Con la creciente adopción de tecnologías como 5G, Internet de las Cosas (IoT por sus siglas en inglés) y eventualmente 6G, más otras nuevas que previsiblemente se desarrollarán en el futuro cercano, podría aumentar significativamente la cantidad de contaminación electromagnética (CEM) a la que estamos expuestos, con potenciales daños a la salud y del bienestar de las personas a largo plazo.
Jorge Barrera, director asociado de TES América, empresa especializada en medir la exposición a este tipo de contaminación, advirtió que “la huella de contaminación electromagnética de cada individuo está directamente relacionada con el uso de dispositivos electrónicos y la exposición a redes inalámbricas”, que va en aumento en la medida que adoptamos nuevas tecnologías y los dispositivos se vuelven más potentes y al mismo tiempo más accesibles.
“Estudios recientes muestran que una persona promedio está expuesta a niveles de CEM significativamente más altos que hace una década, debido al incremento en el número de dispositivos conectados y la expansión de las redes 4G y 5G. Esta exposición constante puede tener efectos adversos en la salud, como trastornos del sueño, dolores de cabeza y otros problemas neurológicos”.
Se calcula que en 2014, la exposición promedio a campos electromagnéticos de baja frecuencia, como los generados por líneas eléctricas y electrodomésticos, era generalmente baja en entornos residenciales , en el orden de 0.6 miligauss (mG) para campos magnéticos.
Actualmente, con el incremento de dispositivos electrónicos y el uso intensivo de electricidad en los hogares, los niveles de exposición han aumentado, aunque todavía se mantienen generalmente dentro de límites seguros establecidos por las normativas.
Recordó que la Comisión Internacional para la Protección contra la Radiación No Ionizante (ICNIRP, por sus siglas en inglés), es la autoridad global en esta materia y ha establecido la medición de este tipo de contaminantes en unidades que denomina Voltmetros (V/m) y tiene parámetros para las frecuencias bajas (básicamente la energía eléctrica) y para las frecuencias altas, es decir, el módem, el teléfono celular, el microondas y los aparatos dotados con tecnología IoT.
En el caso de las frecuencias bajas, el límite máximo de exposición que permite la ICNIRP es de 4,166 V/m, en tanto que para las frecuencias altas, el límite máximo de exposición permisible es de 28 V/m.
“En la vida diaria, una persona puede generar una considerable cantidad de contaminación electromagnética debido al uso constante de dispositivos como teléfonos móviles, routers y repetidores inalámbricos y audífonos inalámbricos. Estos aparatos emiten campos electromagnéticos (CEM) que, aunque generalmente están dentro de los límites seguros, contribuyen a una exposición acumulativa”, advirtió Jorge Barrera de TES America.
Al respecto, ConsumoTIC publicó un análisis realizado por la compañía en un departamento promedio en la Colonia Doctores, donde encontró valores inferiores a los máximos permisibles, aunque en el caso de un balcón, donde están cerca dos transformadores eléctricos, la medición fue tres veces superior a lugares donde no hay cerca transformadores.
En ese sentido, el especialista de TES America señaló que con la proliferación de redes Wi-Fi y Bluetooth, junto con el uso intensivo de dispositivos electrónicos, se incrementa la presencia de radiación no ionizante en nuestros entornos cotidianos, subrayando la importancia de monitorear y gestionar esta exposición para minimizar potenciales riesgos a la salud.
De hecho, esta compañía especializada ofrece el Distintivo Espacio Seguro, que certifica lugares que cumplen con los límites de exposición permitidos por la normativa internacional, para garantizar la debida protección a la salud humana a partir de parámetros numéricos objetivos.
Además, advirtió que en los próximos 5 o 10 años, el despliegue de redes 5G (que requieren un número significativamente mayor de antenas en comparación con 4G) y 6G, así como la mayor adopción de aparatos con IoT, pueden incrementar significativamente la exposición a campos electromagnéticos.
Tecnologías como los vehículos autónomos, la inteligencia artificial en dispositivos de uso diario y la realidad aumentada también contribuirán a esta tendencia, aumentando la demanda de conectividad y, por ende, la presencia de radiación no ionizante en nuestro entorno. Por ello, es crucial que se desarrollen y apliquen regulaciones adecuadas para gestionar esta creciente exposición y proteger la salud pública.
CON INFORMACIÓN VÍA CONSUMO TIC