Laboral

Esa enfermedad llamada neoliberalismo y su embestida contra los derechos laborales en México

En junio de 2020 un obrero regiomontano gritó desde un camión: “Los obreros movemos a México”.

El grito, mientras enseñaba su músculo por la ventana, se quedó grabado en la memoria de todo el país, uno donde el 10 por ciento más rico de la población gana 30 veces más que el 50 por ciento del más pobre.

Todos nos sentimos identificados, o al menos todos quienes nos asumimos como clase trabajadora y que con nuestra fuerza de trabajo (la vida misma) hacemos que este país camine.

Pero, mientras hacemos que México se mueva, paradójicamente muchos de nosotros estamos desorganizados, o representados por sindicatos charros, blancos o patronales, que negocian prebendas y favores con nuestros derechos.

¿En qué momento de la historia se perdió eso que tanto les costó a los obreros de Cananea y Río Blanco? ¿En qué momento los sindicatos se convirtieron en base del poder político y económico de los empresarios y sus representantes en el gobierno? ¿Tenemos que luchar por ellos?

Esta es una breve radiografía del sindicalismo mexicano, contada por uno de sus constructores, el abogado laboralista José Luis González Godínez, integrante del Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (CILAS).

Mirar al pasado

El 3 de septiembre de 1910, a unos días de que estallara la Revolución Mexicana, el anarquista Ricardo Flores Magón escribiría un artículo en su periódico Regeneración:

«Proletarios: tened presente que vaís al nervio de la revolución; id a ella, no como el ganado que se lleva al matadero, sino como los hombres conscientes de todos sus derechos. Id a la lucha; tocad resueltamente a las puertas de la epopeya; la gloria os espera impaciente de que no hayáis hecho pedazos todavía vuestras cadenas en el cráneo de vuestros verdugos». 

Recordando este episodio, José Luis y yo comenzamos la entrevista.

–Podemos hablar de que la organización de los trabajadores en México es muy vieja, casi desde la Colonia, pero ¿cuál crees que es el punto de partida del sindicalismo contemporáneo en México? 

–El sindicalismo nace a partir de Revolución Industrial en Inglaterra. Es decir, en el momento de la transición entre el sistema feudal y propiamente la industrialización, el capitalismo, y la necesidad en la clase trabajadora de organizarse para replantearse estas nuevas formas de trabajo. 

«En México, el referente de los primeros procesos organizativos de los trabajadores, más allá del mutualismo o el cooperativismo, está en los postulados de Ricardo Flores Magón, como lo demuestran los movimientos obreros de Cananea y Río Blanco a principios del siglo XX».

«Esto marcó, inclusive, las bases ideológicas del movimiento revolucionario de 1910, donde aunque la participación de los trabajadores no fue muy notoria, sí fue muy importante, tanto que plasmaron muchas de sus banderas de lucha finalmente en la Constitución de 1917, concretamente en el artículo 123 con tres conquistas: la jornada laboral; las prestaciones y vacaciones, y el derecho a la organización de los trabajadores, que es donde surge, ya formalmente, el establecimiento de los sindicatos y las centrales de trabajadores. 

«De ahí, primero nace la Casa del Obrero Mundial, y después centrales como la CTM y la CROM. Este periodo lo calificamos como el de un sindicalismo oficial post revolucionario, en donde casi era un requisito la afiliación masiva colectiva de las organizaciones sindicales al partido oficial, al partido de la revolución, que ahora es el PRI. 

«Ahí nace la etapa de lo que conocimos como el sindicalismo corporativo, que sirvió para impulsar y sostener las estructuras políticas de los gobiernos. Todo, desde los apoyos que se daban desde las instituciones gubernamentales a las organizaciones sindicales, mismos que generaron componendas o acuerdos políticos que finalmente derivaron en una relación muy viciada». 

Los años de la guerra, y la ruptura 

En mayo de 1962, Encarnación Pérez Gaytán, desde una cárcel del Distrito Federal, publicó una respuesta a una serie de declaraciones de Vicente Lombardo Toledano, en ese entonces dirigente de la Central de Trabajadores de México e ideólogo del Partido Popular Socialista. 

Pérez Gaytán, quien fuera tercer secretario del Comité Central del Partido Comunista y activo militante en el sindicato ferrocarrilero en épocas de Valentín Campa y Demetrio Vallejo, criticaba las denotaciones que Toledano hizo hacia el Partido Comunista durante un seminario sobre el movimiento obrero en México.

La declaración de Lombardo fue la siguiente: “En México hay tres agrupaciones que han adoptado el marxismo-leninismo: el Partido Popular Socialista, Partido Comunista Mexicano y el Partido Obrero Campesino. Pero hasta este momento no han llegado a la unidad, porque el Partido Comunista dice ser el propietario único del marxismo-leninismo, y acusa a los otros de no poder, sin su consentimiento, utilizar la filosofía marxista-leninista”.

La respuesta de Gaytán, preso por las movilizaciones de los ferrocarrileros, reflejaban un nivel de debate entre los movimientos obreros que se disputaban la dirección de la clase trabajadora en el país, la cual se debatía entre seguir al gobierno, o construir centrales autónomas.

Gaytán contestó: “La apreciación de las diferencias entre ambas (posturas), únicamente será posible analizando los hechos tal como han sucedido, examinándolos de un modo materialista y no idealista (…). ¿Cómo es posible que Vicente Lombardo Toledano se lance contra reformistas y oportunistas si él ha sido durante toda su vida exponente destacado e ideólogo consumado del oportunismo y del reformismo en el movimiento obrero mexicano?”.

Volvemos a la entrevista con José Luis.

–¿Entonces el sindicalismo en México, después de Magón, siempre ha estado cargado al oficialismo? 

–No, pero hay que reconocer que esa época fue de un sindicalismo corporativista, con personajes y dirigentes muy importantes como Lombardo Toledano o Fidel Velázquez. Personajes que, inclusive, influían mucho para poner y quitar gobernantes, hasta al Presidente de la República. 

«Hay que entender el periodo, la primera y segunda guerra mundial, el petróleo, hicieron que en ese momento hubiera cierta estabilidad económica porque las condiciones del país se prestaban para eso. Las conquistas laborales daban para que los trabajadores estuvieran más o menos satisfechos. Por ejemplo, fueron mejorando la jornada de trabajo, el salario, las prestaciones, se generaron instituciones a favor de los trabajadores y de los sindicatos, como el Seguro Social o el Infonavit. 

«Fue una época que le brindó beneficios a la clase trabajadora, y también, donde desde la clase trabajadora también se generaron beneficios hacia el sistema. Hay que recordar, por ejemplo, cómo se generó la expropiación petrolera: fue a partir de un conflicto laboral que presionó a las empresa extranjeras el pago de prestaciones, y que derivó en la decisión de la expropiación. 

«El sindicalismo fue evolucionando, y después de la bonanza se dan movimientos que empiezan a romper con esta dinámica del corporativismo. Movimientos que recuperan la base ideológica sindicalista: el proyecto socialista. Aquí son muy importantes los ferrocarrileros, los electricistas, los médicos, el magisterio, todo lo que confluyó junto al movimiento estudiantil en 1968, y que también los reprimieron».

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