El siguiente debate en torno a la reducción de la jornada laboral no será si se debe o no aprobar la reforma, el enfoque en las próximas semanas será sobre cómo construir un régimen de transición para avanzar con la reforma, afirma el diputado Manuel Baldenebro (Morena), presidente de la Comisión de Trabajo y Previsión Social de la Cámara de Diputados.
“Lo que se ha planteado en los foros es que la reducción es justa y es necesaria. Lo que vamos a exponer en el pleno es cómo será la implementación y buscar la manera en la que se avance. Hay condiciones, pero tenemos que ponernos de acuerdo”, dice el legislador en conversación con El Economista.
Aunque el dictamen ya fue aprobado en la Comisión de Puntos Constitucionales, Manuel Baldenebro explica que el proyecto todavía se puede modificar en la discusión en el pleno cameral para incorporar un régimen de transición que permita una implementación gradual y flexible.
“El dictamen está en la comisión, pero todavía no está en la mesa la modificación de leyes secundarias. Lo que yo visualizo, pero no es un hecho, es que en la reforma constitucional se indique que iniciará el proceso de reducción de jornada laboral y establecer un tiempo para hacerla realidad, y el cómo y los puntos finos, definirlos en las leyes secundarias, e iniciar el estudio de cómo se hará el proceso por sectores, el tamaño de las empresas. Eso es lo que considero que son los pasos a seguir”, expone el diputado federal.
Esta semana concluyen los foros de Parlamento Abierto que convocó la Cámara de Diputados. En estos espacios, especialistas, representantes sindicales y empresariales, compartieron sus puntos de vista en torno al proyecto que busca establecer en la Constitución una jornada laboral de cinco días de trabajo y dos de descanso, lo que se traduciría en una disminución de 48 a 40 horas en el límite legal por semana.
Durante los foros, el sector empresarial solicitó un diálogo social para construir una transición gradual, esto para darle tiempo a las empresas de planificar y evitar impactos negativos. Mientras tanto, especialistas, representantes sindicales y organismos internacionales, puntualizaron la importancia de la reforma y los beneficios que tendría tanto para la salud de las personas como para la productividad de las compañías, entre otros aspectos.
Para el morenista Manuel Baldenebro, lo ideal es que el dictamen que se apruebe en el pleno de la Cámara de Diputados ya cuente con un avance en el régimen transición. “Es similar a lo que ocurrió con la gran modificación que se hizo a la Ley Federal del Trabajo en 2019, los puntos constitucionales ya se habían abordado en 2017. En el 2019 nosotros le pusimos las ‘comas y los puntos’ en las leyes secundarias. Podemos avanzar grandemente en lo constitucional y meternos al proceso de la implementación”, comenta el legislador.
En este sentido, el presidente de la Comisión de Trabajo de la Cámara Baja, puntualiza que el régimen de transición que se debatirá tiene como propósito garantizar una implementación exitosa, no una medida en contra de los trabajadores. “Queremos proteger a los trabajadores y el buen desarrollo de las empresas, no dañar a nadie”.
“Hay que buscar el cómo sí y correr el lápiz quienes vamos a tomar las decisiones y fundamentar en la ley el cómo se tiene que dar. Como se le he dicho a los representantes de las empresas: que nos digan cómo podemos ir construyendo. Necesitamos que las empresas sigan adelante, porque si cierran, terminamos haciéndole un daño al trabajador y no queremos que eso pase, queremos que progrese. Tenemos que buscar un punto medio para seguir avanzando”, señala.
Manuel Baldenebro subraya que el camino para reducir la jornada laboral ya comenzó y no se va a detener por el análisis de un régimen de transición. “Los cambios no son de golpe, porque haces temblar todo. Soy mediador, no defiendo a los empresarios, tampoco los quiero tronar, se trata de cómo sí construir entre todos”.
Un proceso más que un suceso
“Lo importante es que la reforma de la jornada laboral sea más un proceso que un suceso”, expresó Mario López Roldán, director del Centro de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) en México para América Latina. Quien puntualizó que México ocupa los primeros lugares en horas de trabajo y desequilibrio entre la vida laboral y personal, por lo que la reducción del límite en el tiempo de trabajo es una medida necesaria.
Aunque el representante de la OCDE pidió que la gradualidad y la flexibilidad no sean un pretexto para posponer la reforma, reconoció que ambos elementos son parte de las disminuciones de jornadas que han tenido éxito en otros países.
“La OCDE está muy preocupada por el estado de los trabajadores en México. En diferentes direcciones se está cobrando más atención en este tema. Nos preocupa hablar de un sector fundido, con graves obstáculos para aumentar su capacidad de productividad”, expuso.
En Latinoamérica, Chile y Colombia son economías que recientemente redujeron su jornada laboral. Pero no son el único caso, Ecuador estableció desde 1997 un límite legal de 40 horas laborales por semana, se le considera el pionero de la región en esta materia.
La experiencia internacional se ha mencionado constantemente durante los foros de Parlamento Abierto para argumentar la importancia de avanzar en la reforma, pero con una implementación gradual.
Con Información de El Economista