Eduardo Torres Arroyo
Recientemente la 4T ha propuesto varios cambios constitucionales y ha dejado en el escenario electoral un Plan “C” con los que se pretende darle al país una estructura jurídica que corresponda a los nuevos tiempos, que ya no responden al mundo neoliberal que está en plena decadencia. El marco jurídico del neoliberalismo, se organiza en base a complejas estructuras jurídicas que se crean y se mantienen en forma de red, diseñados no de manera jerárquica a partir de la constitución, para defender a los poderosos por encima del Estado-nación y del pueblo mexicano. Para la oposición, defensora de ese modelo, los cambios propuestos por la 4T sólo significan una forma de control político totalitario, ya que imposibilitado estructuralmente de poder entender los cambios producidos por la rebelión de 2018 y los que suceden en el mundo, lo que no les permite calificar de otra manera la necesidad de una revolución jurídica que defienda el Estado-nación y le regrese al ordenamiento jurídico el papel que le corresponde, es decir, proteger a los débiles de los poderosos.
Ante la posibilidad de que el proyecto de la 4T continúe seis años más y de que el Plan “C” se pueda concretar para someter al poder judicial a un proceso democrático o en su defecto de limpiarlo, la ministra Norma Piña, sin la participación del resto de cuerpo del poder judicial, ha creado una disputa ficticia dentro de ese poder pervirtiendo su vocación contramayoritaria, para definir el futuro y la autonomía de la SCJN. En esa medida, realizó una acusación contra el ministro en retiro Arturo Saldívar apoyada en una denuncia anónima, sin pruebas, apuntalada fundamentalmente en los medios de comunicación que la difundieron masivamente. Es más, dentro del texto de la acusación se reconoce que no tiene un marco normativo para juzgar al acusado, es decir, que el Consejo de la Judicatura carece de competencia en este caso. Este proceder nos indica que es un caso político para desprestigiar y debilitar al encargado de la reforma judicial que propone la 4T para el siguiente sexenio. El que se revele esa disputa en medio del proceso electoral termina por darle armas a la 4T en beneficio de su proyecto de reforma del poder judicial, en tanto que, está haciendo un uso político de las instituciones.
En medio del proceso electoral ante la propuesta de reducir el número de escaños, la oposición defiende la pluralidad en el congreso. Se apoyan en la idea de que ésta es hija del movimiento del 68, donde emergieron nuevos partidos y asociaciones civiles, al tiempo que se rompió el formato de partido hegemónico encuadrado en una sola ideología y la incorporación al mundo electoral de corrientes hasta entonces marginadas. Sin embargo, no consideran o ignoran que este modelo hijo del 68 se modificó al inicio del neoliberalismo y siguió otras reglas. Se creó un organismo electoral autónomo acorde a la nueva realidad neoliberal globalizadora, al que le siguió, años después, un tribunal lectoral, organismos que actuaban sin la injerencia de Estado. Con ese modelo se realizó la elección de 1988 a la que consideran la primera elección realmente competida, pero ocultan el gran fraude electoral que permitió la consolidación neoliberal en nuestro país, que se cerró con la quema de las boletas electorales. Esa pluralidad marcada por el fraude se repite en 2006, cuando también se consolida la creación del bipartidismo y la intervención abierta de las clases dominantes, los poderes fácticos. Ese modelo democrático neoliberal es defendido ahora por la oposición, ante lo que consideran, de manera negativa, la pretensión de la 4T de borrarla y revertirla.
La incorporación al mundo electoral de corrientes que estaban marginadas, llevó a la democracia neoliberal a una perversión política, pues la convirtió en una manera de control político y simulación democrática en el Congreso de la Unión. Los partidos políticos, en el marco de la supuesta pluralidad, privilegian a sus candidatos plurinominales para ocupar curules y puestos principales, sin haber pasado directamente por la aprobación democrática. Cierto que son legales pues existen fórmulas establecidas en la ley que lo permiten de acuerdo a la votación recibida por los partidos, pero no por los candidatos que ni siquiera hacen campaña. Esto el día de hoy no deja de ser una distorsión a la democracia pues ya no responde al momento actual. Además de ser costoso para el país, es claro que ahora ya no se necesita ese modelo pues las minorías partidistas políticas y sociales pueden acceder libremente a las representaciones parlamentarias sin la necesidad de la proporcionalidad. La pluralidad se puede mantener ajustando el número de diputados y senadores que la votación determinará, por lo que no es válido el alegato de que lo que busca la 4T es destruirla.
En 2007 se hizo una reforma electoral obligada por el fraude de 2006 para responder a la presunta inequidad de la contienda electoral e impedir intervenir en las elecciones a funcionarios con publicidad electoral y al gobierno con propaganda oficial. Ante la dura derrota sufrida en 2018 y la forma optada por el gobierno para comunicarse con el pueblo, la oposición encontró, como forma de justificación, que desde que llegó al poder el presidente ha estado en campaña electoral. Aseguran que esto se acentuó desde julio de 2021 cuando se determinó adelantar el proceso electoral al promover a los candidatos de Morena y orientar el proceso interno y en 2022 fue más marcada su intervención cuando se inició una campaña abierta por de la candidatura presidencial. Todo esto da para la oposición elementos para poner en duda la validez de los comicios del 2024. Su conclusión es que se está violando abiertamente la constitución, mientras el presidente López Obrador se defiende con el argumento de es el uso de su libertad de expresión.
En ese alegato de posible invalidez de los próximos comicios, la oposición ha metido la ayuda social que se entrega directamente a los beneficiarios, esto es, sin ningún intermediario. Por principio, se duda que se ayude a los pobres, más bien se inclinan por llamar a esos beneficiarios como la base clientelar del gobierno. Por ello, han hecho un reclamo ante el INE a favor del voto libre y en secrecía, pues consideran que las ayudas sociales están condicionando el voto. Erróneamente la oposición continúa pensando que el votar por la 4T no es porque de verdad así lo desee la gente, sino porque tiene temor a perder las ayudas sociales, dado que el pueblo no tiene capacidad para decidir por sí mismo. Más aún, argumentan que hay que decirle a la gente que el apoyo no procede de la presidencia, que es un derecho, por lo que pide al INE que todo ello lo publicite con el logo del INE.
Cuando se habla de que mantendrán los programas sociales, que son un derecho, que no los quitará en tanto que son constitucionales, es claro que se está siguiendo las reglas de la 4T. Aunque sea sólo parte del discurso de campaña, se está continuando el orden político establecido por Morena y sus partidos aliados. Si quieres ser elegido, si quieres tener influencia política en el proceso electoral de 2024 tienes que hablar en el idioma de la 4T. En ese escenario estamos viendo el camino final de la trilogía de partidos postrevolucionarios, el PRIANRD, pues ya no tienen la fuerza suficiente para redefinir el orden político que dominó a México por varias décadas. En realidad, se están resquebrajando. Esto, más la corrupción, la depresión económica del neoliberalismo iniciada en 2008 y la rebelión de 2018, es lo que ha permitido que la 4T se haya convertido en la corriente dominante y que la oposición tenga que hablar en su lenguaje para sobrevivir y poder competir.
Para la oposición el núcleo más peligroso para la democracia en la propuesta presidencial, además de eliminar las candidaturas plurinominales en el congreso, es prescindir los Órganos Constitucionales Autónomos (OCA´s). El poder sin contrapesos, alegan, se vuelve abusivo. Las posibilidades del disenso, control y argumentación quedan desplazadas por la condición mayoritaria de la 4T. Sin frenos y contrapesos, asegura la oposición, la ciudadanía quedará atrapada en las pensiones y dádivas provenientes de un poder que carece de condiciones materiales de revertir la pobreza. A lo largo de cinco años y meses se ha probado lo contrario, por lo que los problemas actuales no nos pueden llevar a suponer que las soluciones necesariamente deben pasan por mantener el poder del gobierno deconcentrado y agregar los controles autónomos supuestamente ciudadanos. Esto es claramente parte de un discurso neoliberal decadente.
Recientemente la directora del FMI, como parte de la estrategia neoliberal, se pronunció en su blog por la necesidad de reforzar la independencia de los bancos centrales para mantener la protección de la economía mundial, entiéndase la neoliberal. Expresó esto como una alerta en tanto que en muchos países habrá elecciones en este 2024 que pueden propiciar cambios. La directora del FMI se centró en independencia de los bancos centrales, pero bien podemos extender la alerta para todos los órganos autónomos que son un producto neoliberal, con los que se promueve institucionalizar su interés. Es claro que estos órganos autónomos desempeñan un papel destacado en la estrategia de desactivar la lucha de clases y el poder del Estado, por ello, estos órganos autónomos son indispensables para el neoliberalismo. Aun así, en nuestro país después del 2018, es poco probable volver a convencer a un gran sector del electorado de que estos órganos y la dura medicina que conllevan aplicada por el BM y el FMI, sean parte del interés común.
No deja de ser interesante que las propuestas planteadas por el presidente el 5 de febrero de 2024, la oposición las considere una trampa para seguir haciendo propaganda, dado que piensan que no tiene la mayoría en el Congreso de la Unión para hacer los cambios y, por tanto, las presuponen parte de un programa político que califican como batiburrillo incoherente que muestra el embrollo mental en el que se encuentra el presidente. Sin embargo, aún considerando esas condiciones mentales, afirman que nos lleva a un régimen totalitario; más aún, no les extrañaría que, con ese mínimo estado mental, se le ocurrieran otras formas de intervenir en el proceso electoral, además de usar a las mañaneras. Esta manera de pensar, nos da a entender que López Obrador se mantiene en la delantera, que no tienen otra manera de contrarrestarlo que usar calificativos negativos y que están perdidos en el proceso electoral de 2024.