En América Latina, la competencia entre operadores de telecomunicaciones ha sido un factor fundamental para propiciar el despliegue de infraestructura y la dotación de servicios a un mayor número de personas; mientras la falta de habilidades digitales, las limitaciones económicas de ciertos sectores y la falta de conectividad en sitios donde no hay incentivos comerciales para las empresas, frenan el crecimiento de estos servicios.
En ese sentido, la regulación por parte de los Estados, así como la intervención directa a través de Asociaciones Público Privadas (APPen lugares donde no hay casos de negocio viables, así como los esfuerzos por incentivar la demanda, juegan un papel fundamental para impulsar la digitalización en la región, coincidieron analistas.
Durante el panel titulado “Elementos clave para la conectividad del siglo XXI” realizado en el marco del Wireless Technology Summit 2024 (WTS) organizado por 5G Americas, Sonia Agnese, analista de OMNIA, Eduardo Tude, presidente de la consultora Telco en Brasil y Edwin Estrada, consultor internacional especializado en derecho de las telecomunicaciones y ex funcionario del gobierno de Costa Rica, coincidieron en que mejorar la cobertura y el uso significativo de las telecomunicaciones en la región, pasa por la competencia entre operadores y el apoyo del Estado.
Al respeto Sonia Agnese señaló que contar con marcos regulatorios abiertos a la competencia es fundamental para que los servicios crezcan, pero no se puede olvidar que en la región, alrededor del 10 por ciento de la población carece de conectividad, sobre todo en zonas rurales, mientras 30 por ciento, aún pudiéndose conectar, no lo hace por falta de recursos económicos o bien porque no sabe para qué puede servirle la conectividad.
En ese sentido, recordó que en muchas áreas, las empresas no encuentran casos de negocio viables y es donde el Estado debe intervenir a través de APP con los proveedores para que tenga sentido ofrecer el servicio y también propiciar la demanda entre los usuarios, es decir, influir en un círculo virtuoso del que no se puede descartar la alfabetización digital.
A su vez, Eduardo Tude coincidió con este criterio y señaló que en el caso de Brasil, uno de los factores que ha propiciado el despliegue de infraestructura ha sido el esquema conocido como “obligaciones de hacer”, es decir, obras físicas que los operadores están comprometidos a construir para dar conectividad cada vez a más zonas, a cambio de obtener concesiones para el uso del espectro radioeléctrico.
Si bien en los últimos años este esquema ha dado buenos resultados (tan es así que en 2024 todas las concesiones seguirán este criterio), también es cierto que aún hay lugares de Brasil al que no han llegado las telecomunicaciones y citó el caso de dos ciudades en la frontera con Perú y Bolivia, cada una de 60 mil habitantes, donde no hay conectividad y por lo tanto, ni siquiera las municipalidades pueden conectarse con el Estado Nacional por vía digital.
En su oportunidad, Edwin Estrada, al hablar del caso de Costa Rica, señaló que como en el resto de la región, el país transitó del monopolio de Estado en las telecomunicaciones a un esquema de competencia abierta.
“Costa Rica tuvo la ventaja de ser el último en hacerlo (en 2008), lo que permitió mirar las regulaciones de otros países y evitar errores que resultaron caros” y por eso se logró un esquema de competencia que ha sido positivo, incluyendo la creación de un Fondo de acceso y servicio universal”, para cerrar brechas de acceso y que está protegido constitucionalmente para evitar que el político en turno le meta la mano”.
Además, se creó una Ley de Convergencia, se cuenta con un regulador independiente con herramientas suficientes para garantizar una competencia y se aprobaron principios generales para propiciar el despliegue.
Con todo, en Costa Rica todavía hace falta darle mayor impulso a las telecomunicaciones, lo cual se ha retrasado, entre otras cosas, porque gran parte de la industria no tiene clara la necesidad de la transformación digital.
CON INFORMACIÓN CONSUMO TIC