores para cumplir con los esquemas de costos.

En las recomendaciones, otra alternativa es que se reduzca (el precio) sin pensar en la escala para que pueda entrar un nuevo operador o que los pequeños también se expandan. Todo iba en esa dirección.

—Perdone que insista, pero ¿cómo fueron a confiar en que los escucharían, cuando este gobierno ha menospreciado al IFT?

—Este tema del espectro no nació con esta administración. Es un reto histórico del sector. No pecamos de confiados. Lo que hicimos fue aportar todos los elementos que están a nuestro alcance y en esta ocasión se incorporó el elemento de cómo impacta una barrera de entrada o en la expansión de las redes.

En el Poder Legislativo harán su análisis. El tema es seguir aportando. Si México hubiera estado con un espectro más competitivo, tendríamos 5 millones de usuarios adicionales en el sector. Hay que imaginar cuál sería su impacto en términos de herramientas y en términos de la actividad que se puede generar, que no lo veamos por lo que se puede dejar de recaudar, sino por lo que se puede desarrollar.

—Después de que Hacienda dejó para 2024 los precios del espectro a como estuvieron en 2022 y 2023, ¿pensaría el IFT sólo concursar bandas como 3.5 GHz, más idóneas para 5G y dejar aquellas de PCS por caras, a fin de no restar más certidumbre a una próxima licitación?

—Sería el tema de ver, por ejemplo, las coberturas. No va ser lo mismo licitar para una región donde son varios estados, a licitar un área más pequeña dónde un operador pequeño sí puede entrar a competir.

—¿Qué le pasa por la cabeza cuado el Ejecutivo, en sus mañaneras o giras, pide al gigante del sector llevar cobertura, en vez de buscarlos a ustedes para solucionar problemas?

—Lo que puedo decir es términos estrictamente legales. Y en la LFTR se contemplan figuras como que el Ejecutivo, a través de CFE, solicitó una concesión y a través de esa figura están llegando a donde no está cubierto. Están contribuyendo a resolver la brecha digital de acceso.

—En época de presidenciables, ¿no se les ha ocurrido buscarlos a ellos para sensibilizarlos y evitar una repetición de la relación que se tuvo con este gobierno?

—Como organismo autónomo no podríamos estar inmiscuidos en temas de política. La razón de nuestra autonomía es que nuestras decisiones se toman al margen de las coyunturas. Tenemos una hoja de ruta 2021-2025 y tendría que haber actualizaciones, pero no podemos dejar de lado la Constitución y que somos coadyuvantes para que se cumplan los planes de desarrollo.

—¿Podría comprometerse el futuro del IFT, si la 4T se mantiene en el gobierno?

—Lo que corresponde hacer al IFT es seguir trabajando y dando resultado a favor de la sociedad. Un dato duro es la evolución de los precios y los paquetes. Los precios han caído 31%, cuando la inflación ha sido de 56 por ciento.

Nuestra función ha sido no estar pensando en coyunturas políticas, sino pensar en nuestro trabajo colaborativo y con las necesidades del sector productivo y la sociedad, que son las prioridades del IFT: trabajar como lo ordena la Constitución, que ordena un desarrollo eficiente de la radiodifusión y las telecomunicaciones. Y eso es lo que se tiene presentar como nuestros datos.

CON INFORMACIÓN VÍA EL ECONOMISTA

OPINIÓN_ 10 años sin derechos de las audiencias

El Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) cumplió una década (10 de septiembre de 2013) de su creación, y es el mismo tiempo que seguimos sin derechos de las audiencias. 

También fue hace un año, el 29 de agosto de 2022, cuando por unanimidad la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) invalidó la totalidad de la contrarreforma de 2017 a la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, que atentó contra diversos derechos de las audiencias. ¿Qué ha sucedido desde entonces? Absolutamente nada. 

Sí se restablecieron los derechos de las audiencias suprimidos en 2017 en la ley secundaria, pero en los hechos las audiencias seguimos sin poder ejercerlos porque no existen lineamientos vigentes emitidos por la autoridad responsable de tutelar dichos derechos: el IFT. Aquí una cronología. 

El 11 de junio de 2013 se publicó la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones y radiodifusión, que reconoce el derecho a la información como un derecho fundamental y señala que la ley establecerá los derechos de las audiencias y los mecanismos para su protección.

El 14 de julio de 2014 se expidió la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión (LFTR), la cual define las audiencias como las personas que reciben los contenidos, servicios de radiodifusión y de TV de paga, y les otorga una serie de derechos en los artículos 256-261, como recibir contenidos plurales y diversos, ejercer el derecho de réplica y distinguir entre publicidad, propaganda e información noticiosa. 

La LFTR obliga a los concesionarios a contar con un código de ética y nombrar un defensor de las audiencias y también dice que el IFT tiene la facultad de vigilar en materia de derechos de las audiencias, imponer sanciones y expedir lineamientos de carácter general. 

El 21 de diciembre de 2016, previa consulta pública, el IFT emitió los lineamientos generales sobre la defensa de las audiencias, los cuales establecen principios rectores, mecanismos de protección, las obligaciones y facultades de los defensores y los contenidos de los códigos de ética.

El contenido y la publicación de dichos lineamientos molestaron a la industria de la radio y la televisión. Muchos medios electrónicos privados, sus comunicadores y periodistas –acompañados por columnistas en la prensa– coordinaron una campaña de ataque, descalificaciones y desinformación contra el IFT y sus lineamientos acusándolos de censores. Las quejas de los radiodifusores privados llegaron a los oídos de los legisladores, mismos que habían aprobado la reforma de 2013 y la ley de 2014. 

El 31 de enero de 2017 la Consejería Jurídica de la Presidencia de la República de Enrique Peña Nieto y el Senado presentaron controversias constitucionales contra los lineamientos del IFT, por considerarlos contrarios al ejercicio de la libertad de expresión de los concesionarios, medios de comunicación y periodistas.

El 1 de febrero de 2017 la Suprema Corte admitió a trámite las controversias constitucionales del Ejecutivo federal y el Senado, las cuales fueron resueltas más de cinco años después.

El 8 de febrero de 2017 el Pleno del IFT aprobó diferir la entrada en vigor de los lineamientos emitidos en diciembre de 2016 hasta que la SCJN resolviera las controversias constitucionales. 

El 11 de febrero de 2017 el Pleno del IFT modificó el acuerdo para diferir la entrada en vigor de los lineamientos y publicó que entrarían en vigor el 16 de noviembre de 2017. 

El 31 de octubre de 2017 se publicó la contrarreforma que modifica y suprime diversos derechos de las audiencias. Entre otras cosas derogaron el derecho de la audiencia a que se diferencie con claridad la información noticiosa de la opinión; pidieron a los concesionarios que se abstengan de transmitir publicidad o propaganda como información periodística o noticiosa cuando antes estaban obligados; hicieron que los concesionarios emitieran sus propios códigos de ética sin la revisión ni regulación del IFT; permitieron que los concesionarios designaran libremente al defensor de la audiencia, nuevamente sin que la autoridad interviniera u opinara.

El 11 de diciembre de 2017, con votos de los comisionados Gabriel Contreras, Mario Fromow, Javier Juárez y Arturo Robles, el Pleno del IFT resolvió no promover una controversia constitucional en materia de derechos de las audiencias, tampoco atender una recomendación en ese sentido de su Consejo Consultivo. Quienes sí votaron en favor de presentar la controversia constitucional fueron Adriana Labardini, María Elena Estavillo y Adolfo Cuevas.

A finales de diciembre de 2017 la Asociación Mexicana de Defensorías de las Audiencias (AMDA) inició un juicio de amparo contra la contrarreforma, por considerar que la modificación suprimía la facultad del IFT para emitir lineamientos en materia de defensa de las audiencias. La AMDA ganó el amparo en mayo de 2020 en favor de los radioescuchas y televidentes. 

El 19 de enero de 2022 la Primera Sala de la SCJN resolvió el amparo interpuesto por el Centro Litigio Estratégico para la Defensa de los Derechos Humanos, también contra las modificaciones de 2017. 

La asociación civil logró que se restableciera el derecho de las audiencias de que se diferencie con claridad la información noticiosa de la opinión de quien la presenta, bajo un principio de progresividad de los derechos humanos, es decir, no se puede retroceder en un derecho conquistado.

Finalmente el 29 de agosto de 2022 la SCJN protegió en definitiva los derechos de las audiencias al invalidar la totalidad de la contrarreforma de 2017 por dos violaciones graves al debido proceso: porque el proyecto de dictamen de reforma a la ley no fue sometido a consideración de las otras comisiones dictaminadoras, para incorporar sus observaciones por lo menos 24 horas antes de la reunión cuando iba a discutirse y votarse; y porque dicho dictamen no fue publicado en la Gaceta Parlamentaria 24 horas antes de la sesión del Pleno en la cual fue puesto a debate y a votación.

Aunque la SCJN ya resolvió las controversias y emitió varias sentencias favorables, las audiencias seguimos sin ejercer nuestros derechos, sin quien los tutele y seguimos sin lineamientos que nos protejan de los malos contenidos que transmiten los concesionarios de la radio y la televisión privada y pública.

CON INFORMACIÓN VÍA DPL NEWS

PERPECTIVA_ Paulo Freire : “La educación nunca fue, es, o puede ser neutra”

Otro saber del que no puedo ni siquiera dudar un momento en mi práctica educativocrítica es el de que, como experiencia específicamente humana, la educación es una forma de intervención en el mundo. Intervención que más allá del conocimiento de los contenidos bien o mal enseñados y/o aprendidos implica tanto el esfuerzo de reproducción de la ideología dominante como su desenmascaramiento. La educación, dialéctica y contradictoria, no podría ser sólo una u otra de esas cosas. Ni mera reproductora ni mera desenmascaradora de la ideología dominante. 

La educación nunca fue, es, o puede ser neutra, «indiferente» a cualquiera de estas hipótésis, la de la reproducción de la ideología dominante o la de su refutación. Es un error decretarla como tarea solamente reproductora de la ideología dominante, como es un error tomarla como una fuerza reveladora de la realidad, que actúa libremente, sin obstáculos ni duras dificultades. Errores que implican directamente visiones defectuosas de la Historia y de la conciencia. 

Por un lado, la concepción mecanicista de la Historia, que reduce la conciencia a un puro reflejo de la materialidad, y por otro, el subjetivismo idealista, que hipertrofia el papel de la conciencia en el acontecer histórico. Nosotros, mujeres y hombres, no somos ni seres simplemente determinados ni tampoco estamos libres de condicionamientos genéticos, culturales, sociales, históricos, de clase, de género, que nos marcan y a los cuales estamos referidos. 

Desde el punto de vista de los intereses dominantes, no hay duda de que la educación debe ser una práctica inmovilizadora y encubridora de verdades. Sin embargo, cada vez que la coyuntura lo exige, la educación dominante es progresista a su manera, progresista «a medias». Las fuerzas dominantes estimulan y materializan avances técnicos comprendidos y, tanto cuanto posible, realizados de manera neutra. Sería demasiado ingenuo de nuestra parte, incluso angelical, esperar que la «bancada ruralista». aceptara tranquila y conforme la discusión que se realiza en las escuelas rurales e incluso urbanas sobre la reforma agraria como proyecto económico, político y ético de la mayor importancia para el propio desarrollo nacional.

Ésa es una tarea que los educadores y educadoras progresistas deben cumplir, dentro y fuera de las escuelas. Es una tarea que debe ser realizada por organizaciones no gubernamentales y sindicatos democráticos.

Por otro lado, ya no es ingenuo esperar que el empresario que se moderniza, de origen urbano, apoye la reforma agraria. Sus intereses en la expansión del mercado lo hacen «progresista» frente a la reacción ruralista. El propio comportamiento progresista del empresariado que se moderniza, progresista frente a la truculencia retrógrada de los ruralistas, pierde su humanismo en el enfrentamiento entre los intereses humanos y los del mercado. 

Para mí es una inmoralidad que a los intereses radicalmente humanos se sobrepongan, como se viene haciendo, los intereses del mercado. Continúo alerta a la advertencia de Marx, sobre la necesidad del radicalismo para estar siempre despierto a todo lo que respecta a la defensa de los intereses humanos. Intereses superiores a los de puros grupos o clases de gente. 

Al reconocer que, precisamente porque nos volvimos seres capaces de observar, de comparar, de evaluar, de escoger, de decidir, de intervenir, de romper, de optar, nos hicimos seres éticos y se abrió para nosotros la posibilidad de transgredir la ética, nunca podría aceptar la transgresión como un derecho sino como una posibilidad. Posibilidad contra la cual debemos luchar y no quedarnos de brazos cruzados. De ahí mi rechazo riguroso a los fatalismos quietistas que terminan por absorber las transgresiones éticas en lugar de condenarlas. No puedo volverme connivente con un orden perverso y exculparlo de su maldad al atribuir a «fuerzas ciegas» e imponderables los daños que él causa a los seres humanos.

El hambre frente a la abundancia y el desempleo en el mundo son inmoralidades Y no fatalidades, como lo pregona el reaccionarismo con aires de quien sufre sin poder hacer nada. Lo que quiero repetir, con fuerza, es que nada justifica la minimización de los seres humanos, en el caso de las mayorías compuestas por minorías que aún no percibieron que juntas serían mayoría. Nada, ni el avance de la ciencia y/o de la tecnología, puede legitimar un «orden» desordenador en el que sólo las minorías del poder despilfarran y gozan mientras que a las minorías con dificultades incluso para sobrevivir se les dice que la realidad es así, que su hambre es una fatalidad de fines del siglo. No junto mi voz a la de quienes, hablando de paz, piden a los oprimidos, a los harapientos del mundo, su resignación. Mi voz tiene otra semántica, tiene otra música. Hablo de la resistencia, de la indignación, de la «justa ira» de los traicionados y de los engañados. De su derecho y de su deber de rebelarse contra las transgresiones éticas de que son víctimas cada vez más. La ideología fatalista del discurso y de la política neoliberales de las que vengo hablando es un momento de la desvalorización antes mencionada de los intereses humanos en relación con los del mercado. 

Difícilmente un empresario moderno estaría de acuerdo en que fuera un derecho de «su» obrero, por ejemplo, discutir durante el proceso de su alfabetización o en el desarrollo de algún curso de perfeccionamiento técnico, esta misma ideología a la que me he venido refiriendo. Discutir, por ejemplo, la afirmación: «El desempleo en el mundo es una fatalidad de fines de este siglo.» Y ¿por qué hacer la reforma agraria no es también una fatalidad? Y ¿por qué acabar con el hambre y con la miseria no son igualmente fatalidades de las cuales no se puede escapar? 

La afirmación según la cual lo que interesa a los obreros es alcanzar el máximo de su eficiencia técnica y no perder tiempo con debates «ideológicos» que no llevan a nada, es reaccionaria. El obrero necesita inventar, a partir del propio trabajo, su ciudadanía, pues ésta no se construye solamente con su eficiencia técnica sino también con su lucha política en favor de la recreación de la sociedad injusta, para que ceda su lugar otra menos injusta y más humana. 

El empresario moderno, vuelvo a insistir, acepta, estimula y patrocina naturalmente el adiestramiento técnico de «su» obrero. Lo que él rechaza necesariamente es su formación que, al paso que incluye el saber técnico y científico indispensable, habla de su presencia en el mundo. Presencia humana, presencia ética, envilecida en cuanto que se la transforma en una pura sombra. 

No puedo ser profesor si no percibo cada vez mejor que mi práctica, al no poder ser neutra, exige de mí una definición. Una toma de posición. Decisión. Ruptura. Exige de mí escoger entre esto y aquello. No puedo ser profesor en favor de quienquiera y en favor de no importa qué. No puedo ser profesor en favor simplemente del Hombre o de la Humanidad, frase de una vaguedad demasiado contrastante con lo concreto de la práctica educativa. Soy profesor en favor de la decencia contra la falta de pudor, en favor de la libertad contra el autoritarismo, de la autoridad contra el libertinaje, de la democracia contra la dictadura de derecha o de izquierda. Soy profesor en favor de la lucha constante contra cualquier forma de discriminación, contra la dominación económica de los individuos o de las clases sociales. Soy profesor contra el orden capitalista vigente que inventó esta aberración; la miseria en la abundancia. Soy profesor en favor de la esperanza que me anima a pesar de todo. Soy profesor contra el desengaño que me consume y me inmoviliza. Soy profesor en favor de la belleza de mi propia práctica, belleza que se pierde si no cuido del saber que debo enseñar, si no peleo por este saber, si no lucho por las condiciones materiales necesarias sin las cuales mi cuerpo, descuidado, corre el riesgo de debilitarse y de ya no ser el testimonio que debe ser de luchador pertinaz, que se cansa pero no desiste. Belleza que se esfuma de mi práctica si, soberbio, arrogante y desdeñoso con los alumnos, no me canso de admirarme. 

De la misma manera en que no puedo ser profesor sin sentirme capacitado para enseñar correctamente y bien los contenidos de mi disciplina tampoco puedo, por otro lado, reducir mi práctica docente a la mera enseñanza de esos contenidos. Ése es tan sólo un momento de mi actividad pedagógica. Tan importante como la enseñanza de los contenidos es mi testimonio ético al enseñarlos. Es la decencia con que lo hago. Es la preparación científica revelada sin arrogancia, al contrario, con humildad. Es el respeto nunca negado al educando, a su saber «hecho de experiencia» que busco superar junto con él. 

Tan importante como la enseñanza de los contenidos es mi coherencia en el salón de clase. La coherencia entre lo que digo, lo que escribo y lo que hago. Es importante que los alumnos perciban el esfuerzo que hacen el profesor o la profesora al buscar su coherencia; es preciso también que este esfuerzo sea de vez en cuando discutido en clase. Hay situaciones en que la conducta de la profesora puede parecer contradictoria a los alumnos. Esto sucede casi siempre cuando el profesor simplemente ejerce su autoridad en la coordinación de las actividades de la clase y a los alumnos les parece que él, el profesor, se excedió en su poder. A veces, el mismo profesor no tiene certeza de haber realmente rebasado o no el límite de su autoridad. 

CON INFORMACIÓN VÍA BLOGHEMIA

¡El comunismo, el comunismo!

Por Eduardo Torres Arroyo – @etarroyo

Esta ópera bufa sobre los libros de texto que están actuando el PAN y los grupos conservadores de la política mexicana encabezados por TV Azteca, acusándolos de contener el virus del comunismo, me recordó aquella película cómica estadunidense ambientada en plena guerra fría sobre la llegada accidental de un submarino ruso a las costas de EE.UU.

El drama de un niño al final de la película produce una reconciliación entre rusos y estadunidenses para sorpresa del ejército de este último país. El drama cómico mexicano de revivir el fantasma del comunismo no terminará en una reconciliación pues el conflicto de los libros de texto es antiguo y no se ha podido solucionar. Desde su inicio, en los años sesenta, cuando el presidente López Mateos y Jaime Torres Bodet como secretario de educación decidieron que el Estado debería hacerse cargo de la educación de niños y adolescentes para lo que promovieron la creación de los libros de texto gratuitos. Hoy resurge ese conflicto sin que veamos una salida que beneficie a todos.  

El sistema escolar es un fenómeno moderno que surge cuando la burguesía del siglo XIX descubrió la niñez a la cual se le otorga la función social de ser el futuro y el presente. Infancia es destino diría Santiago Ramírez, quien a partir de Freud habla del valor de los recuerdos. La sabiduría institucional derivada de la modernidad asegura que para encarnar el futuro los niños necesitan escuela, que se aprende en ella.

A los sistemas modernos escolares se les ha dado la función de custodia, selección, adoctrinamiento y aprendizaje. La escuela es una institución construida sobre la idea de que el aprendizaje es producto de la enseñanza. Hay quienes como Iván Ilich entre muchos que cuestionan esto al expresar que toda persona aprende a vivir fuera de la escuela y que, en todo caso, habría que agregarle otra función, la de disciplinamiento a la autoridad del maestro; empero, la escuela por su naturaleza misma demanda la totalidad del tiempo y energía de sus participantes, cuestión que a pesar de ser cuestionada sigue creando en los adultos recuerdos románticos de esa etapa y se mantiene la idea que se formó siglos antes.   El problema con el actual gobierno inició con la disputa por el papel para elaborar los libros de texto. Los proveedores quisieron aumentar el precio para su adquisición.

El gobierno abrió entonces una licitación nacional e internacional para adquirirlo. En medio de este conflicto apareció una persona cercana a AMLO quien ganó un contrato para proveer al gobierno del papel necesario, lo que lo condujo a renunciar al contrato ganado. El conflicto se fue manteniendo hasta el día de hoy cuando la Unión de Padres de Familia organismo de ultraderecha ligado al Yunque, se amparó pues consideran que el procedimiento del rediseño del libro no siguió lo establecido en la ley, por lo debería someterse al criterio de sus expertos y de los gobiernos estatales de oposición; es en ese sentido, que una jueza del estado de Guanajuato determinó que debería detenerse la distribución.

La SEP contestó que cumplió con todos los requisitos solicitados, por lo aseguró que no hay ningún amparo que impida la distribución y aplicar la propuesta pedagógica del gobierno.   Estos libros de texto que se están entregado para el ciclo escolar que inicia a finales de agosto del 2023, se empezaron a formar a principios del 2022 con la participación de amplios sectores políticos, sociales, académicos, pedagogos, filósofos, etcétera.

Empero, es hasta hoy que está en camino la sucesión presidencial del 2024 y a un mes del inicio de clases, que los sectores conservadores decidieron que había que cuestionar el cómo el Estado mexicano de la 4T decidió hacerse cargo de la educación de niños y adolescentes.

¿Qué es lo que interpretaron como el virus del comunismo? Un nuevo modelo educativo, producto de una nueva escuela mexicana que cambia radicalmente la forma de educar y formar conciencia, donde el docente puede manejarse con flexibilidad y autonomía.

Ahora la educación se maneja por proyectos con contenidos integrados lo que requiere necesariamente un nuevo libro de texto donde se busca comprometer a los niños con su comunidad, con el respeto a los derechos humanos, con la justicia social, con el cuidado al ambiente y con una ética de solidaridad para alcanzar una vida digna. Ahora bien, el trabajo por proyectos no es algo nuevo para la escuela mexicana.  

Para la oposición la discusión sobre el nuevo modelo educativo se ha centrado en defender la formación de individuos competitivos que prioricen su visión personal, que respondan a las necesidades del mercado sin considerar al conjunto social. Han difundido muy ampliamente que la nueva escuela mexicana crea una escuela de adoctrinamiento, mina su curiosidad y evade abrir caminos que lleven a comprender el mundo. Se llegó a decir que la educación pública es un desastre y que los libros son tóxicos, que están ideologizados. Para columnistas del periódico Reforma lo que el gobierno de la 4T busca es emplear a la escuela como “una trinchera de la revolución”, que no trace una ruta de aprendizaje, sino de “consignas para apretar el puño”.

Fragmentan el conocimiento y los contenidos científicos y matemáticos son escasos. Finalmente, Gilberto Guevara Niebla, afirma que lo que se busca es acabar con la “educación moderna” para construir una de carácter “popular”, por lo que caminamos en el sentido de una regresión educativa.   La crítica de la oposición no solo se centra en el nuevo modelo educativo como tal, también tiene un carácter económico con el apoyo de las grandes empresas editoriales que antes imprimían una parte importante de los libros de texto y que ahora no lo hacen y un carácter político ya que los empresarios conservadores encabezados por Claudio X. González y el PAN están agregando a su estrategia de debilitar al gobierno el tema de los libros de texto, lo grave es que lo hacen desde una visión oscurantista al llamar a destruirlos o arrancar las hojas con contenidos polémicos para la virtud conservadora. El objetivo es golpear el proyecto de la 4T.

También esta interviniendo la juristocracia (lawfare) y la mediocracia (mediofare), el primero para darle cause a los amparos que se han presentado encabezados por el ministro en retiro José Ramón Cosío, además de dictar frenar su distribución y el segundo difundir de manera conjunta una campaña alertando de ¡ahí viene el comunismo! descontextualizando los libros de texto. De dónde entonces pueden hablar de defender el interés de la niñez mexicana cuando hay interés ajeno a la educación.  

Los libros de la Nueva Escuela Mexicana contienen nuevos principios pedagógicos, programa analítico, planeación didáctica y evaluación. Contienen proyectos para abordar contenidos y procesos de desarrollo por cada grado, organizados por aula, escuela, comunidad, donde los maestros tienen plena libertad para ajustar sus sistemas de enseñanza.

Por lo que hablar de adoctrinamiento hacia el comunismo es pura falsedad, como también lo es que hay un retroceso por una reducción excesiva de contenidos particularmente en matemáticas y español y sin pruebas piloto.

La nueva escuela mexicana es también una respuesta a las demandas de los maestros pues hace valer su autonomía docente y realizar lo que históricamente les corresponde, construir en el aula la educación por la que han luchado y que les fue prohibida durante los años del neoliberalismo, lo que rompe con cualquier adoctrinamiento y al sometimiento a la autoridad del profesor.

  Mientras esto pasa vivimos un conflicto en la simultaneidad. Tenemos una guerra mediática donde la oposición y el gobierno codifican la realidad de manera diferente. La utilización de los medios como arma de manipulación bien puede estar siendo utilizada como un medio de distracción para impedir que la gente se ocupe de la sucesión y ganar tiempo y poder posicionar a su candidata.

Los niños no les importan a los opositores aun cuando han difundido la consigna, ¡con nuestros niños no! Su verdadero objetivo atraer gente para que voten por ellos en 2024. Empero, contra ello está la mañanera y por ahora la vespertina.

El colonialismo de las Telecomunicaciones en México

Por Israel Quiñones – @IsraelQDigital

La visión colonialista de las naciones del llamado primer mundo, se recarga sobre las intenciones de mantener una cierta hegemonía ante el resto del mundo. Ya no es necesario el envío de tropas a los países que se pretende invadir y dominar, la estrategia ha cambiado y, sus intereses siguen siendo el poder y la dominación, en los mismos aspectos históricos: economía, política, cultural y social.

El campo de batalla ha sido transformado y el que más ha sido peleado es el tecnológico. La necesidad por tener la vanguardia en sectores estratégicos como las telecomunicaciones, ha sido una que se ha tornado encarnizada entre las partes, sobre todo entre China y Estados Unidos y este último, ha sido el que ha emitido restricciones contra su par debido a no competir directamente, ya que las Big Tech de mayor alcance son estadounidenses, de manera que se ha generado una serie de restricciones para no comerciar o prestar servicios con compañías chinas como Huawei.

Lo anterior, nos da una visión globalista de lo complicado que se ha tornado el ambiente en este sector, pero nuestro país no está exento de una situación parecida. Resulta que, en meses anteriores AT&T, Canieti, Televisa y Megacable, solicitaron al regulador mexicano la separación estructural de Telmex, con el argumento de que esta era la única salida para que se contará con una competencia efectiva en el sector de las telecomunicaciones.

Esta petición de que Telmex venda su empresa mayorista se da en medio de la revisión bienal que el Instituto Federal de Telecomunicaciones realiza, de manera que, el ambiente se complica a la vista de aquellos que se mantienen atentos al desarrollo de este sector, puesto que, en lugar de realizar inversiones los operadores competidores de Telmex se han dedicado a ganar por medio de un subsidio que el regulador les ha otorgado desde el 2014 o desde el 2013, si tomamos en cuenta que la larga distancia desapareció por decreto constitucional.

Según una nota publicada por el diario El Economista el pasado lunes 22 de mayo, (AT&T necesita la fibra óptica de Telmex para ofrecer 5G en México, https://www.eleconomista.com.mx/empresas/ATT-necesita-la-fibra-optica-de-Telmex-para-ofrecer-5G-en-Mexico-20230522-0034.html) la compañía estadounidense necesita de fibra óptica para lograr establecer mejores servicios para sus usuarios; sin embargo, no está dispuesta a pagar por el arredramiento de dicho insumo fundamental para otorgar servicios de 5G, sino que se atiene a la decisión que pueda emitir el IFT en relación a la separación estructural de Telmex y a esta petición se unen operadores como Izzi y TotalPlay, según la nota de este diario, lo hacen más por razón de ser competidores directos en el segmento de banda ancha fija.

Estas condiciones que estamos abordando, nos dan una clara muestra de una lógica colonialista por parte de la compañía de capital estadounidense, con la intención de invertir lo menos posible en nuestro país, ya que lo que menos les importa es el desarrollo, conectividad o cualquier otra bondad que venga de la mano con la implementación de nuevas tecnologías para los usuarios de las telecomunicaciones, lo único que importa es ganar lo más posible, invirtiendo o gastando lo menos posible.

El plan original de la Reforma en Telecomunicaciones y Radiodifusión del 2013, impulsada por el mal llamado “Pacto por México”, era el de darle todas las facilidades a la Telefónica española, que en aquel momento caminaba de la mano de Televisa, empresa que también se vio ampliamente beneficiada en el segmento fijo de televisión de paga, de tal manera que su filial Izzi, se convirtió en el monopolio de este mercado a nivel nacional, asumiendo que su cuerpo jurídico se encargó de que la nueva legislación dejará a Telmex fuera de cualquier posibilidad de acceder a la convergencia de servicios en telecomunicaciones, esto con la excusa de que el mercado no podría generar una competencia efectiva en contra de la filial de América Móvil.

Vale la pena señalar que empresas como Izzi, TotalPlay, AT&T en lugar de invertir, se han convertido en operadores perezosos o que en casos como el de la estadounidense, se han dedicado a regresar espectro radioeléctrico para no pagar al IFT las cuotas correspondientes por el uso de un bien de la nación, lo quieren gratis a eso las acostumbró la administración neoliberal.

Es importante señalar también, que ningún operador además de Telmex, cuenta con un sindicato democrático, por ende, no cunetan con salarios dignos para sus trabajadores y hacen un uso desmesurado del outsourcing, con la intención de no entablar relaciones laborales estables y que realmente beneficien a los trabajadores que realizan los servicios correspondientes para otorgar servicios de calidad a los usuarios, por lo que, es prudente preguntarse: ¿cuántos empleos de calidad generó la Reforma de 2013 en el sector de las telecomunicaciones? Si ponemos inversión contra desinversión, ¿Cuál es el resultado real para el país? ¿existe un beneficio real para México con la existencia del IFT?

Siguen queriendo cambiar “espejitos por joyas” y esto recae en mucho en la responsabilidad que el regulador del sector ha tenido, tanto así que, muchos de sus excomisionados se han ido a trabajara a AT&T, tal como lo señaló el Presidente López Obrador en su conferencia matutina, debido a que el modelo de los Órganismos Constitucionales Autónomos no ha sido beneficioso para el país.

Es importante analizar a fondo el papel que un regulador autónomo, con comisionados que tienen sus propios intereses fuera de lo institucional, siga arrastrando decisiones fundamentales para el presente y futuro de nuestro país, es necesario que el estado retome la rectoría de un sector estrategico para México.

La sucesión presidencial vista en la historia

Por Eduardo Torres Arroyo – @etarroyo

El mundo avanza lentamente hacia un cambio multipolar. Nuestro vecino país del norte está pasando por un momento muy complicado pues cada vez se aprecia más una caída en su poder hegemónico y en esta caída está buscando mantener a la región de América Latina como su patio trasero y principalmente en la frontera con México busca una nueva relación para relocalizar sus industrias que abandonan china y para reciclar su proyecto de utilización de mano de obra barata. Mientras, en México, nos acercamos rápidamente a la sucesión presidencial, donde esta situación mundial será muy importante a la hora de decidir por quién votar.

En el mundo hay una veneración por las sucesiones en los gobiernos, ya que en quien recaiga la responsabilidad de dirigir un país acumula un poder que lo hace ver con un don que puede cambiar las cosas. Dicha visión ha sido impuesta por los grupos de poder pues personaliza el poder que les fue otorgado en el voto y les permite manejarse según sus intereses. México no es la excepción, al que hemos llamado presidencialismo donde el presidente tiene amplios poderes limitados por la Constitución y algunos otros metaconstitucionales. Por ello, cuando hablamos de sucesión presidencial se abre una amplia discusión política y social. Es interesante que revisemos en la historia este proceso de sucesión, para tener elementos de análisis que nos permitan avanzar más fácilmente.

Como un reflejo de la política a la mexicana, en nuestro país desde los años 40 supimos que el proceso selectivo tenía dos etapas una oculta y otra pública. Nunca supimos cuando iniciaba la primera etapa, la cual fue calificada coloquialmente como tapadismo, la que transcurría en el silencio y la oscuridad pública. El tapado es un concepto que surge del pueblo y que fue adoptado posteriormente por los estudiosos como elemento de reflexión. A esta etapa yo le he llamado la verdadera democracia priísta, pues sucedía en el marco de una amplia y profunda discusión política, pero sólo dentro de la llamada familia revolucionaria y de los grupos de poder económico y político. Hay que reconocer que esta forma particular mexicana contribuyó para mantener el poder y para que hubiera paz social y desarrollo económico durante varios decenios. Cuando se abre la segunda etapa, la pública, cuando sale el “ungido” producto de diversas deliberaciones internas, se produce la llamada “cargada” y un cierre de filas tal que impide ver el golpeteo político que le antecedió. En estas deliberaciones se incluyen, desde luego, la del presidente en turno, quien tiene que cerciorarse que el elegido no sea rechazado.

Los mexicanos no dedicados a la política sostuvieron la creencia de que el presidente saliente escogía a su heredero, dado que no conocía los pormenores de la parte oculta del proceso selectivo. Hay estudiosos que reafirman esa creencia al afirmar que el peso del poder ejecutivo y su habilidad para manejar los hilos del poder son determinantes a la hora de establecer al sucesor, por lo que aseveran que la selección del candidato sucede dentro de la cabeza del presidente en turno. De cualquier manera, se revela la existencia de un proceso de discusión política donde el presidente participa activamente para guardar los equilibrios políticos, para asegurar la disciplina posterior al destape, que su autoridad no fuera puesta en cuestión y sobre todo la continuidad del proyecto revolucionario. Una vez dejado el poder el nuevo poder ponía límites estrictos a proceder del viejo poder.

Visto así, desde el proceso electoral, entonces podemos hablar de hay un sistema político que se formó acorde a las necesidades históricas de la nación, de un sistema único en el mundo que se transforma a partir del cardenismo. Un sistema que deja atrás el personalismo, paternalismo y caudillismo posterior al triunfo de la Revolución Mexicana de 1910, para ubicarse en un sistema de organizaciones y de grupos de poder, que de alguna manera se llamó corporativismo, lo que nos lleva a decir que el poder del presidente no es omnímodo, dado que está limitado y condicionado por éstos, o, dicho de otra manera, tiene que negociar y buscar consensos, cosa que no sucede de manera abierta hasta que es conocida a través de las filtraciones políticas a los columnistas y líderes de opinión, las cuales terminan teniendo todas las condiciones de manipulación mediática que Chomsky ha descrito.

En el actual gobierno este proceso oculto de la política mexicana se puede ver ahora con claridad, gracias a la abierta exposición de los conflictos internos expuestos en las mañaneras, lo cual es uno de sus triunfos más importantes. Lo mismo quiere hacer en el sistema sucesorio e intenta dejar atrás este de dos etapas y dejar sólo la etapa pública. La sucesión del presidente Cárdenas es muy ilustrativa de los que se busca ahora. En esa época se planteó con mucha anticipación y con bastante claridad al pueblo la posibilidad de varios candidatos que, para serlo y hacer campaña, debieron dejar sus puestos gubernamentales para que hubiera igualdad de condiciones. También, se iniciaron los debates públicos entre candidatos a propuesta de uno de ellos, cosa que no sucedió como tal pues sólo el General Múgica se sometió a las preguntas de la prensa mexicana. Lo más relevante fue que se vio la existencia un sistema de organizaciones y grupos, los que fueron determinantes a la hora de definir quién sería el candidato. La clase política mexicana apareció con un poder que no había tenido durante el caudillismo. Un ejemplo fue que ante la amenaza del comunismo o trotskismo que supuestamente encarnaba el General Múgica, impidió la consolidación de su candidatura, lo que finalmente lo llevó a renunciar. Cárdenas vio muy natural este conflicto interno y no tuvo la capacidad de ventilarlo, tal y como ahora se hace y fue derrotado por los grupos de poder.

El nacimiento de una nueva etapa en el sistema político mexicano produjo el almazanismo, el partido único y, por qué no decirlo, por las dudas que introdujo Almazán en su derrota, el manejo electoral en favor de ese partido único. A falta de competencia dentro de los candidatos cardenistas quienes todos renunciaron a su candidatura, Almazán aparece con una aprobación inesperada principalmente del sector empresarial, como un buen gobernante ajeno a la familia revolucionara, surgido de manera independiente, que renegó de la educación socialista, del ejido y la expropiación petrolera. Cárdenas, en su momento, dudó de esa fuerza y confió en el pueblo mexicano para evitar que Almazán ganara. Al final, ganó Ávila Camacho con el 94% de los votos en medio de las acusaciones muy difundidas de que Almazán era capaz de levantarse en armas. Surge de ahí la duda si efectivamente esa cifra no fue inducida por el cardenismo. Independientemente de qué es lo que haya sucedido, lo real es que ante este proceso electoral Cárdenas se manejó con mucha habilidad ante los grupos de poder e inaugura un proceso distinto de abierta democracia. Sin embargo, esta forma distinta de hacer política, ahora lo vemos, no se pudo continuar por el impulso contrario de los sectores conservadores.

Muchas inquietudes nos surgen hoy de ese proceso a la luz de las palabras que el presidente López Obrador nos ha dicho sobre la disyuntiva que enfrentó el presidente Cárdenas entre le general Francisco J. Múgica uno quien representaba una continuidad más hacia la izquierda, frente al conservadurismo y lo que significaría el general Manuel Ávila Camacho para una política dominada por el centro derecha que se continuó hasta el 2018. Se ha puesto a los candidatos actuales para la sucesión del 2024 en esa tesitura y han surgido comparaciones de quién estará más a la izquierda o más hacia el centro del proyecto obradorista. Pero hay que separar las cosas, no creo que lo haya dicho para confrontar a los candidatos de Morena, como así fue interpretado, sino para alertar a la gente sobre el candidato de la oposición; después, entre bromas, el presidente ha dicho a la oposición que a lo mejor tendremos un candidato más hacia la izquierda. Recordar esa etapa cardenista desde una visión actual nuevamente nos sitúa en un proceso distinto dentro la historia de nuestro país, de nuestro sistema único.

El proceso electoral en el cardenismo tiene una validez importante para el momento actual, pues el tema de la polarización que ha sido resaltado y criticado por la oposición actual se utilizó en esa época como una forma política de atacar una candidatura de izquierda. No es pues un punto de ataque novedoso para la historia de nuestro país ya que ésta se ha utilizado para justificar un ambiente enrarecido. Acusar de polarización o alertar de ella estuvo inmerso en la renuncia del general Múgica y en la viabilidad de un cambio encabezado por el avilacamachismo-alemanismo, que dominó hasta nuestros días. El comunismo-trotskismo-jacobinismo-radicalismo del que fue acusado Múgica se remitía a mantener los intereses privados subordinados a los intereses colectivos, respetar los derechos de los trabajadores, derechos que a pesar de la crítica conservadora ya habían sido aprobados por la OIT y la dotación y restitución del ejido al pueblo campesino. Cuando en una ocasión se le preguntó a Múgica sobre su supuesta afiliación comunista, contestó que, sin haber leído y estudiado a Marx, el artículo 127 constitucional consideraba sus postulados mínimos, lo cual tenía una validez histórica. Aun así, el corporativismo obrero ligado al partido no lo apoyó alegando la posibilidad de que su gobierno podría traer una guerra civil o un ataque fascista, con lo que los logros la clase obrera retrocederían. En ese sentido, Lombardo Toledano afirmó que lo que más convenía a los trabajadores era garantizar la unidad de pueblo y su sector revolucionario. ¿Les suena?

Algunas izquierdas y derechas en el mismo barco. Recientemente un prominente representante de la izquierda mexicana, quien durante muchos años se dedicó a difundir el ideal de la izquierda mexicana y mundial, declaró que la 4T de AMLO se encuentra en una etapa de descomposición política sin precedente y, llegando casi al histerismo, agregó que ya está putrefacta pues estamos ante un autoritarismo y populismo que amenaza la democracia. Se está pudriendo la 4T por falta de alternativas transformadoras. Se dijo lo anterior a pesar de que López Obrador está ventilando diariamente sus decisiones y los problemas que enfrentan éstas frente a la oposición. Se somete con las mañaneras al escrutinio popular. El cardenismo fue el primer aperturista, pero, sin lo anterior y no involucrar directamente al pueblo, se quedó sólo ante la superestructura política y los medios de comunicación.

Ahí estuvo su derrota.  Daniel Cosío Villegas narra en su libro “La sucesión presidencial” que hubo quien preguntara que si las rectificaciones que proponía Ávila Camacho a la obra cardenista eran suyas o se inspiraban en el deseo de cárdenas y que si con ello buscaba una autocrítica. Lo real, nos dice, es que por el ascenso y fortalecimiento de la derecha Cárdenas se obligó a moderarse para salvar lo ganado. Además, la segunda gran guerra estaba cerca y el franquismo ganaba en España, con lo que las derechas europeas estaban en pie de guerra, lo que pudo haber influido para sacrificar el empuje transformador. Estas desviaciones del proyecto fueron advertidas por Cárdenas. La historiadora Anna Rivera Carbó reproduce declaraciones del general donde afirma que no era el momento de Múgica y que las circunstancias del país no le eran propicias. La misma historiadora transcribe parte de una entrevista con el periodista Luis Suárez, donde Cárdenas dijo: “pensé que (Ávila Camacho) rectificaría el camino, pero jamás esperé un viraje de ciento ochenta grados”.

Cierto es que Cárdenas no podía confrontar a una derecha en ascenso pues no tenía los mecanismos para hacerlo y menos aún en el contexto de la guerra mundial. Tampoco tuvo una revuelta popular que se opusiera a la regresión pues no había un concepto fuerte ni una organización duradera más allá de los partidos políticos y sindicatos que abiertamente apoyaron a Ávila Camacho. No tuvo tampoco una alternativa al dominio de los medios por esa derecha en ascenso. Eso es importante subrayarlo para los que critican a “la mañanera” dado que no reconocen que es un contrapeso fenomenal a la mayoría de los medios de comunicación en manos de la derecha y para ventilar las verdaderas intenciones de ésta. Por otro lado, las redes sociales se han convertido en movimientos sociales para dar respuesta al dominio de la derecha, diría Manuel Castells, desde un espacio de autonomía que va más allá de los mecanismos tradicionales de partidos políticos, sindicatos y medios de comunicación.

Ahora, con las redes sociales, se puede involucrar al pueblo ya que tienen gran capacidad para mover y transformar el tablero del juego político. Cierto es que cualquier expresión política puede hacer uso de ellas, pero, sin ellas, combinadas con las mañaneras no se hubiera podido limitar y restringir el accionar de la derecha. La sucesión presidencial del 2024 necesitará nuevamente toda la fuerza de nosotros los ciudadanos para mantener el proyecto de la 4T. Los conservadores han tratado de ganar las calles, han logrado avances, pero todavía menores y todo indica que no cejarán en su empeño. La derecha tiembla, pero están reforzando sus armamentos bajo la forma de arsenal judicial para mantener una apariencia de legalidad con la judicialización de la política. Tenemos reconstruir o inventar los nuestros propios armamentos. La mañanera ya lo es. Nuevamente estamos en medio de una guerra, pero con un declive de la hegemonía estadunidense. Con el ejemplo del cardenismo tenemos elementos que nos dicen que existe la necesidad de involucrarnos todos en la continuidad del proyecto 4T o de lo contrario la derecha seguirá avanzado en nuestro país. Sólo con la iniciativa popular se podrá arraigar.

México ante la multipolaridad

Por Eduardo Torres Arroyo – @etarroyo

El mundo se acerca poco a poco a un cambio en las relaciones internacionales, donde la unipolaridad deja espacios a la multipolaridad. Lo que hacen los EUA para evitarlo aceleran ese desplazamiento. Para los países progresistas como México, para las clases trabajadoras es importante impulsar este fenómeno porque favorece a sus intereses en el mediano y largo plazo. Durante muchos años hemos estado dominados por un solo bloque hegemónico encabezado por EUA y su aliados europeos y Japón lo que se ha llamado la triada imperialista, a los que se han sumado Canadá y Australia. Después de la caída del bloque socialista se consolidó un solo polo con el que pudieron dirigir el desarrollo del mundo acorde a sus intereses. A esto se le ha llamado el momento unipolar. Su poder yace de que tienen superioridad económica, científica y militar y, dentro de ello, alta tecnología y control financiero. Después de la crisis financiera de 2008, la pandemia de 2019 y la guerra en Ucrania, esta hegemonía se ha visto que empieza a desmoronarse, aunque el camino será largo y complejo.

Ante las evidencias del ascenso de un mundo multipolar el hegemón está tratando de evitarlo. En ese esfuerzo conservador han coincidido amplios sectores de la izquierda y derecha mundial para restarle validez al cambio. Se han centrado en calificar al nuevo polo emergente como imperialista y por consecuencia consideran a la guerra en Ucrania como un conflicto Inter imperialista. Rechazar en estos términos la multipolaridad sería un grave error para la clase trabajadora y para el progresismo, porque dirigir al capitalismo hacia una multipolaridad beneficia a todos. El mundo multipolar bien orientado puede representar un aumento efectivo de soberanía nacional o, si se quiere, la posibilidad de elegir qué camino económico y político seguir. Es posible que exista quien diga que el mejor camino es dirigirnos directamente hacia el socialismo ya que el multipolarismo no es, pero hay que entender que si crea condiciones para encaminarnos en ese sentido.

Si somos estrictos nada de lo que conocemos como imperialismo puede acoplarse a China o Rusia, por ejemplo, pues su nivel de desarrollo no puede compararse con el total del bloque de la triple alianza EUA, UE y Japón más Canadá y Australia. Además, China y Rusia expanden sus políticas económicas sin correlatos militares e imperiales. Más bien lo que debemos de ver es que la crisis del neoliberalismo significó simultáneamente una crisis hegemónica. Los esfuerzos que realizan EUA y la UE para retomar ese poder con la guerra en Ucrania y unir a todo el occidente ya no les es suficiente, pues lo que han encontrado es un mundo dividido, todo lo contrario de su orden mundial basado en sus reglas. La época del auge terminó con la crisis financiera de 2008, misma que sigue sin resolverse dadas las concatenaciones que hay entre las decisiones económicas tomadas hace 15 años y las quiebras bancarias del 2023. La hegemonía financiera perdió fuerza.

La crisis financiera de 2008 fue causada por el crecimiento incontrolado de préstamos hipotecarios y la falta de capacidad de pago de los deudores. Siguió a esa crisis la desaceleración económica en la que los gobiernos de EUA y UE optaron por salvar a los bancos y establecieron una política monetaria no convencional que se llamó Flexibilización Cuantitativa, con el objetivo fue reducir las tasas de interés a largo plazo para estimular la economía, aumentar la oferta de dinero y resolver la crisis de iliquidez. Capital ficticio en toda su expresión, ajeno a un capital real. Esta política que se ha mantenido en los últimos 14 años ha inducido cambios profundos en el sistema financiero internacional. Sin embargo, cuando las tasas de interés tienen que subir para detener la inflación resultante de las sanciones a Rusia y las demandas de alzas salariales de los trabajadores, se presenta otra crisis como las quiebras bancarias de 2023 que continúa disminuyendo el poder de la hegemonía financiera. Como bien nos dice el economista español Juan Torres, la banca mundial no tiene la capacidad de devolver a sus clientes el dinero depositado. El sistema bancario no está sólido como afirman en EUA. Lo que nos lleva a pensar en que estamos ante una crisis sistémica.

El monopolio de EUA, Europa y Japón en tecnología está siendo contrarrestado por el limitado acceso a los recursos naturales necesarios para los cambios tecnológicos que, además, han encarecido su valor. Los microchips son tan importantes como lo fue el petróleo y serán parte de los grandes conflictos mundiales. Los microprocesadores están en todas partes y eso los ha convertido en parte del conflicto geopolítico.  China y EUA en este renglón están enfrentados. Hay una centralidad en la alta tecnología. Sin embargo, el bloqueo que plantea la Ley de Chips y Ciencia emitido por EUA no podrá detener el avance chino en ese renglón. El propósito es restringir la capacidad de China para importar chips de computación, desarrollar y mantener super computadores y fabricar semiconductores avanzados. Sin embargo, tal y como está sucediendo con las sanciones económicas a otros países, el bloqueo obligará a china a invertir más en su propia tecnología. Además, el bloqueo que buscan los estadunidenses para limitar el comercio mundial de los microchips con China, trae distorsiones en el comercio. Con ese proteccionismo, lo que en realidad está pasando es que se está acabando con el mundo del libre comercio neoliberal. Eso tenemos que entenderlo muy bien en nuestro país.

Esto abre sin duda posibilidades de crecimiento del mundo multipolar incluyendo a México. Como este mundo todavía no tiene posibilidades de consolidarse como un poder global que les permita establecerse como un poder real contrahegemónico, lo que hasta ahora se está presentado es una expresión de soberanía nacional, tal y como lo estamos viendo en Eurasia, América Latina y África. Todavía no hay una interconexión entre las diferentes naciones, aunque ya hay muchos indicios de que está sucediendo, como la desdolarización con el pago de energías con petroyuanes, el intercambio comercial en monedas de los países, la creación de mecanismos de circulación financiera sin que intervengan los SWIFT norteamericanos, la creación de monedas respaldadas en oro, zonas económicas especiales, etcétera. En concreto, hay un cambio en el panorama internacional es cual se ha vuelto más complejo. El crecimiento espectacular de China en especial en las nuevas tecnologías, con el fortalecimiento militar de Rusia e Irán pueden competir en este reglón con EUA. Todo ello, frente a los fracasos de la globalización evidenciados por la pandemia que alteró las cadenas de suministro y después de la guerra en Ucrania que derivó en la inflación actual.

El orden unipolar derivado de la caída del socialismo realmente existente, ganó la capacidad de dirigir al resto del mundo y delimitar el campo de acción acorde a sus intereses. El multipolarismo significa acabar con ese poder desproporcionado. Supone la aparición de otros polos que permitan una negociación en igualdad de condiciones. Significa crear la posibilidad de elegir caminos económicos y políticos que en el mundo unipolar no se tenían permitidos. Autonomía para definir políticas en función de intereses nacionales en cada uno de los países como la conquista de las materias primas. Empero, hay que ser claros en esta situación de cambio, debido a la globalización las interconexiones entre diferentes países se mantienen y, por lo tanto, las redes de producción y distribución mantienen la lógica de acumulación capitalista de interdependencia. Así que, para que la multipolaridad sea posible y pueda existir una negociación donde no haya un dominar único, es necesario que exista una posición no imperialista de uno de sus integrantes; esto es, que no busque obtener beneficio frente al resto del mundo solo para sus empresas apoyadas en su poder militar.

El tiempo es importante y decisivo en este cambio. Los estadunidenses están desarrollando una serie estrategias en todo el mundo que finalicen con aislar a China a la formalmente consideran el verdadero enemigo. La estrategia base es apoyar el multilateralismo y orden internacional basado en reglas. Para ello, formaron el AUKUS y los Cinco Ojos para incorporar a Australia y Nueva Zelanda junto con la Gran Bretaña. Hay quien afirma que por este hecho Australia ha cedido totalmente su soberanía. Después aseguraron la fidelidad de Japón y Corea del Sur más Filipinas y están trabajando en el pacífico sur. Finalmente, están tratando de cerrar el círculo con Taiwán para forzar a China a entrar en guerra. Todo ello para mantener su hegemonía mundial. Forzar una guerra, si lo considera necesario, requiere de un tiempo para alcanzar una política de alianzas que se lo permitan. Sólo hay que recordar, ante 25 aniversario de la invasión a Irak, inventaron “las armas de destrucción masiva” que nunca existieron. Una de las primeras víctimas de esa guerra fue la verdad y ahí nació la posverdad una palabra para definir la política al revés, que se puso de moda con Trump junto con las noticias falsas conocidas en el idioma inglés como Fake News. Así pues, son capaces de hacer lo que quieran, por lo que hay que cuidarse de ellos, hoy más aún cuando su poder hegemónico está en entredicho.

En contraparte, por medios pacíficos, en el primer trimestre de 2023 China logró dar pasos importantes para romper los equilibrios geopolíticos del mundo que nos han dominado durante décadas. Junto con Rusia han desplegado una agresiva y bien pensada política exterior con el propósito de un orden multipolar basado en el derecho internacional. Primero China lanzó una iniciativa de seguridad social para la paz junto con plan de paz para Ucrania. Después fue mediador para restablecer las relaciones entre Arabia Saudita e Irán, de donde se han derivado relaciones más afectuosas entre Rusia y Siria y de éstos últimos con Arabia Saudita, con repercusiones en la guerra en Yemen. Irán e Irak firmaron un acuerdo de cooperación. No podemos olvidar los acercamientos que se están realizando con 40 países de África y Rusia empezando por Kenia que deja el dólar para compras de petróleo; India y Malasia comerciarán en rupias. Finalmente, los presidentes chinos y ruso se reunieron en Moscú. En esa reunión se dijo que se apoyarían en las reglas establecidas en la ONU y firmaron un acuerdo como socios estratégicos integrales y a largo plazo. Todo ello, está contribuyendo para un gran cambio en el sentido multilateral sin que haya contribuido de una potencia con un carácter hegemónico. Rusia y China están encabezando pues un mundo multilateral y multipolar y están ganado crédito en el terreno económico, militar y diplomático.

El retroceso de los EUA no es importante para amplios sectores de la derecha e izquierda mexicana. Más aún estos sectores piensan que en el momento actual lo más conveniente para sus intereses es mantenerse subordinados a ese país ignorando el historial negro de intervencionismo y el carácter oligárquico de su democracia. Para ellos caminar hacia la soberanía no es lo adecuado o dicho de otra manera perder soberanía no representa adversidad alguna para el país, pero si una manera fácil de hacerse más ricos. Es claro que en neoliberalismo fue interiorizado plenamente por esos sectores lo que los lleva a pensar y a luchar por mantenerse en subdesarrollo dependiente y mostrarse bajo la protección de EUA. En realidad, es su forma de vida. En términos mexicanos, vivir fuera del neoliberalismo es vivir en el error. En su ceguera siguen negando la realidad. Brasil ya ha acordado con China comerciar con sus respectivas monedas y se acaba de unir al sistema interbancario chino.

México debe jugar un papel importante ante el descenso hegemónico norteamericano. Desde el inicio del conflicto en Ucrania hemos sido presionados para alinearnos a EUA, recientemente la comandante del comando sur de EUA, afirmó que somos parte de su seguridad nacional, en contraparte de CELAC se declaró a América Latina zona de paz. Estas declaraciones contrastantes se dan ante la perspectiva de un nuevo mundo multipolar. El presidente López Obrador ha estado hablando de que se debe acabar el monroísmo pues ya es insostenible y habrá que acabarlo. Los estadunidenses temen a Rusia y a China en América Latina por lo que quieren impedir que América Latina participe del nuevo orden mundial. La latinización del trabajo en EUA con presencia mayoritaria mexicana y la necesidad que tienen de esa mano de obra para controlar los salarios, y para sustituir la que ya no pueden ocupar en China, los hace voltear hacia nuestro país de una manera diferente. No pueden crear un conflicto precisamente a sur de su frontera y nos está tratando con pinzas. La política exterior del actual gobierno ha respondido de acuerdo a estas circunstancias. Así que, tanto para China, Rusia, Eurasia, América Latina, incluyendo México y África el tiempo está jugando a nuestro favor. Tenemos que ganar proyección y autonomía estratégica cada día. La sucesión es fundamental en esta situación.

La unidad sindical como palanca de conquistas laborales

Por Israel Quiñones

Casi llegamos al final de este 2022 y hemos tenido un año vertiginoso, donde los acontecimientos han tenido una importante trascendencia histórica. Por un lado, los temas nacionales se han acotado a una fuerte confrontación por la transición electoral del próximo 2024. Por otro lado, tenemos la lucha de los trabajadores, las conquistas se han dado con movilizaciones y un proceso de unidad, a pesar de los intereses que rodeaban varias de estas mejoras para las y los trabajadores.

La vida política nacional es un área que el presidente en cada mañanera ha querido popularizar, puesto que la apatía social hacia los trabajos políticos ha sido cooptada por los medios de comunicación masiva, esto derivado de querer desasociar la participación ciudadana en las decisiones cruciales para la vida pública y ciertamente el actual gobierno se ha empeñado en generar procesos que sean contrarios a los que mediáticamente la élite ha querido mantener solamente para ellos.

En este contexto, las organizaciones sindicales han tomado la palabra al ejecutivo federal y se ha producido un proceso de unidad sindical, lo que queda demostrado en las movilizaciones que se han dado tanto en la Cámara de Senadores, como en la de Diputados en defensa de la iniciativa de “Vacaciones Dignas” y que han dejado ver que los intereses de los trabajadores van más allá de los deseos o cabildeos de los empresarios en las cámaras legislativas.

Queda asentado que el sindicalismo es la opción más viable para que los trabajadores puedan defender y acrecentar sus derechos laborales. Por este motivo, las elites empresariales y económicas han tenido que entender que su dinero no alcanza para comprar conciencias y que la unidad del movimiento obrero es una realidad que se viene construyendo para beneficios de la clase trabajadora que ha tenido que enfrentar distintas disparidades, pero que al final queda el precedente de la capacidad con la que cuentan los trabajadores al momento de generar unidad en diversidad.

Este año la transformación digital ha sufrido una serie de conflictos de carácter económico y laboral, de tal manera que los trabajadores del sector han decidido su destino por medio de la organización. El caso de Twitter es una muestra clara de esto que estamos abordando, ya que las políticas laborales que ha planteado el magnate Elon Musk han llevado a los trabajadores de esta plataforma a unirse a sindicatos en los distintos países donde hay sedes de esta compañía. ¿Si los sindicatos son tan malos, por qué siguen siendo la mejor opción para trabajadores de distintos países y de un sector como lo es el tecnológico?

A pesar de la modernidad y el inclemente proceso económico neoliberal, los trabajadores deben mantener una postura firme que les permita defender sus derechos y libertades. La democracia y la organización son las principales herramientas que pueden ser usadas por la clase trabajadora para lograr posicionar sus intereses en un marco de confrontación entre las principales fuerzas políticas e ideológicas, con ello, el sindicalismo tiene la posibilidad de establecer un proceso de mejoramiento productivo, laboral y estructural en la transformación tecnológica, industrial y laboral.

Los Telefonistas somos un ejemplo para la lucha sindical en México. Este 2022, después de 37 años se estalló una huelga y según notas periodísticas como la del diario Reforma del 23 de julio de este año, hubo preocupación en el sector empresarial por la movilización y el posterior estallamiento a huelga de los telefonistas, pues se podrían dar una serie de movilizaciones de trabajadores a nivel nacional por la exigencia de mejores condiciones laborales y este motivo de preocupación se extiende cuando entidades como la Mesa de Diálogo Sindical, la cual es conformada por centrales y sindicatos de muy diversos orígenes se hacen presentes para luchar por iniciativas como las vacaciones dignas.

Se ve una luz al final del túnel e invariablemente este tramo será el más complicado de una lucha que los trabajadores Telefonistas tendrán que enfrentar. La ventaja es que, los tiempos que estamos viviendo, en medio de una transformación política y de lucha podemos comprender que la unidad será básica para concretar la defensa de un Contrato Colectivo de Trabajo que debe convertirse en un ejemplo para los trabajadores de este país y que la única forma de conseguirlo y mantenerlo es la organización y conformación de un sindicalismo democrático y real.

Las conquistas sindicales son de justicia social

Por Israel Quiñones

El pasado jueves 1 de diciembre, en el marco de la conferencia de prensa del presidente López Obrador, se dio a conocer que el aumento al salario mínimo sería del 20 por ciento. Acompañado por la titular de la Secretaria del Trabajo, representantes empresariales y del sector obrero, el presidente escucho a los voceros de ambos sectores y después agradeció, al mismo tiempo que reclamaba a los representantes del sector empresarial por no contar con su absoluto apoyo en esta materia de urgencia para el país.

De cierta forma el presidente tenía razón en realizar un reclamo al sector empresarial, pues todavía tenemos presente el argumento de que, si el salario mínimo aumentaba la inflación se dispararía y todos nos veríamos afectados, por ello, el sacrificio de los trabajadores que menos ganan tendría que ser asumido con gallardía, pues de esta manera los patrones seguirían ganando cantidades insultantes y la inflación se mantendría en un promedio aceptable para el Banco de México.

Es una realidad que el salario mínimo tiene ya un aumento del 90 por ciento a partir del 1 de enero, esto desde el 1 de enero de 2019, cuando se dio ese aumento pronunciado para procurar la recuperación del poder adquisitivo de la clase trabajadora. Ciertamente el aumento al salario mínimo es un acto de justicia social y es cierto también que estos aumentos se han dado con la llegada de este gobierno; sin embargo, todavía tenemos un camino complejo por avanzar, ya que los salarios contractuales han quedado a merced de la capacidad de los sindicatos, esto no es malo, pero si el presidente advierte desde la máxima tribuna de Palacio Nacional que los aumentos no serán similares, pues ya hay un tope al aumento en una negociación salarial entre empresas y sindicatos.

La lucha de clases es un concepto vigente y queda demostrado cuando hablamos de conquistas sindicales. Ciertamente, las condiciones en que la clase trabajadora debe enfrentar esta lucha va más en medida de entender el entorno en que nos toca enfrentar al capital, es reeducarnos como trabajadores y sindicalistas, ya que el constante bombardeo de los medios de comunicación tradicionales sobre el desprestigio a los sindicatos ha sido eficiente, hasta el punto en que la afiliación sindical ha venido deteriorándose.

Una muestra de la vigencia de la lucha de clases en la actualidad puede observarse en la aprobación de la iniciativa de “vacaciones dignas”. La iniciativa para aumentar el número de días de vacaciones para los trabajadores se intentó congelar en el Senado de la República, pero en medio de una movilización de diversas organizaciones sindicales en unidad se resolvió aprobar la iniciativa, ahora está en la cámara de diputados y algo similar está ocurriendo, por lo que nuevamente distintos líderes sindicales acudirán este martes 6 de diciembre a la cámara para procurar su pronta aprobación y publicación.

Mientras más quieran desaparecer la lucha de clases de la geografía política, es que se encuentra más vigente. El sindicalismo es prueba irrefutable de esta condición de lucha en la que debemos ser claros y mantener una postura acorde a la defensa de nuestros derechos laborales y conquistas sindicales, para ello se necesita impulsar la unidad sindical y del movimiento obrero en su conjunto, de otra manera el sector empresarial continuará con una fuerte andanada contra las causas de los trabajadores y es que, estuvieron acostumbrados a tener ganancias a costa de “la sensibilidad de los trabajadores”, pues la precarización y la pobreza laboral fueron las armas que mejor supieron emplear en un claro contubernio con las autoridades de aquel momento histórico.

La fuerza de los trabajadores es contundente cuando la unidad es la prioridad de las organizaciones y a su vez, la clase trabajadora entiende su capacidad de organización y movilización como fuerza social. Ciertamente, la justicia social es la base de las causas más elementales del sindicalismo, los trabajadores debemos apoyar estas luchas que no solamente benefician a los sectores obreros organizados, sino a toda la base en su conjunto; es por ello por lo que, debemos impulsar una mayor sindicalización de forma democrática y con eso, encontrar conquistas para la clase trabajadora más contundentes y efectivas.

El neoliberalismo ha sido el mayor azote de las clases populares, no sólo en nuestro país, sino que en todas partes donde se ha implementado especialmente en Latinoamérica. Es indispensable que los trabajadores seamos congruentes en razón de buscar la unidad para lograr las metas que como organizaciones sociales nos hemos trazado, además de poder impulsar cambios de fondo que permanezcan y contribuyan a un verdadero proceso de igualdad social.