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La narrativa de AMLO “estimula a los gobiernos progresistas” de América Latina

El 31 de diciembre, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, felicitó a México con motivo de la inauguración del segundo tramo del Tren Maya, el megaproyecto de infraestructura más ambicioso del presidente mexicano, pero también uno de los más polémicos en la historia contemporánea del país latinoamericano, con más de 20 amparos y juicios en proceso que buscaban detener la construcción de la línea ferroviaria que conectará las principales ciudades de la Península de Yucatán a través de reservas de la biósfera amenazadas por la tala ilegal y el tráfico de especies, entre otras problemáticas.

“Después de que los yupis neoliberales acabaron la red férrea de México como en Colombia, el ejército de México por orden del gobierno de [Andrés] Manuel López Obrador construyó este tren en su mayor zona turística: la zona maya”, escribió en X (antes Twitter) el líder de Colombia Humana.

El mandatario sudamericano aprovechó para informar que ordenó al Ejército colombiano que construya una línea férrea entre los municipios de Villavicencio y Puerto Gaitán, “para abrir la altillanura a la producción de alimentos”.

“En Puerto Gaitán, el río Meta es navegable y por el Orinoco se llega al mar. La producción de Bogotá y los llanos también pueden salir al mar por aquí”, añadió.

Si bien desde su campaña presidencial el mandatario colombiano hizo público su deseo de apostar por el transporte férreo —al que considera la mejor alternativa ante la crisis climática— no fue hasta noviembre del año pasado que mencionó que las Fuerzas Armadas podían hacerse cargo de la construcción de una obra de esa envergadura, especialmente en los lugares en los que es difícil incorporar al sector privado.

Modelos de integración latinoamericana

Para el escritor argentino Federico Bonasso pensar en la influencia de Andrés Manuel López Obrador —que desde que llegó al poder en 2018 defendió que “la mejor política exterior es la interior”— en Gustavo Petro y en la región implica, en primer lugar, reflexionar sobre los modelos de integración latinoamericana y, en segundo, los elementos que un estilo de gobernar pueden aportar a otros gobernantes.

Respecto a lo primero, una de las propuestas más significativas de AMLO, consideró Bonasso, es la de crear un bloque regional semejante a la Unión Europea y sustituir a la Organización de los Estados Americanos (OEA) por un organismo autónomo y no lacayo de ninguna potencia.

“A través de una visión de integración mucho más bolivariana, por resumir en un solo término una serie de ideas, a veces más ideales que concretas, México se propondría alejarse un poquito de la OEA para darle más peso a ese otro organismo, esa otra comunidad latinoamericana que es la CELAC”, analizó en entrevista con Sputnik el autor del Diario negro de Buenos Aires y quien llegó a México porque su familia fue exiliada durante la dictadura cívico-militar de Jorge Videla. 

Durante su alocución en el foro de cancilleres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), el jefe de Estado mexicano habló de su visión de una América Latina unida ante los conflictos contemporáneos del mundo, especialmente la disputa China-EEUU. “La propuesta es, ni más ni menos, construir algo semejante a la UE, pero apegado a nuestra historia, a nuestra realidad y a nuestras identidades: en ese espíritu, no debe descartarse la sustitución de la OEApor un organismo verdaderamente autónomo, no lacayo de nadie, sino mediador a petición y aceptación de las partes en conflicto, en asuntos de derechos humanos y de democracia”, dijo entonces López Obrador, al tiempo que recalcó que México puede ayudar con su experiencia de integración económica en Norteamérica.

Otra iniciativa interesante de López Obrador, señaló el escritor, en relación con la integración regional, es la Alianza de Países de América Latina y el Caribe contra la Inflación, a través de la que 11 países de la región —Argentina, Belice, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Honduras, México, Venezuela y San Vicente y las Granadinas— acordaron medidas para disminuir la inflación provocada por la pandemia y los conflictos globales.

“Preocupado por el tema del golpe inflacionario mundial, López Obrador tuvo la iniciativa de reunir a la comunidad latinoamericana para generar intercambios comerciales más expeditos, mover aranceles, generar la exportación e importación de productos básicos y alimentarios que permitan, en este modelo económico, resolver, atacar, moderar, el gran problema de la inflación”, recordó Bonasso.

Lo anterior, sugirió el experto, abrió un camino que genera cierta esperanza de integración puesto que, en ocasiones, un problema muy concreto consigue impulsar la cooperación entre las naciones mucho más que los ideales o las propuestas que, al menos hasta ahora, no se han llevado a cabo con demasiado éxito en Latinoamérica.

‘La Mañanera’, un ámbito de gran influencia 

Uno de los ámbitos de mayor influencia de López Obrador, a decir de Bonasso, es el comunicacional, fincado especialmente sobre la conferencia matutina del mandatario conocida popularmente como la mañanera.

Al respecto, analizó que, así como los expresidentes de Ecuador y Venezuela, Rafael Correa y Hugo Chávez, respectivamente, comprendieron que también estaban librando una batalla política en el terreno de la comunicación, en donde los medios corporativos tienen una influencia brutal sobre los procesos democráticos y no tan democráticos, como el lawfare, el presidente Andrés Manuel entendió que montar mecanismos de comunicación que resistan a esa propaganda disfrazada de información es un asunto estratégico fundamental.

Sin embargo, a diferencia del Aló presidente de Hugo Chávez o las sabatinas de Correa, la Mañanera tiene un formato muy diferente, precisó el escritor.

“La mañanera tiene una virtud particular, que es el permiso que da López Obrador al periodismo de cuestionarlo, increparlo, y que eso salga reproducido de manera masiva, es decir, le da oportunidad tanto a sus rivales políticos —que muchas veces envían preguntas decididamente agresivas— o a un periodismo que está cumpliendo con su trabajo, les da la oportunidad de cuestionar la gestión política”, observó Bonasso.

Y agregó: “No siempre ha salido bien librado, la mayoría de las veces sí, pero hay casos donde se lo ha cuestionado mucho y el presidente ha tenido que retroceder, reconocer o tomar medidas ante las críticas que ha recibido en la mañanera“.

Por consiguiente, Bonasso consideró que esa cualidad bilateral de la conferencia matutina de López Obrador le otorga mucha legitimidad al mandatario —que fue hijo político del poeta y comunista tabasqueño Carlos Pellicer— y al propio ejercicio de comunicación. “Yo creo que es un esquema que va a intentar ser copiado, imitado, por otros presidentes latinoamericanos en el futuro”, señaló.

El vínculo mexicano con EEUU es ineludible

Con todo, el también columnista señaló que a pesar de que López Obrador mira hacia el sur con cierto cariño, la realidad es que ejerce poca inversión de recursos diplomáticos para concretar sus propuestas, porque “México está casado económica e inevitablemente con Estados Unidos”.

Es decir, el principal socio comercial del país latinoamericano, a diferencia de lo que pasa con otros países de la región, consideró Bonasso, define la política exterior y López Obrador decidió apostar por esa relación porque entiende que, en términos políticos, desafiar a su vecino del norte sería “un acto suicida”.

“En estos momentos, con la situación fronteriza, política, económica tan fuerte entre México y Estados Unidos parecería un acto suicida [tomar distancia], uno puede entender las razones diplomáticas, geopolíticas del casamiento, el matrimonio con Estados Unidos”, señaló.

No obstante, reconoció que, a lo largo de este sexenio, algunas declaraciones de Andrés Manuel López Obrador desafiaron la hegemonía política estadounidense y clamaron por una integración latinoamericana. Casos concretos son el apoyo inquebrantable a Cuba, a Venezuela o el asilo político a Evo Morales durante su destitución como presidente de Bolivia, acciones que “marcan un intento soberanista mexicano (…) en el sentido de regir su propia política exterior en contra del intereses del poderoso vecino del norte”.

“[Lo anterior] con la intención también de favorecer, fortalecer, estimular los gobiernos progresistas en la región e intentar, de manera diplomática, ejercer una resistencia al advenimiento de gobiernos (…), cuando pasan a la derecha, cada vez de corte más radical”, finalizó.

CON INFORMACIÓN VÍA RT-NOVOSTI

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