Opinión

Democracia neoliberal y golpe de Estado

Por Eduardo Torres Arroyo

Hemos estado escribiendo de cómo la 4T rompió el dominio de la democracia neoliberal y del INE como su operador político, al denunciar reiteradamente su parcialidad y adelantar el proceso electoral. Con esa decisión pudo posicionar a sus candidatos para el proceso electoral del 2024, regresarle al INE su función electoral y quitarle su función política. Pero la oposición no se ha dado por vencida. La candidata de la oposición, con el apoyo del PAN, solicitó “formalmente” al INE que haga campaña, que sea parte de su política y envié mensajes institucionales respaldando la idea de que los programas sociales no son de ningún partido y nos pertenecen a todos. La oposición busca que el INE vuelva a asumir una posición política, no sólo electoral, con el argumento de que debe ser garante de un piso parejo.

La petición de Xóchitl Gálvez respaldada por el PAN y el adelanto de los promocionales en redes generó un duro debate en el INE. La 4T realizó una denuncia ante ese organismo por el uso indebido del logo del INE y por coaccionar el voto, a lo que la oposición respondió con amenazas. En el INE se hizo un “llamado enérgico” para no usar el logo y se inició una investigación por el su uso indebido, se pidió el retiro de los promocionales, se declaró improcedente la demanda de la 4T y, al mismo tiempo, defendió su función de árbitro para no restarle credibilidad al organismo electoral, pues según consejeros electorales la actitud de Xóchitl Gálvez dañó la imagen del instituto. Queda claro, entonces, que para la oposición esa lucha la tienen perdida, aunque no significa que dejen de buscar alternativas para recuperar la razón neoliberal que se le había impuesto al INE.

Donde la 4T ha tenido pocos avances es en su lucha contra el fenómeno de la judicialización de la política o la politización de la justicia, lo que los estadunidenses llaman “lawfare” o la guerra política por la vía judicial. Esta forma nació en EUA conforme empezaron a fallar los otros métodos de control que llevó a cabo contra los países de Latinoamérica principalmente. La democracia neoliberal le otorgó supremacía al poder judicial, un poder político que le permitiera proteger los cambios constitucionales que el neoliberalismo realizó para defender sus intereses. Cuando lo medios perdieron su credibilidad o los golpes de estado militares no trajeron buenos resultados se recurrió a retorcer las leyes y a recurrir a un poder judicial corrompido. Cuando se quiere desactivar a un líder político para hundirlo o se quiere desestabilizar o derribar a un gobierno progresista, se le imputa un delito, como lo vimos recientemente con la acusación de #narcopresidente(a); empero, cuando eso no es suficiente, está el poder judicial que se vuelve representante de la oligarquía y los vericuetos legales para los golpes de Estado.

Este conflicto entre poderes impulsado por el imperialismo yanqui, ha sido adoptado por la oposición a la 4T para enfrentar la rebelión del 2018. La forma jurídica que están promoviendo ante el proceso electoral que el gobierno de López Obrador ha estado metiendo las manos en el proceso electoral con lo cual está violando la constitución. Hay, dicen, una elección de Estado que puede llevarnos a la anulación de todo el proceso electoral. Para ello buscan judicializar la elección. Sabemos que la única causa de invalidez de una elección es que las irregularidades sean determinantes, esto es, si la violación constitucional tiene tal gravedad que lleve a una afectación sustancial de los resultados. Ahí es donde entra la guerra política por la vía judicial y la estrategia de la oposición de violación de los principios constitucionales.

En realidad, explorar la nulidad o invalidez con el apoyo del poder judicial puede ser la última maniobra que intenten para antes de la votación y posteriores días. Apelar a judicializar el proceso bajo el alegato de que desde ahora no hay condiciones para un proceso electoral limpio y que la democracia está en riesgo es una expectativa muy riesgosa, a pesar de que se piensa en la oposición que será fácil demostrar las violaciones constitucionales y a la ley electoral. Entretanto, están en busca de otras vías para reducir distancias, como crear la ilusión de que es posible un voto masivo a favor de la oposición por el amplio desencanto de la gente y que hay una sobreestimación de la candidata de la 4T, pero son argumentos sin sustento. También están preparado a la opinión pública en su defensa infiriendo que la 4T usa una nuevalengua orwelliana con la que se nos ha impuesto con una potente narrativa que nos hace hablar como AMLO quiere, pues él es el Gran Hermano. Caer en ese juego de la 4T, aseguran, es aceptar una derrota cultural y política.

En fin, siguen sin entender qué está pasando y están en la búsqueda de salidas dignas. López Obrador ha reflexionado en el sentido de que, si se llega a una situación extrema de nulidad, sería un acto irracional equivalente a un golpe de Estado técnico. Por lo cual alertó sobre un posible levantamiento popular y ha dicho que eso significa “soltar uno o más tigres”. La interpretación que la oposición le ha dado a esto último, es que sacará al ejército para reprimir y defenderse; empero, no es así como se debe de razonar, pues en realidad habla de levantamientos populares lo cual es mucho más complejo que sacar a las calles al ejército y mucho más difícil de defender. El pueblo para ellos sigue sin existir, salvo para ser explotados y asegurar la acumulación de su riqueza. La riqueza más segura consiste en poder disponer de una multitud de pobres laboriosos.

Ahora bien, cuál es esa democracia que defienden y que dicen que está en riesgo. El neoliberalismo ha estado silenciosamente anulando la democracia y cínicamente argumentando que está en riesgo. Sí, efectivamente está en esa situación porque hay un desafío político, pero no es como lo dicen. Lo que realmente defienden los neoliberales es la democracia como algo económico y la 4T está afrontando esa economización neoliberal de la vida política. Hay una vieja discusión sobre qué debemos de entender por democracia. Las ideas sobre este tema vienen desde los antiguos griegos y pasaron por pensadores franceses, italianos y alemanes, la ilustración europea, hasta llegar a una conclusión. Se inicia pensando que la democracia es el gobierno del pueblo y termina que la democracia y sus puntos básicos de libertad e igualdad son impuestos por la rebelión de los excluidos, reconstruida por ellos mismos de tiempo en tiempo, en un proceso que no tiene fin.

En ese sentido la democracia se opone al neoliberalismo, a un gobierno que se transmuta en gobernanza y administración. El neoliberalismo, como política económica, es una modalidad de gobernanza, para que tanto las personas como los Estados se formulen sobre el modelo de empresa contemporánea, esto es, maximizar el valor del capital en el presente y mejorar su valor en el futuro. El sexenio de Fox es un ejemplo claro de esto. Educación con fines de lucro y productividad académica. Esa es la democracia neoliberal que dicen defender. Empero, el espíritu de nuestros tiempos ha abierto una brecha en la razón neoliberal que continúa asumiéndose como el pensamiento único. Lo que no terminan de comprender es que la verdadera democracia es un correctivo político que beneficia a los movimientos como Morena y no a los partidos políticos. Nada los desconcierta más que eso. Por ello, en la oposición hay quien maneja que Xóchitl Gálvez debe abandonar al PAN y al PRI, pero es tarde e imposible.

 

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